En Tercera Cultura siempre nos han interesados esos temas que se ubican en la zona gris entre la ciencia dura y respetable, y los temas freak. Por ejemplo, la Ciencia Cognitiva de vieja escuela siempre relegó al vigesimoquinto plano la experiencia cualitativa, las emociones, la cognición corporalizada, etc. asumiendo que la cognición es lo que pasa en el cerebro y nada más. Sin embargo, creemos que hay fenómenos interesantes incluso en los lugares más insospechados.

Salió hace poquito una nota breve en SciAm.com titulada “The hidden health power of spices and herbs is revealed in recent studies” sobre la evolución de nuestro gusto por los aliños. Estudios recientes confirman los beneficios medicinales de especias como el curry, el gengibre, la canela, el orégano, etc. Riquísimos en antioxidantes (incluso más que las berries!), favorecen una buena digestión, e incluso contraarrestan los agentes cancerígenos en las hamburguesas asadas! Del mismo modo, el Azafrán mejoraría la visión en los adultos mayores.

Pero el detalle que mas nos interesa es el siguiente: si bien las frutas evolucionaron para ser comidas por animales (piénsenlo: concentrar azúcares en el fruto para asegurar la distribución de las semillas… envueltas en un potente fertilizante, LOL), la mayoría de los aliños son ricos por componentes que, en dosis elevadas, son tóxicos!

But spices are different. Spices and herbs such as thyme, oregano, turmeric and cinnamon get their singular flavors from compounds that are actually toxic in concentrated doses—and plants probably evolved to express these toxins so their leaves and berries would not be eaten. So why do we humans cultivate them and put them all over our food? Nobody knows for sure, but as explained today in a presentation here at the annual meeting of the Association for Psychological Science, scientists are starting to discover a whole host of health benefits from common herbs and spices—and it’s possible that we humans evolved a taste for these toxic compounds because they help our bodies function better.

And the health benefits go far beyond antioxidants. A UCLA paper published May 9 in the American Journal of Clinical Nutrition found that adding a mixture of herbs and spices to hamburgers reduced the level of carcinogenic compounds created by grilling—such as the dangerous malondialdehyde that forms when beef fat oxidizes. Malondialdehyde damages DNA in cells, which is thought to lead to replication errors and possibly cancer. Not only did the burgers with the spice mixture—a palatable blend of oregano, rosemary, ginger, black pepper and others—have lower levels of malondialdehyde when tested in the lab, but subjects who ate the spiced burgers had fewer DNA breaks in their cells afterwards.

Of course, the healthfulness of spices and herbs is nothing new to some—traditional medicine all over the world has been using them in remedies for millennia. Although many such uses have yet to be validated by experimental studies, new benefits are being suggested by studies all the time. Take ginger—three University of Georgia pilot studies (not yet published) suggest that eating a small amount of ginger daily for 11 days or more can reduce muscle pain and inflammation after exercise.

Mi ejemplos favoritos, sobre como las plantas evolucionan químicos que terminan siendo nuestras moléculas favoritas: la Cafeína es un potente veneno para los insectos (pero es estimulante para los mamíferos), y la Capsaicina (lo que le da el “picante” al ají) que curiosamente es anestésica para las aves, está siendo investigada como anticancerígeno experimental. Como señala Dennett en este video, la gracia de la evolución del gusto no es que nos gusten los alimentos porque son ricos, sino que al revés: estos son ricos porque nos gustan (o mejor dicho, nos hacen bien)

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Lo que mas me gusta de todo esto, es cuando la ciencia le da la razón a la medicina tradicional, al explicitar los mecanismos causales (bioquímicos) responsables de los efectos beneficiosos de estos remedios, como por ejemplo los efectos del aceite de la serpiente Enhydris chinensis usada en la medicina China (por ser la mejor fuente natural de EPA (ácido icosapentaenoico) , o del té de corteza de sauce -de donde sale la aspirina!- como analgésico.

Sin embargo, ojo: no todas las medicinas tradicionales pueden ufanarse de lo mismo. La medicina tradicional o alternativa no es sinónimo de pseudociencia, pero hay un área extensa en la que convergen, así que ojo con los “remedios milagrosos”. Hipócrates se equivocó en casi todo (igual que Aristóteles), pero a ambos los recordamos con cariño por sus aportes y aciertos, no por sus errores.

fuente: http://www.scientificamerican.com/blog/post.cfm?id=the-hidden-health-power-of-spices-a-2010-05-30