La página principal de Google nos ofrece hoy uno de los más bellos Doodles que hayan publicado: se cumplen 112 años del natalicio de Jorge Luis Borges.

Para sumarnos a la celebración, les regalamos este texto que escribimos para Linkteratura en 2001, cuando se cumplían 102.

BORGES, LOS LIBROS Y LA NOCHE

Hace un par de meses, en su tradicional columna de Las Últimas Noticias, Rafael Gumucio (ataviado siempre como augur, con turbante y bola de cristal), escribió sobre el “fantasma de Neruda”, cito textual: “Uno elige a sus amigos, pero no a su familia. Siempre he creído que habría sido bueno que los argentinos nos prestaran a Borges -lector tímido, cantante de patios suburbanos que odiaba los excesos y amaba dos o tres obsesiones irónicas- y que nosotros les regaláramos a los argentinos al enorme Neruda y sus desmedidos versos”.

Creo, sin temor a equivocarme, que si Gumucio ha visto la “película” Los Libros y La Noche sobre el trasandino, ya se ha comido su turbante y atragantado con la piedra preciosa que lo adorna. El problema, coligo, no es de Neruda entonces, sino de sus seguidores. No basta con que el vate nacional sea quitadito de bulla para que no se nos torture con los homenajes.

Pero, el caso de Borges es aún peor, si se puede. Borges tiene la extraña característica de transformar en “eruditos” a sus lectores acérrimos, el sólo hecho de leer a Borges (o más bien, ser un “lector” de Borges) lo vuelve a uno un intelectual. Con Borges no se juega, debe ser la frase favorita de sus hinchas, Borges es literatura seria. Voy a dar un ejemplo para graficarlo. Hace cosa de un año en el grupo de noticias chile.rec.literatura, un muchacho planteó que así como se había creado un país llamado Sealand, debería tramitarse en las Naciones Unidas la aceptación del Uqbar borgiano. ¿Cuál fue la respuesta inmediata? Otro miembro del grupo le refregó en la cara el hecho de que el mundo del cuento del argentino era Tlön y no Uqbar (que sólo era una región del mismo). La respuesta no se hizo esperar y argumentaba que Borges no tenía vestales que cuidaran de sus escritos y que si él era un plagiario de tomo y lomo, cualquiera podía hacer lo que se le ocurriera con sus relatos, cerraba con una cita acerca de los Senderos que se Bifurcan. Del otro lado volvían al ataque: “Agarra tu edicion morosa de Ficciones que tanto gustas de citar (¿es el unico libro de Borges que tienes?) y relee el cuento” y “Y para de citar a Borges!!!! al menos si lo haces que sea a cuento de algo… ya sabemos que leíste el jardín…”. Picado en su orgullo el primero replicó: “Un ataque a tu pedantería intelectual: no tengo Ficciones, sino una excelente antología editada, curiosamente, por la editorial Casa de Las Américas de La Habana, Cuba. Huichipirichi!!”. Y así siguió la cosa. La discusión de fondo era quién era más borgiano y parece que la vida se les iba en eso. Sinceramente no conozco ningún otro autor que produzca este tipo de reacciones, ni el mismo Tolkien. Los seguidores de la Ciencia Ficción, los lectores de Novela Negra, los hippies que leen todavía a los beatniks saben, muy en el fondo, que la literatura que ellos gustan no es necesariamente la “gran literatura”. Por su parte los lectores de Dostoievski, o de Dante, o de Goethe, no se van a agarrar a coscachos por tratar de demostrar que son expertos en ellos.

Así que sólo queda Borges, solo en medio de las dos categorías, como la intersección de los libros que lee cualquier hijo de vecino y los que son tratados ceremoniosamente en las aulas universitarias.

Es exactamente esta imagen la que acaba matando al pobre. Para hablar y leer a Borges se requiere de un tono afectado, se requiere no ser liviano de sangre, y el poco humor que le resta es el de la ironía fina y precisa (y tonta grave). Es por eso que películas como la de Bauer llegan a repeler como pocas. Se deja llevar por esa imagen seudo divina del poeta cuentista y no se atreve a alejarse y verlo en perspectiva. Dicen que la que viene, en todo caso, superará las marcas de esta. Borges y Perón. Uf, paso, prefiero oír una semana entera la voz gatuna de Neruda diciendo: “Puedo escribir los versos más tristes…”.

BORGES, INSPECTOR DE AVES Y CONEJOS

Bueno, ya le dimos los palos suficientes a la película de Tristán Bauer, ahora se vienen las zanahorias.

