En Tercera Cultura somos comiqueros de corazón. Desde este humilde rincón de la web, aplaudimos la creación de la Logia Mampatina en facebook, a la que les instamos que se unan e inviten a sus amigos. Mampato y sus creadores, (Eduardo Armstrong, Themo Lobos, Óscar Vega), merecen un tributo de todos quienes crecimos con sus historias y le profesamos amor al comic y a la lectura gracias a ellas. Lo que aquí sigue es un escrito de Martínez en el extinto portal Ciudad Virtual, circa 2001, antes del estreno de Ogú y Mampato en Rapa Nui

MAMPATO: EL MÁS CERONTA DE LOS SETENTEROS

A Eduardo Armstrong

In Memoriam

La señorita Érika debe haber tenido entre 20 y 30 años, pero a mí me parecía una señora antigua y sabia. Era la encargada de la biblioteca de los “chicos” en el colegio, y quien podía abrirnos las puertas a ese otro mundo que eran los libros. Muchas veces salía de su escritorio y nos acompañaba a revisar los estantes. Con infinita paciencia iba eligiendo lo que ella pensaba podía despertar nuestros deseos de saber más. Así fue como una tarde de lluvia, cuando no era posible ni chutear la pelota plástica ni lanzar las bolitas de vidrio, se inclinó y desde el anaquel inferior extrajo un voluminoso ejemplar morado y lo puso en mis manecitas diciendo: “éste seguro que te va a gustar”.

El ejemplar era una serie de revistas empastadas que se llamaban Mampato, así que supuse que se trataba de ese personaje de Disney, Rico Mampato (¿?). A medida que las fui hojeando me pude dar cuenta de que en realidad no eran de él, sino de un niño que tendría mi edad y que se dedicaba a viajar por el tiempo con un aparato que se llamaba Cinto-Espacio-Temporal, acompañado de un simpático cavernícola que se llamaba Ogú, y a veces de una albina niñita del futuro que leía la mente y se llamaba Rena, y de la cual en secreto, tanto él como yo estábamos enamorados.

Mampato fue el origen de mi pasión por la lectura, la revista no se agotaba en las correrías del colorín, sino que traía otras secciones como los Porqué, Aquí Cantamos Todos, un resumen de algún libro importante (como Moby Dick o Los Tres Mosqueteros), y otros personajes como Ferrilo, Máximo Chambónez o la Tribu Terrible. En algo así como tres o cuatro meses revisé todos los volúmenes empastados que había, dejé para siempre de chutear la pelota plástica y de arrojar las bolitas de vidrio y llené por primera vez mi carné de biblioteca. Convencí a mi papá de que debía empezar a darme mesada (no supe nunca porque se llamaba mesada si me la daban una vez a la semana) y me hice cliente del quiosco de la esquina, donde religiosamente cada martes compraría el último número.

No duró ese plan de vida más que tres semanas, porque a la cuarta, al preguntar en el quiosco el quiosquero me contestó con un seco: “ya no sale más esa revista”.

Rincón del alma

Desde ese día Mampato pasó a llenar ese extraño rincón del alma que habita la nostalgia, amén de los rincones de las buhardillas, desvanes y bodegas de muchas casas. Aunque cada cierto tiempo sale de su encierro. Hubo una época en que se puso de moda ir a rescatar ejemplares a las librerías de viejo de San Diego, pero de improviso, y así como hoy las revistas Disney (¿se dio alguien cuenta de que ya no se venden?), ya nadie tenía: ni Rivano, ni Neftalí.

Después salió con el boom de los comics a fines de los ochenta, pues daba estatus tener una colección. Hace ya menos, cuando se comenzó a editar las aventuras en formato Asterix/Tintín. Hoy, cuando se viene la primera película de dibujos animados chilena con una adaptación de sus peripecias en Rapa Nui.

Aunque fue un chico típico de los setentas (¿se acuerdan que el poster de su pieza fue cambiando desde Los Beatles, pasando por los Jaivas y llegando a los Bee Gees?), Mampato parece más un chico de los cerontas (de 00). Ese afán por saber, sus intereses tecnológicos, etc.

