Cuando, a mediados del año pasado se anunció el seminario que se realizó recientemente acá en Santiago, en el que se reunirían algunos de los más destacados psicólogos, lingüistas, antropólogos y filósofos contemporáneos a celebrar el bicentenario de Darwin, debo confesar que tuve sentimientos encontrados.

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Por un lado, sentí un enorme regocijo de contemplar la posibilidad de ver con mis propios ojos a investigadores que con mis amigos veníamos siguiendo desde hacía años. Pero por otro lado, tuve algunas sospechas respecto a las motivaciones de fondo para realizar el el evento… o específicamente, sobre quienes lo organizaban. Pensé en lo acomodaticias que eran las ideas de Darwin para los sectores tradicionales de la derecha conservadora, y llegué a pensar que se trataba de una especie de lavado de imagen, en el que el Emperador se vestiría con nuevas ropas: las ropas de la ciencia, de la intelectualidad. Que el objetivo era justificar las prácticas que tienen a nuestro mundo sumido en la desigualdad. El “Darwinismo vulgar”, esa interpretación errada de las ideas sobre la evolución (o mas bien esa conflación entre “el mas apto” y “el mejor o más fuerte”) y la aplicación de estas interpretaciones en economía y en política, es lo que muchos autores llaman la “mancha moral del Darwinismo”. Fue el Darwinismo Social el responsable de satanización del pensamiento evolucionista, por casi 50 años, el cual re-emergió en el seno de la Ciencia Cognitiva gracias al trabajo de investigadores como Leda Cosmides y John Tooby, y en términos de divulgación popular, gracias al trabajo de Richard Dawkins.

Es un lugar común por estos días el plantear, en términos simplistas, que en la historia han existido tres grandes materialismos: el materialismo histórico de Marx, el materialismo psicológico de Freud, y el materialismo biológico de Darwin. Los tres fueron controvertidos en su época, y los tres tuvieron grandes repercusiones en la historia del mundo occidental. Pero hay algo que separa a Darwin de Marx y de Freud: de los tres, Darwin fué el único científico, en el sentido pleno de la palabra.

Darwin, a diferencia de sus intérpretes, fué extraordinariamente cuidadoso en no cometer lo que con el tiempo se llamaría la Falacia Naturalista, identificada por G. E. Moore en su Principia Ethica (1903): el tránsito entre la descripción de las cosas a la prescripción del cómo las cosas deben ser basándose en esta descripción. La Ciencia predice, permite entender como funcionan las cosas, permite describir los fenómenos, pero no dice como estos deben ser: hacer tal tipo de inferencia equivale a tratar de imponer nuestra voluntad sobre la realidad en vez de entenderla tal como es. Buena parte del pesimismo epistemológico que caracteriza al siglo XX se deriva de las atrocidades cometidas en el nombre de la ciencia.

Daniel Dennett, uno de los conferencistas que tuvimos el honor de ver en el seminario, plantea que en la descripción y la predicción científica de la conducta de un objeto, podemos usar distintos niveles de abstracción. En principio, mientras mas concreto sea el nivel, mas precisas serán las predicciones. Por el contrario, mientras mas abstracto sea el nivel, más es lo que se puede abarcar. En este orden (de concreto a abstracto), según Dennett existen 3 niveles de explicación:

  • El Nivel Físico: el nivel de la física y la química. En este nivel, los conceptos claves son los de masa, energía, átomos, moléculas, composición química, etc. Por ejemplo, cuando calculamos la trayectoria de un proyectil, anticipamos el resultado de una reacción entre dos sustancias, o explicamos el funcionamiento de un transistor.
  • El Nivel del Diseño: el nivel de la biología y la Ingeniería. En este nivel los conceptos clave son los de propósito, diseño, función, etc. Por ejemplo, cuando describimos el funcionamiento de un termostato, el diseño de un microchip, o cuando explicamos el vuelo de las aves en términos del diseño natural que permite esta habilidad.
  • El Nivel Intencional: el nivel del software o de las mentes. En este nivel, hablamos de deseos, intenciones, y creencias. Por ejemplo, cuando decimos que un programa “recuerda” las configuraciones del usuario, que un ave volará porque “sabe” que se acerca un depredador, o que una persona “cree” que, si se quiere tener éxito, hay que esforzarse.

