La escritura es muchas cosas: a) un procedimiento para poner por escrito el lenguaje verbal1,2, b) un mecanismo para transmitir mensajes3, c) una manera de crear mundos4,5, y por último d) un sistema para construir identidades6.

Esta última especificidad de la escritura no ha sido reconocida por los investigadores sino hasta hace un par de décadas, cuando los modelos teóricos de la producción escrita mutaron desde enfoques que se concentraban en el texto, hacia otros que se concentraban en los escritores7. En estos últimos enfoques, más que el producto de la escritura (el texto), lo que importaba era el proceso que seguía ella8,9,10: qué pasos secuenciados y recursivos llevaban a cabo los escritores cuando componían un texto.

Fue Peter Elbow, en los años setenta, el primero en reconocer que cuando leemos un texto no solamente nos enfrentamos a una serie de mensajes, ideas o mundos escritos, sino que además nos encontramos con el escritor mismo: la identidad del escritor, en unos textos más que en otros, se nos revela por medio de su escritura. Elbow denominó a este fenómeno la “voz” del texto, y ocupó esta metáfora porque, del mismo modo que reconocemos a una persona por su particular tono de voz cuando nos comunicamos oralmente, hay algo en la comunicación escrita que nos permite realizar la misma identificación.

No todos los textos poseen voz; difícilmente encontraremos voz en un formulario o en un informe técnico: la voz pervive especialmente en los textos que poseen algún carácter autobiográfico, tal como Elbow mismo descubrió trabajando con sus estudiantes de escritura. Hasta hace poco los escasos tipos textuales que se definían principalmente por la presencia en ellos de la voz se encontraban reducidos a las escrituras íntimas (diarios de vida, cartas) o profesionales de unos pocos especialistas de la escritura (memorias, crónicas, diarios de viajes). En todos estos textos, aparte de los contenidos conceptuales de los mismos, se articulaban identidades personales:

“Las nociones modernas de identidad la entienden como un concepto plural, socialmente definido y negociado por medio de las decisiones que los escritores realizan en sus discursos. Estas decisiones son en parte restringidas por las ideologías dominantes de la comunidad, y se encuentran, también en parte, abiertas a las interpretaciones que realizan los propios escritores de dichas restricciones como resultado de sus experiencias socioculturales personales. La identidad, de este modo, se refiere a: a) las varias personalidades que los escritores emplean en diferentes contextos, b) los procesos de afiliación a comunidades particulares, y c) las respuestas a las relaciones de poder en que los escritores se inscriben (…) El concepto de identidad se encuentra estrechamente relacionado con la noción de voz (…) La voz es una idea compleja con varios significados y connotaciones, pero, esencialmente se refiere a la escritura distintiva de los escritores, la huella individual que la escritora o el escritor expresa en su texto”7.

Fue en algún momento a mediados de los años noventa que los conceptos de voz, identidad y escritura convergieron globalizándose. Durante esa década, y a raíz de la masificación de Internet, se produjo un desarrollo progresivo de la comunicación personal escrita. Es cierto que antes de eso existía el género epistolar, pero solo con el advenimiento de las comunicaciones persona a persona globales, llegó el texto a ser un medio fundamental de comunicación personal.

La primera versión de este giro hacia la escritura fueron los chats (IRC, ICQ, Messenger), pero en ellos, la construcción de identidades por medio de la escritura se encontraba restringida por la volatilidad del medio. La identidad de la escritura, la voz, existía solamente durante el tiempo en el cual el escritor se encontraba en el ambiente de mensajería, una vez fuera de él, se desvanecía.

El surgimiento de los weblogs o blogs (ambientes no volátiles y situados de expresión personal, renovados periódicamente, con texto, imágenes, vínculos y bitácora, alojados en la WWW) vino a resolver el problema de generación de identidades por medio de la escritura que dejaban los sistemas en directo como el chat. En ellos se podían construir identidades más permanentes, y, lo que es más importante, abiertas a cualquier lector en cualquier momento o lugar.