Cuando conseguí hace poco algunos números y me puse a releerlos caí en la cuenta de que había otra cosa que el colorín me había dejado: cierta sensibilidad por lo social. Y es que en esa revista se transmitía de misteriosa manera ese espíritu de los últimos sesentas. Lo capté cuando descubrí la cantidad de historias que eran firmadas por Esteban Gumucio, uno de esos curitas revolucionarios que siempre han llamado mucho mi atención.

Me tocó llevar al tata Esteban a su casa luego de una ordenación y aproveché de preguntarle por la revista. Me contó entonces la historia de otro niñito, que se dedicaba a hacer caricaturas de sus compañeros y profesores en el colegio, se llamaba Eduardo Armstrong, fue el fundador de la revista, en 1968. Armstrong falleció a finales de 1973, su principal obra le sobrevivió cinco años en prensa y ya casi treinta en la formación de una generación en la que me incluyo y que le debe mucho. A él está dedicado este episodio.

DE QUE SE TRATA MAMPATO

Mampato fue una revista infantojuvenil (qué neologismo más hórrido), que circuló en Chile entre el 10 de octubre de 1968 y el 28 de diciembre de 1977 (ummm… el día de los inocentes). Su principal gracia era una adecuadísima combinación de lo educativo y la entretención.

Su primer director, Eduardo Armstrong, planteó la idea de que el eje de la publicación fuera el relato de las aventuras en cómic de un niño chileno que recibe como un presente de parte de unos extraterrestres a los que ayuda, una máquina del tiempo: el cinto espaciotemporal. El cómic sería desarrollado por entregas en la aparición quincenal de la revista.

El primer dibujante de Mampato fue Oskar (Oscar Vega), sin embargo en el 6to número fue reemplazado por Themístocles Lobos, conocido como Themo. La razón: Oskar no se sentía capaz de ejecutar una cuartilla quincenal (como indicaba alguna editorial de la revista por esos años). Aún así, aunque la mayoría de las historias de Mampato fueron desarrolladas por Themo, a lo largo de la década que duró la revista, Oskar alternó con aventuras propias eventualmente.

Los periplos mampatinos solían desarrollarse a lo largo de un trimestre (doce números desde que la revista empezó a publicarse semanalmente en 1971). Sin poder ser exhaustivo aquí les entrego un listado:

  • Mampato en Roma (fines de 1968)
  • Kilikilis y Golagolas (primer semestre 1969) Ogú aparece en el número 13.
  • Xsé (segundo semestre 1969)
  • Corte del Rey Arturo (primer semestre 1970)
  • Hada Morgana (segundo semestre 1970)
  • Siglo 40 (primer trimestre 1971) Rena aparece en el número 57.
  • Bromisnar en Bagdad (segundo trimestre 1971)
  • Turbante Mágico (tercer trimestre 1971)
  • En el Congo (segundo trimestre 1972)
  • La Reconquista (tercer trimestre 1972)
  • El paso de los Andes (cuarto trimestre 1972)
  • El palito Mágico (primer trimestre 1973)
  • El árbol gigante (segundo trimestre 1973)
  • La rebelión de los mutantes (tercer trimestre 1973)
  • Mampato en el Oeste (primer trimestre 1974)
  • Mampato y los Vikingos (tercer trimestre 1974)
  • Mampato y el Barón Negro (desde noviembre 74 hasta marzo 75)
  • Mampato y Las Ballenas (segundo trimestre 1975)
  • La civilización enigmática (tercer trimestre 1975)
  • Corre el sedal (septiembre a noviembre 1975)
  • Los Verdines (hasta diciembre 1975)
  • Mundo Submarino (primer trimestre 1976)
  • Al abordaje (segundo trimestre 1976)
  • Mampato en Grecia (tercer trimestre 1976)
  • Atrapado en el Túnel del Tiempo (septiembre 1976)
  • La amenaza cibernética (octubre 1976)
  • Mampato En el Olimpo (hasta enero 1977)
  • Ogú, Mampato y Rena (primer trimestre 1977)
  • Mampato y Los Mosqueteros (segundo trimestre 1977)
  • Huevo de Pteranodón (cuarto trimestre 1977, quedó inconcluso, último número: 414).