En nuestro tiempo, tenemos mejores teorías (en estos tres niveles mencionados) que en ningún otro momento de la historia respecto a la naturaleza humana. Pero ninguna de estas teorías debiera ser vista como una verdad absoluta, ni como una justificación del status quo. Ver a las teorías de ese modo no es mas que un dogmatismo y un oportunismo velado, disfrazado de ciencia.

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Estamos conscientes del hecho que, en un nivel superficial de análisis, es muy fácil confundir y revolver las cosas, metiendo a las teorías, a los teóricos y a quienes dicen operar de acuerdo a estas teorías en el mismo saco.  Como Terceristas, tenemos claro que el superar los sesgos originados en la incomprensión y el prejuicio es fundamental para lograr una genuina aceptación mutua entre lo que metafóricamente llamamos la “Derecha Científica” y la “Izquierda Humanista”.

En un post anterior, nos definimos como “Izquierdistas Darwinianos”. Creo que este breve texto de Peter Singer, quien acuñó el concepto, es ilustrativo de esta propuesta. Les invitamos a leer esta traducción, y les recordamos que este espacio no sólo es un espacio de divulgación, sino que esencialmente es un espacio de discusión. Esperamos sus comentarios e ideas.

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Una Izquierda Darwiniana para Hoy y para Más Allá

por Peter Singer

Extraído de “Una Izquierda Darwiniana: Política, Evolución, y Cooperación.” New Haven, 1999, pp. 60-63.

Este breve libro ha sido un esbozo de las formas en las que una Izquierda Darwiniana sería diferente con respecto a la Izquierda Tradicional que hemos conocido durante los últimos 200 años. Para cerrar, debo reunir de forma puntual algunas de las características que creo que distinguirían a una Izquierda Darwiniana de las versiones previas de la Izquierda, tanto la Vieja como la Nueva; estas son las características que yo pienso que una Izquierda Darwiniana debería abrazar hoy. Entonces echaré una mirada a prospectos más distantes.

Una Izquierda Darwiniana no debe:

  • Negar la existencia de una naturaleza humana, ni insistir que esta naturaleza humana es inherentemente buena, ni que es infinitamente maleable
  • Esperar terminar con todo conflicto y pugna entre los seres humanos, ya sea a través de revoluciones políticas, cambios sociales o una mejor educación
  • Asumir que todas las desigualdades se deben a la discriminación, prejuicios, opresión o condicionamiento social. Algunas desigualdades se deben a ello, pero no se puede asumir esto en cada caso

Una Izquierda Darwiniana debiera:

  • Aceptar que existe una cosa tal como la naturaleza humana, y debe buscar conocer más acerca de ella, para qué nuestras políticas puedan fundamentarse en la mejor evidencia disponible respecto al cómo somos los seres humanos
  • Rechazar cualquier tipo de inferencia desde lo que es “natural” a lo que es “correcto”
  • Esperar que, bajo distintos sistemas sociales y económicos, muchas personas actuaran competitivamente para mejorar su propio el status, obtener una posición de poder, y proteger sus propios intereses y los de sus pares cercanos
  • Esperar que, independientemente del sistema social o económico en el que vivan, la mayoría de las personas responderán positivamente a oportunidades genuinas de entrar en formas de cooperación mutuamente beneficiosas
  • Promover estructuras que promuevan la cooperación en vez de la competencia, e intentar conducir la competencia hacia fines socialmente deseables
  • Reconocer que la forma en que explotamos a los animales no humanos es un legado de un pasado pre darwiniano, que exageró la brecha entre los humanos y los otros animales, y por consiguiente trabajar por la obtención de un status moral más alto para los animales no humanos, y fomentar una visión menos antropocéntrica de nuestro dominio sobre la naturaleza
  • Representar los valores tradicionales de la Izquierda, poniéndose del lado de los pobres, los débiles y los oprimidos, pero pensando muy cuidadosamente respecto a quien cambios sociales y económicos realmente les beneficiarán

Desde cierto punto de vista, esta es una visión radicalmente desinflada de la Izquierda, con sus ideas utópicas siendo reemplazadas por una visión fría y realista respecto a lo que se puede lograr. Esto es, yo pienso, lo mejor que podemos hacer hoy, y aún así, es una visión mucho más optimista que la asumida por la Izquierda respecto al entendimiento darwiniano de la naturaleza humana.