Lo anterior generó  un fenómeno emergente, por medio de los blogs no solo se establecían identidades individuales, sino que el conjunto de blogs engendraba una comunidad global de identidades interconectadas (pues, una de las características de cualquier blog es el apuntar mediante vínculos a otros blogs): la blogósfera. No basta con responder por medio de la escritura a la pregunta “quién soy”, sino que también se debe responder a esta otra: “a qué grupo pertenezco”11. Se trata de lo que la tercera ola de estudios de la escritura denomina “comunidad discursiva”7,12,13.

Cómo interactúa la blogósfera con los individuos que participan en ella ha sido uno de los tópicos más investigados recientemente en los estudios acerca del universo de los blogs. Las herramientas para estos estudios han sido atraídas desde las teorías sobre cognición distribuida14, en especial desde los modelos de sistemas multiagente (Multi-Agent Systems, MAS15,16,17). Según estos modelos diversas actividades de agentes individuales se agregan para determinar un comportamiento colectivo global que es posible de describir en términos de sistema (un sistema dinámico).

Los primeros sistemas colectivos que se han investigado por medio de estas herramientas son los de las organizaciones animales, en especial las de los insectos sociales como las hormigas18,19, la propuesta es que el comportamiento colectivo sería un tipo específico de inteligencia denominado “inteligencia de enjambre” (swarm intelligence). La unidad básica para entender este comportamiento es la transmisión de información entre individuos -denominado procedimiento stigmérgico– y la manera como esa transmisión modifica las conductas de los mismos agregándose hasta determinar comportamientos globales del conjunto.

En una versión simplificada de este proceso, el modelo de la cultura20,21, cada individuo posee una serie de atributos o características que permiten determinar el grado de semejanza que pares de individuos guardan entre sí. Si la semejanza es alta es muy probable que se contagien determinadas tendencias, si es baja esa probabilidad desciende. Las unidades de contagio se denominan “memes“, que es justamente un término que surgió en estudios de cognición distribuida22, y que en los últimos años se propagó al universo de los blogs.

Dos iniciativas al interior de la Internet han intentado dar cuenta y explotar la transmisión por memes. La primera, más allá de la blogósfera, es el plugin (pequeño programa) para reproductores de música llamado audioscrobbler (www.last.fm). Audioscrobbler funciona mientras el usuario de un PC escucha música, el plugin registra la información de cada canción que un individuo reproduce y la envía a un servidor central que almacena todas las canciones que escucha cada individuo. El conjunto de canciones escuchadas por un individuo, así como los discos y los intérpretes de estas canciones, constituyen un perfil individual. El sistema a continuación compara el perfil del individuo con otros perfiles y, de acuerdo con esto, y por medio de una lógica transitiva bastante elemental, sugiere al individuo otras canciones o bandas que otras personas con perfiles similares a su vez escuchan. Los resultados son sumanente alentadores.

La segunda iniciativa habita en la blogósfera, se trata del proyecto conjunto del MIT y Wikipedia conocido como blogdex (www.blogdex.net, aunque en los últimos meses el servidor ha estado inactivo). Blogdex rastrea diariamente las publicaciones de millones de blogs en el mundo y determina los temas más contagiosos. Metafóricamente es como saber “qué está pensando la blogósfera“.

Por supuesto que sobre estas dinámicas de comportamiento colectivo algunos ya han intentado ejercer su influencia. Se sabe que existen transnacionales que han generado blogs individuales, donde no se menciona a las empresas, para integrarse en las diferentes comunidades discursivas que componen la blogósfera. Los resultados de estas operaciones no solo no sido exitosos, sino que recientes estudios con simulaciones, parecen demostrar que no pueden serlo: un modelamiento con MAS23, demostraró que una comunidad de comunidades, como la blogósfera, es practicamente insensible a intentos de influencia centralizados; la investigación es contemporánea al levantamiento de sitios web de contenidos centralizados, los portales, y su fracaso.