Mampato se hacía acompañar de su amigo cavernícola Ogú, y de su amiga telépata del futuro Rena, aunque sólo en los relatos de Themo. En general las aventuras de Themo eran muy históricas (con mucha información escolar); en cambio las de Oskar eran de un tinte más cercano a la ciencia ficción dura, al cómic del estilo de Asterix ó Daniel el Travieso, y resultaba muy evocativo y surrealista. En estos casos varias veces acompañó al colorín su amigo extraterrestre Xsé.

PISTAS (O CÓMO RELEER A MAMPATO)

Tratar de encontrar una lectura profunda de Mampato podría parecer harto pretencioso si no supiéramos, desde los trabajos de Dorfmann desde principios de los 70 (Para leer al Pato Donald, entre otros), que incluso en los textos más inocentes existen visiones de mundo complejamente elaboradas.

Vamos a atacar a este muchachín por varios flancos:

1.- Los Directores:

Eduardo Armstrong: padre de la revista, fue además el director que más tiempo permaneció como tal, cinco años, desde su fundación en octubre del 68, hasta fines del 73, cuando fallece. A él se debe la revista, su estilo, orientación, etc.

Isabel Allende: Sucedió a Armstrong y sólo alcanzó a estar un año como directora. En ese año, sin embargo, se consolidó el estilo y es posible que ese año haya sido el punto de inflexión que convirtió a Mampato en un proyecto de largo aliento más allá de las personalidades detrás. Aunque ella ha indicado en más de una oportunidad que durante su permanencia en la dirección fue mirada de cerca por los militares, el tono de la revista nunca fue abiertamente combativo. La anécdota del número sacado de circulación porque Mampato y Ogú aparecían en la tapa rodeados por cuatro gorilas no he podido confirmarla.

Vittorio di Girolamo: En el escaso semestre que estuvo a cargo (primero del 75) ocurrieron los cambios más violentos e inconsistentes de la revista en su historia. El paroxismo es el número 256, dónde la página 9 no muestra al colorín sino a Thor. Intentó eliminar al personaje ancla reemplazándolo por otro llamado Tantán. Cuando no lo consiguió empezó a deconstruir su deconstrucción. Aún así, durante su periodo ve la luz el a mi juicio mejor episodio, Mampato y las Ballenas.

Renzo Peccheninno, Lukas: El trabajo de Lukas durante el año siguiente fue tratar de recuperar la dirección perdida, las historias empiezan a hacerse menos cuidadas y se respira ya la decadencia.

Isabel Wachholtz: Le tocó ser administradora del periodo final (hasta abril del 77), acá ya las historias han perdido totalmente el rumbo. No hay ese juego didáctico de los primeros años y se nota la urgencia del people meter de la época que es la competencia con las revistas de monitos Disney.

Nicolás Velasco: Simplemente le tocó cerrar el boliche. Una lástima, porque el último episodio, el del Huevo del Pteranodón, era una historia potente que años después vinimos a saber como terminaba, ¡y cómo terminaba!

2.- La Política:

Mampato no entró nunca en el juego político, lo que no quiere decir que no lo fuera. El trabajo de Mampato se hacía en un nivel más profundo, aunque los relatos de fines del gobierno de Allende parecían insinuar y hasta advertir del golpe. Me es difícil recordar uno sola de las historietas de Themo en que al menos una vez no haya incitado a la revolución. Desde la liberación de los Verdines en el primer relato, hasta la Rebelión de los Mutantes, pasando por Pascua, el Congo y la Independencia. El mismo Dorfmann en su libro De Elefantes, Literatura y Miedo sindica la revista como una reivindicación antidictatorial.