Quizá la virtud de este filme, que oscila indeciso entre el documental, la recreación al estilo del Show de los Libros y la ficcionalización, sea que sigue un curso que abarca la obra completa del argentino, y en ese sentido es mucho más didáctica de lo que las críticas quisieran. A pesar de que ahonda innecesariamente en la relación de Borges con el “mundo que le tocó vivir”, este defecto pone en contexto algo que muchas veces se omite al hablar del trasandino: Borges publicó su primer libro en 1923 y su último texto es de 1985.

Antes que Bauer, ya nos han “vendido” una imagen de Borges que es la de Ficciones y El Aleph, que es la de un escritor que colinda siempre la literatura fantástica, que es más europeo que latinoamericano, que no ganó el Nobel porque los que lo entregan “son de izquierda”, que estaba obsesionado con los espejos, los laberintos, las bibliotecas (y en este último lugar común cae hasta el mismísimo Harold Bloom). Todo lo anterior es casi cierto, pero, ya sabemos que cuando empezamos a multiplicar los “casi” nos alejamos cada vez más de la realidad. No pretendo despercudir aquí el lugarcomunismo borgiano, pero, al menos espero poder agregar un par de elementos para recuperar un poco la visión tridimensional.

Vita Brevis (¿?)

Borges nació el 24 de agosto de 1899, cosa que gozaba repetir porque le dejaba dentro del siglo XIX (y no de este XX problemático y febril). Hasta los catorce años vivió en el porteñísimo barrio de Palermo, en un ambiente cultural y libresco donde se refocilaría en la lectura de autores ingleses principalmente (al parecer bebió el inglés con la leche materna, al punto que hasta le decían Georgie en vez de Jorgito). Luego hay un excursión por tierras europeas que durará 7 años concentrados en Ginebra, que es donde cursa la “educación media” y se encuentra con otras literaturas, como la alemana y la francesa. De esa época data una estancia en Madrid que le vindicará a los “ultraístas”, amén de propinarle el conocer a Cansinos Assens, Gomez de la Serna, Valle-Inclán y Ortega y Gasset. Cuando vuelve a Baires inicia una labor magazinezca que no culminará hasta su muerte, participa y funda revistas como “Prisma” o “Proa”. Junto con ello ve la luz su primer libro canónico (Borges posee muchos apócrifos, textos que se negó a publicar o reeditar) Fervor de Buenos Aires que tiene mucho de arrabal y bulín (no olvidemos que en el intertanto de su ausencia la Nueva Guardia se tomó el poder en el Tango y dio a luz la imagen inmortal del dos por cuatro, desde “Mi Noche Triste” con la letra de Contursi en 1917). Siguen a ese primer poemario Luna de Enfrente, Cuaderno de San Martín y el libro cumbre de esa época martinfierrina (apoyada en el tandem con Macedonio Fernández) Evaristo Carriego. En 1931 Victoria Ocampo funda la revista SUR, revista que no sólo recibirá colaboraciones por décadas del bonaerense, sino que también le publicará algunos trabajos. Discusión, de 1932, marca el primer pliegue, repliegue o despliegue si se quiere del hacer borgiano. En algunos de los textos de este libro se introducirán temáticas internacionales (que se habían evitado previamente). Historia Universal de la Infamia acentúa esta doble vindicación de su obra, y junto con uno de sus relatos más recordados El Hombre de la Esquina Rosada, se imprime por primera vez (si no me equivoco) la idea de los espejos y la paternidad como abominaciones (porque multiplican y afirman). Es un par de años más tarde, en 1938, que, al ingresar a la Biblioteca Municipal Miguel Cané como auxiliar, que se desarrollan a plenitud las obsesiones con las cuales es más asociado. La década siguiente será aquella de los libros de literatura fantástica, que se inicia con la publicación de la célebre Antología con Ocampo y Bioy Casares. Un año más tarde El jardín de senderos que se bifurcan, que se reedita en 1944 como Ficciones.

