Esta prueba es bien sencilla. Observe la línea (palo) de la izquierda, marcada con una equis. Luego, compárela con las líneas (palo, palito, palo eh) de la derecha, marcadas con las letras A, B, C. Finalmente, elija de entre ellas, la que es del mismo largo que la original. ¿Fácil, no?

Este simple experimento es el centro de uno de los más famosos test psicológicos del siglo XX, el modelo de conformidad con el grupo de Asch. Según la Wikipedia:

Los experimentos de conformidad con el grupo de Asch fueron una serie de experimentos realizados en 1951 que demostraron significativamente el poder de la conformidad  en los grupos.

Los experimentadores, conducidos por Solomon Asch pidieron a unos estudiantes que participaran en una “prueba de visión”. En realidad todos los participantes del experimento excepto uno eran cómplices del experimentador y el experimento consistía realmente en ver cómo el estudiante restante reaccionaba frente al comportamiento de los cómplices. El objetivo explícito de la investigación era estudiar las condiciones que inducen a los individuos a permanecer independientes o a someterse a las presiones de grupo cuando estas son contrarias a la realidad.

Los participantes- el sujeto verdadero y los cómplices- estaban todos sentados en la sala de una clase en donde se les pidió que dijeran cuál era a su juicio la longitud de varias líneas dibujadas en una serie de exposiciones. Se les preguntaba si una línea era más larga que otra, cuáles tenían la misma longitud, etc. Los cómplices habían sido preparados para dar todos respuestas incorrectas en los tests (…)

Aunque la mayoría de los sujetos contestaron acertadamente, muchos demostraron un malestar extremo y un proporción elevada de ellos (33%) se conformó con el punto de vista mayoritario de los otros cuando había al menos tres cómplices presentes, incluso aunque la mayoría dijera que dos líneas con varios centímetros de longitud de diferencia eran iguales. Cuando los cómplices no emitían un juicio unánime era más probable que el sujeto disintiera que cuando estaban todos de acuerdo. Los sujetos que no estaban expuestos a la opinión de la mayoría no tenían ningún problema en dar la respuesta correcta.

Según un artículo reciente de Ben Goldacre en The Guardian, “Good scientific research often ends up making a glorious mess“, el experimento ha sido replicado más de cien veces en diecisiete países diferentes revelando diferentes patrones de comportamiento. Por ejemplo, estudios de metaanálisis revelan que la conformidad con el grupo ha descendido desde los años cincuenta en que se realizaron las pruebas originales.

La gran noticia es esta: una réplica actual del experimento [Mori & Arai, (2010) “No need to fake it: Reproduction of the Asch experiment without confederates”] resuelve uno de los mayores problemas que tenían las versiones antiguas del experimento, en que se dependía de los participantes falsos. En esta versión los participantes ven una pantalla con las líneas a través de lentes de filtro polarizado, como los que se utilizan en las películas de 3D.

El truco consiste en que de los cuatro sujetos participantes uno lleva unos lentes con una polarización diferente al resto, por esto, lo que él vé es diferente de lo que ven sus compañeros y nadie tiene que mentir.

Considerando que los participantes originales de Asch eran solo varones, en el nuevo estudio participaron hombres y mujeres. Sólo para mujeres, los nuevos resultados de investigación se adecuaron a los resultados originales, con un participante minoritario que se acoplaba a la mayoría en un promedio de 4,41 veces de cada 12 ensayos clave (en comparación con las 3,44 veces en el original). Sin embargo, los participantes masculinos en el nuevo estudio no fueron influidos por la opinión de la mayoría.

Numerosos comentarios del paper, como el de Mind Hacks y el de Bad Science, señalan que el paradigma experimental permitirá hacer nuevos hallazgos acerca del comportamiento de conformidad al grupo y que ello puede revelar también las causas de este comportamiento que ya se creía consolidadas por las réplicas originales de Asch. El propio Goldacre lo dice mejor que nadie:

La ciencia popular es a menudo triunfalista, presentando la investigación como un conjunto de respuestas completas, cuando en realidad gran parte de lo que se publica hace un glorioso, pero necesario enredo.

Y ahora, a bailarr!!!