3.- ¿Asterix?:

Más de alguien ha hecho el paralelo Mampato/Asterix, Ogú/Obelix, pero, en primer lugar, las parejas disparejas datan de los tiempos antediluvianos. En segundo lugar, (sorry por ponerme dorfmanniano) aunque Asterix parece liberacionista en el fondo es una imagen de la superioridad intelectual francesa: los romanos no aparecen como los invasores, dominantes, sino como unos personajes bastos, más bárbaros que los galos. Los tiranos de Mampato lo son por su poder, no por su falta de juicio.

4.- ¿Sexo?:

En un trabajo de Maritza Jara, se analiza el episodio del encuentro de Mampato y Rena desde el punto de vista de los roles sexuales. A mí me da la impresión de que, aún siendo esencialmente conservador, Mampato era bastante avanzado para su época, entregando una figura femenina que se escapa del prototipo aunque no tanto como para caer en el antiprototipo.

5.- Políticamente Correcto:

Claro que cuando no sólo no estaba de moda, sino que además cuando era mal visto. Mampato era ecológico, tenía respeto por las minorías, se encolerizaba con la injusticia.

Por último la palabra de siempre acerca de las palabras: ¿Qué significa Mampato?

Animal pequeño, en especial el caballo (caballo de poca alzada, pony, por eso los juegos Mampato se llaman así). En genérico es “pequeño”, por lo que puede significar también niño.

VINCULANDO: MAMPATO PA LANTE…

Bueno pequeñines, en este caso no podremos hablar mucho de cine. Películas sobre Mampato hay sólo una (aunque eso es en realidad bastante, pensando que nuestro país sólo tiene un satélite artificial, una Miss Universo y un campeón mundial de box que duró una semana, Benedicto Villablanca, creo que se llamaba. Querámoslo o no, somos el poto del mundo).

Se trata de la película Mampato y Ogú en Rapa Nui, basada en el episodio Mata-Ki-Te-Rangui (“ojos que miran al cielo” en pascuense y que es el nombre que dan los habitantes a la isla), creado por Themo Lobos. El sábado 6 de mayo se presentó un avance en Fixión 2000, y se espera que vea la luz a mediados del año que viene.

En música hay dos grupos que han reconocido influencia del colorín. Sexual Democracia, que en la explicación de su disco Sudamérica Suda, respecto del video dicen: “Hay descripción de comportamientos xenofóbicos, seudoecología, el sometimiento a los medios masivos, ficción, realismo mágico, influencias de Mampato y Asimov, en los textos, más el Gabo Márquez, mucho comics, un mundo creado especialmente para el disco”. Y los Chancho en Piedra, quienes, sin saber lo de la película dedicaron el noveno sencillo de su Marca Chancho al brocacochi este. Y dice:

Los Chancho la hicieron de oro, porque, por lo que sé los subieron al soundtrack (que suena cursi) de la movie (más cursi).

Además de ser cantera desde donde surgieron varios de los actuales maestros de la historieta (como el mismo Oskar, o Hervi), el legado de la Mampato es casi un lugar común para los dibujantes más contemporáneos, como Christiano o Jucca.

No se nos puede olvidar tampoco, que ese legado llega a ser genético: el hijo de Oskar es Félix Vega, el autor de Juan Buscamares. El hijo de Armstrong, Eduardo Jr., publicó recientemente El Conejito de Pascua, con dibujos del Vega grande.

Por fin, hay que recordar las revistas infantiles inmediatamente posteriores a Mampato: Pocas Pecas (que apareció como suplemento del Mercurio desde 1978), e Icarito (que apareció como suplemento de la Tercera). Ambas ocuparon el formato de la historieta y de un personaje ancla, aunque en el caso de Icarito eso terminó por diluirse y Pocas Pecas desapareció del mapa.

MAMPATO PA TRÁ…

Desde principios de siglo en Chile hubo una tradición de libros y revistas para niños con un formato entretenido/didáctico. La más antigua raíz parecen ser los libros Billiken, que, si mi memoria no falla (y, bueno, tampoco soy tan viejo), eran editados en Argentina. Luego está el inefable Peneca, obra de Elvira Santa Cruz Ossa y Coré (Mario Silva Ossa), que data de 1908. Fue uno de los primeros lugares dónde trabajó Themo.