Es 1946 el año que gatillará gran parte de la imagen de Borges que se nos ha legado, arriba Perón y, como Georgie no le tenía mucha buena, el caudillo saca al bibliotecario de su biblioteca y lo lanza como “inspector de aves y conejos”. Obviamente que el vate renunciará ipso facto y dedicará los próximos años a hacer charlas, y hasta a publicar al joven Julio Cortázar. El amor por Estela Canto cierra la década con una transfiguración de la amada en El Aleph como Beatriz Viterbo (las intertextualidades llegan a ser la orden del día y de la vida). Con la caída de Perón en 1955 Borges es nombrado director de la Biblioteca Nacional. Podemos fechar aquí el momento en que JLB alcanza la nombradía que le seguirá hasta su muerte. “Mi ceguera fue soportable porque no fue súbita, fue gradual, como un lento atardecer de verano” dirá un año más tarde, y dos después el francés Roger Caillois le lanzará al “estrellato europeo”. La década del 60 incluye la publicación de El Hacerdor, que viene a ser (y me disculpo por la metáfora) como el Revolver de los Beatles, o sea una síntesis en una sola obra de todas sus preocupaciones, amores y obsesiones; y culmina con el matrimonio con Elsa Astete Millán, a la postre un desengaño. Los setenta marcarán una especie de “eterno retorno”, viajes por aquí y acá recibiendo premios, Honoris Causas, amenazas de Nobel y un par de obra maestras de cierre de función El Informe de Brodie y El Libro de Arena. Triunfo del peronismo, muerte de la madre, golpe de estado. El apoyo que Borges da a la Junta Militar es la causa de que el Nobel se le haya negado hasta su deceso. En 1980 eso sí se le hace entrega del Cervantes. Los últimos años los pasará, revoloteando por las Uropas, desplegando sus cantos de cisne (como 25 de Agosto, 1983, una extraña apología del suicidio, inspirado en un episodio real de 50 años antes), hasta que se adormecerá en Ginebra en 1986, el catorce de junio, en compañía de su recién desposada próxima viuda María Kodama.

Borges nos dejó una obra compleja, multiforme, que no se resiste a una clasificación a la primera. Una literatura que es de la aldea y del universo y de los otros universos, que encuentra en el ensayo cuentificado y en el cuento a lo ensayo y en la poesía su razón de ser.

Bibliografía Borgiana

Poesia

Fervor de Buenos Aires (1923), Luna de enfrente (1925), Cuaderno San Martín (1929), Poemas (1923-1943), El hacedor (1960), Para las seis cuerdas (1967), El otro, el mismo (1969), Elogio de la sombra (1969), El oro de los tigres (1972), La rosa profunda (1975), Obra poética (1923-1976), La moneda de hierro (1976), Historia de la noche (1976), La cifra (1981), Los conjurados (1985)

Ensayos

Prólogos con un prólogo de prólogos (1923-1974), Inquisiciones (1925), El tamaño de mi esperanza (1926), Textos recobrados (1919-1929), El idioma de los argentinos (1928), Evaristo Carriego (1930), Discusión (1932), Historia de la eternidad (1936), Textos Cautivos (1936-1939), Aspectos de la poesía gauchesca (1950), Otras inquisiciones (1952), El congreso (1971), Libro de sueños (1976), Nueve ensayos dantescos (1982), Biblioteca personal (1986)

No clasificados

Historia universal de la infamia (1935), Atlas (1985)

Cuentos

El jardín de senderos que se bifurcan (1941), Ficciones (1944), El Aleph (1949), La muerte y la brújula (1951), El informe de Brodie (1970), El libro de arena (1975), 25 de Agosto, 1983 (1983), El libro de Arena (1975)

Conferencias

Siete noches (1977), Borges oral (1978)

Obras en colaboración

Con Adolfo Bioy Casares

Seis problemas para don Isidro Parodi (1942), Un modelo para la muerte (1946), Dos fantasías memorables (1946), Los orilleros (1955). Guión cinematográfico, El paraíso de los creyentes (1955). Guión cinematográfico, Crónicas de Bustos Domecq (1967)

Con otros autores

Antología de la literatura fantástica (1940), Obras escogidas (1948), Antiguas literaturas germánicas (México, 1951), Obras completas (1953), El Martín Fierro (1953), Leopoldo Lugones (1955), La hermana Eloísa (1955), Manual de zoología fantástica (México, 1957), Introducción a la literatura inglesa (1965), El libro de los seres imaginarios (1966), Literaturas germánicas medievales (1966), Introducción a la literatura norteamericana (1967), Nueva antología personal (1968), Obras completas (1972), Que es el budismo (1976), Obras completas en colaboración (1979), Borges en revista multicolor (1995): notas, traducciones y reseñas bibliográficas en el diario Crítica.

PISTAS: BORGES, ER CHINO

Partiré esta vez ciñéndome a una idea de Beatriz Sarlo en su extraordinario estudio “Borges, un escritor en las orillas”.