El universo de los blogs es solo la punta de lanza de una tendencia global en la Internet que claramente está orientada hacia la construcción colectiva de una comunidad global, y que puede encontrar en wikipedia.org, myspace.com o SoulSeek, así como en los programas de código abierto, otros buenos ejemplos. Esta comunidad no se encuentra diseñada, ni controlada desde un nivel central, sino que emerge desde el comportamiento colectivo y de las interacciones entre los miembros que la componen. Lo que diferencia a los blogs de sus proyectos hermanos es que en ellos, más que en ningún otro espacio, la escritura es el medio fundamental para la creación de las identidades individuales: la manera como, quizá de aquí en adelante, habitaremos y nos individuaremos al interior del enjambre de la globalidad.

Referencias:

1ONG, W. (1982/2002). Orality and Literacy. The Technologizing of the Word. London: Methuen. 2002.

2BLANCHE-BENVENISTE, C. (1998). Estudios lingüísticos sobre la relación entre oralidad y escritura. Barcelona: Gedisa.

3SHANNON, C. & W. WEAVER (1949). The Mathematical Theory of Communication. University of Illinois Press, Urbana.

4PETÖFI, J. & A. GARCÍA BERRIO (1978). Lingüística del texto y crítica literaria. Madrid: Comunicación.

5ALBALADEJO MAYORDOMO, T. (1986). Teoría de los mundos posibles y macroestructura narrativa: análisis de las novelas cortas de Clarín. Alicante : Secretariado de Publicaciones.

6ELBOW, P. (1998). Writing with Power: Techniques for Mastering the Writing Process. Oxford: Oxford University Press.

7HYLAND, K. (2002). Teaching and Researching Writing. London: Longman.

8FLOWER, L. & J. HAYES (1980). The dynamics of composing: Making plans and juggling constraints. En: GREGG, L. & E. STEINBERG (EDS.), Cognitive processes in writing. Hillsdale, NJ: Lawrence Erlbaum Associates. 31-50.

9BEREITER, C. & M. SCARDAMALIA (1987). The psychology of written composition. Hillsdale, NJ: Lawrence Erlbaum Associates.

10FLOWER, L. (1994). The construction of negotiated meaning: A social cognitive theory of writing. Carbondale: Southern Illinois University Press.

11LAMBERT, A. & A. CHASTEEN (1998). Social Cognition. En: BECHTEL, W. & G. GRAHAM (EDS.). A Companion to Cognitive Science. 306-313

12KENT, T. (1999). Post-Process Theory: Beyond the Writing-Process Paradigm. Carbondale, IL: SIU Press.

13SYVERSON, M. (1999). The Wealth of reality: An ecology of composition. Carbondale, IL: SIU Press.

14HUTCHINS, E. (1995). Cognition in the Wild. Cambridge, MA: MIT Press.

15WEISS, G. (1999). Multiagent Systems. A Modern Approach to Distributed Artificial Intelligence. Cambridge, MA: MIT Press.

16GONZÁLEZ, S. (2004). ¿Sociedades artificiales? Una introducción a la simulación social. Revista Internacional de Sociología, 39: 199-222.

17GOLDSTONE, R. & M. JANSSEN (2005). Computational models of collective behaviour. Trends in Cognitive Science 9(9): 424-430.

18HOFSTADTER, D. (1980/1989) Gödel, Escher, Bach: un Eterno y Grácil Bucle. Barelona: Tusquets. 1989.

19KENNEDY, J., EBERHART, R. & Y. SHI (2001). Swarm Intelligence. San Francisco: Morgan Kaufmann Publishers.

20AXELROD, R. (1997a). The dissemination of culture: A model with local convergence and global polarization. J. Confict Resolut. 41, 203–226.

21AXELROD, R. (1997b). The Complexity of Cooperation: agent-based models of competition and collaboration. Princeton: Princeton University Press.

22DAWKINS, R. (1976). The Selfish Gene. Oxford: Oxford University Press

23SHIBANAI, Y., YASUNO, S. & I. ISHIGURO (2001). Effects of global information feedback on diversity. J. Conflict Resolut. 45, 80–96.

Publicado originalmente en Grifo 7 (2006): http://www.revistagrifo.cl/grifo7.pdf