En las décadas de los 40 a 60 se suceden publicaciones como el Cabrito (con dibujos de otro ex peneca, Addouard), el Colegial o la Pandilla (dirigida por Marcela Paz).

Otra influencia importante es la enciclopedia El Tesoro de la Juventud, algo así como la multimedia de esos tiempos de polca y gomina.

Por el lado de la literatura está la editorial Rapa Nui, que, fundada por el premio nacional Hernán del Solar en 1945 fue la cuna de un pariente de Mampato, Papelucho.

Y, por el lado de la historieta, obviamente las madres de todas las historietas chilensis: Condorito (y antes Okey), y Barrabases; ambas con lanzamientos periódicos desde principios de los 50.

¿Autores, obras?

Como ya he dicho en De Qué Se Trata, la Mampato no puede ser encasillada como literatura infantil, sino que es más bien infantojuvenil. De ese modo sus influencias librescas abarcan desde los Grimm hasta De Chardin, desde Wilde hasta Melville, desde Bradbury hasta Tolstoi. Mampato no se casó con ningún autor, escuela, o género. Su objetivo era divulgarlos todos.

MAMPATO PAL LAO…

El surgimiento de Mampato coincide con lo que se ha dado en llamar la era de oro de las revistas de monitos. En algún momento llegó a vender 100.000 ejemplares a la semana. La pareja inevitable es la publicación Dr. Mortis, iniciada por Zig-Zag en 1966 (o sea dos años antes que Lord Cochrane pusiera en los kioskos al colorín). Aunque tendremos ocasión de tratarlo en detalle en algún momento del futuro, hay que decir que Dr. Mortis sigue siendo una de las creaciones mayores e injustamente olvidadas de nuestro país, generada desde un programa radial que ya se transmitía el 45 en Punta Arenas, la obra de Juan Marino es un tesoro por explorar y que exploraremos.

Luego de la decadencia del mercado editorial revistero hacia fines de los 70, Mampato sólo vendía 7000 ejemplares a la semana. Lord Cochrane decidió gastar el papel en imprimir la guía de teléfonos. Los niños se regocijaban con las revistas Disney de la PINSEL nacional (subsidiaria de la mejicana). Lo único que fue sobreviviendo de la mítica publicación fueron los personajes de la cuartilla. Lobos se esforzó por seguir publicando sus aventuras, primero en la revista Ogú (donde apareció el loro Loreto), luego en la Cucalón. Por fin llegó el momento de la resurrección cuando Dolmen inició la entrega en formato Asterix/TinTín, el resto ya es historia conocida.

SACAR A CIEN: COMPRANDO MAMPATO

Una invitación a sumergirse en el submundo de las librerías de viejo es tratar de encontrar las añosas revistas aquellas. Saque sus mejores zapatos y a aplanar calles se ha dicho.

El lugar donde venden los Mampatos más baratos en Santiago de la Nueva Extremadura es la librería y perfumería (?) Antiyal, que queda justo frente al Jota Jota Aguirre (ese hospital que el Doctor Orozco mandó pintar del color más bello del mundo, azul, azul, azul). La dirección exacta es Independencia 1030. Valor: una ganga, 200-300 piticlines.

En el local 13 de la galería de San Diego 119 (que es la que tiene más librerías de viejo), venden los Cucalones más baratos que en otros lados.

En el segundo piso de la misma galería, en el local 128, hay un simpático caballero cuya afición profesional es recolectar todo lo que sea producción comiquera nacional de la década de oro (fines de los 60s a mediados de los 70s). Si realmente te chifla el tema de Mampato puedes inscribirte en su listado. Dos o tres veces al año logra armar colecciones completas, que luego avalúa en unos 400 pesos por revista. Yo ya estoy inscrito y tengo bien cachado el cajero automático que me voy a guachipear…

Por fin, cuentan las malas lenguas que Sebastián Redolés (el Redolés chico) posee una colección completa, pero, no deja que ni su papá la hojee.

[youtube=http://www.youtube.com/watch?v=mB-pxLarKbI]

LINKS:

Generación Mampato

Mampato en Ergocomics

La Logia Mampatina en Facebook