Si tomamos una perspectiva de largo plazo, puede haber posibilidades de restaurar ambiciones de cambios de más largo alcance. Desconocemos el hasta qué punto nuestra capacidad de razonar pueda llevarnos mucho más allá de las restricciones darwinianas en el grado de altruismo que una sociedad pueda acoger. Somos seres racionales. En otros trabajos he propuesto que la razón es como una escaladora, en la medida que, una vez que empezamos a razonar, podemos vernos obligados a seguir la cadena de argumentos hacia una conclusión que no anticipamos cuando comenzamos. La razón nos provee de la capacidad de reconocer que cada uno de nosotros es simplemente un ser entre muchos otros,  los cuales tienen sus necesidades que les interesan, así como nuestras necesidades nos interesan a nosotros. ¿Podría esa intuición superar la fuerza de los otros elementos en nuestra naturaleza evolutiva que actúan en contra de la idea de una preocupación imparcial por todos nuestros compañeros humanos, o incluso mejor, por todos los seres conscientes?

Richard Dawkins, un defensor del pensamiento darwiniano, sostiene la posibilidad de “cultivar deliberadamente y fomentar el altruismo puro y desinteresado -algo que no tiene lugar en la naturaleza, algo que nunca ha existido en toda la historia del mundo”. Aunque “fuimos construidos como máquinas genéticas”, el nos dice que “tenemos el poder de volvernos en contra de nuestros creadores”. Hay una verdad importante en esto. Somos la primera generación en entender no sólo que hemos evolucionado, sino que también los mecanismos a través de los cuales hemos evolucionado y el cómo esta herencia evolutiva influye en nuestra conducta. En su épica obra La Fenomenología del Espíritu, Hegel retrataba la culminación de la historia como un estado de conocimiento absoluto, en el que la Mente se conoce a si misma tal como es, y que por esto logra su propia libertad. No tenemos que aceptar la Metafísica Hegeliana para ver que algo similar ha sucedido realmente en los últimos cincuenta años. Por primera vez desde que la vida emergió desde la “sopa primitiva”, existen seres que entienden el cómo llegaron a ser lo que son. A aquellos que temen añadirle más poder a los gobiernos y al stablishment científico, este hecho parece ser mas bien un peligro que una fuente de libertad. En un futuro mas distante del que podemos vislumbrar, puede resultar que este sea el prerequisito para un nuevo tipo de libertad.

(Fuente: http://www.utilitarian.net/singer/by/1999—-02.htm )

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lDaniel Dennett por su parte, plantea que en la descripción y la predicción de la conducta de un objeto, podemos usar distintos niveles de abstracción. En principio, mientras mas concreto sea el nivel, mas precisas serán las predicciones. Por el contrario, mientras mas abstracto sea el nivel, más es lo que se puede abarcar. En este orden (de concreto a abstracto), según Dennett existen 3 niveles de explicación:
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lEl Nivel Físico: el nivel de la física y la química. En este nivel, los conceptos claves son los de masa, energía, átomos, moléculas, composición química, etc. Por ejemplo, cuando calculamos la trayectoria de un proyectil, anticipamos el resultado de una reacción entre dos sustancias, o explicamos el funcionamiento de un transistor.
lEl Nivel del Diseño: el nivel de la biología y la Ingeniería. En este nivel los conceptos clave son los de propósito, diseño, función, etc. Por ejemplo, cuando describimos el funcionamiento de un termostato, el diseño de un microchip, o cuando explicamos el vuelo de las aves en términos del diseño natural que permite esta habilidad.
lEl Nivel Intencional: el nivel del software o de las mentes. En este nivel, hablamos de deseos, intenciones, y creencias. Por ejemplo, cuando decimos que un programa “recuerda” las configuraciones del usuario, que un ave volará porque “sabe” que se acerca un depredador, o que una persona “cree” que, si se quiere tener éxito, hay que esforzarse.