La clave de lectura de la “orilla” que nos hace llegar la Sarlo es necesario traducirla. La “orilla” tiene que ver con el límite entre el campo y la ciudad, entre Buenos Aires y la pampa. La orilla es la calle “sin vereda de enfrente”, desde donde crece el despoblado, lo no urbano, no moderno, no europeo. Situarse en la orilla tiene que ver con el “filo de la navaja” de los Upanishads, esto es, con una posición incómoda e inestable. El filo, el margen, lo marginal, parece ser la única posición no impostada en latinoamérica. Donde siempre estamos siendo tironeados bien hacia la metrópoli (o sea los centros del poder y de la “cultura”, o mejor del discurso de la cultura), bien hacia el “corazón de las tinieblas” (el idílico mundo del buen salvaje, vía el indigenismo más ciego). Vivir en la orilla significa de algún modo no casarse con nada, ser un desclasado. Significa dejar morir por un lado el discurso del campo (como ocurre en el cuento “El Fin”, donde Martín Fierro es derrotado), y por otro el de la ciudad (como ocurre en el cuento “El Aleph”, donde muere Beatriz). Esta imagen de la habitación en el límite no es una creación exclusivamente metafórica, muy por el contrario, tiene que ver con la propia historia de Borges. Nada lo dice mejor que el Prólogo de Evaristo Carriego de 1930:

“Yo creí, durante años, haberme criado en un suburbio de Buenos Aires, un suburbio de calles aventuradas y ocasos visibles. Lo cierto es que me críe en un jardín, detrás de una verja con lanzas, en una biblioteca de ilimitados libros ingleses. Palermo del cuchillo y la guitarra andaba (me aseguran) por las esquinas, pero quienes poblaron mis mañanas y dieron agradable horror a mis noches fueron el bucanero ciego de Stevenson, agonizando bajo las patas de los caballos, y el traidor que abandonó a su amigo en la luna, y el viajero del tiempo, que trajo del porvenir una flor marchita, y el genio encarcelado durante siglos en un cántaro salomónico, y el profeta velado del Jorasán, que detrás de las piedras y de la seda ocultaba su lepra.

¿Qué había, mientras tanto, del otro lado de la verja con lanzas? ¿Qué destinos vernáculos y violentos fueron cumpliéndose a unos pasos de mí, en el turbio almacén o en el azaroso baldío? ¿Cómo fue aquel Palermo o cómo hubiera sido hermoso que fuera?”.

Borges se sabe un “marginal” un ser que es un “outsider” del mundo del compadrito y del puñal. Pero, no por eso se encierra en su biblioteca para siempre, a lo largo de toda su obra tenderá lazos hacia ese mundo que es también de algún modo el suyo.

De este modo, cuando volvemos a encontrarnos con los relatos más “populares” de JLB, o sea los de Ficciones, Artificios o El Aleph, no podemos sino reconocer que un eje importante en ellos es el que son como una hiperbolización de la marginalidad. O sea, así como hay una orilla entre la ciudad y el campo, una calle sin vereda del frente, así también entre la síntesis de campo y ciudad, o sea este mundo sensible, y el “otro” mundo, hay otra orilla. Hay algunos lugares, tiempos, situaciones, que equivalen a esa calle. La imagen es casi exacta en “Utopía de un Hombre que está Cansado” en El Libro de Arena, aquí el autor llega a un lugar en otro planeta que más parece esa calle sin vereda del frente, y es que el arribar a lo mágico es tan simple como eso, cuando se accede al mundo “platónico” se llega tal cual. Borges decía, que entre Croce y Chesterton había una larga monológica discusión acerca de las alegorías. Para Croce eran un eufemismo (si por alegoría se entendía: cambie una palabra por otra, por ejemplo, Beatriz por Teología), un juego absurdo e infantil. Para Chesterton las alegorías eran intentos por hacer más cercanos conceptos o ideas que no podían nunca traducirse del todo (no se trata de la Teología ni de Beatriz, ambas son imágenes de algo que “wittgensteinianamente” no puede nombrarse). Con esta Inquisición podemos ver que quizá los textos “gauchescos” o “tangueros” de Borges y los “fantásticos” no son sino alegorías entre sí.

Falta explicar el título de esta sección, y aquí si llegamos a las bibliotecas a los jugadores de ajedrez, a los libros que no tienen comienzo ni fin, a los espejos y la puesta en abismo.

Hay una obsesión en Borges por saber si el mundo tiene o no sentido, que es más básica que cada una de las mañas que correctamente, pero, a veces de manera exagerada se le achacan. En alguna parte comentó que el prefería un universo con forma de laberinto a uno infinito. Uno con forma de laberinto al menos debería de tener un centro. Uno infinito tiene un centro que está en todas partes, o sea en ninguna (esta idea la pensó Pascal por vez primera). Hay un cuento que se llama “Los Dos Reyes y los Dos Laberintos” que desarrolla el tema. El sinsentido del mundo se asocia así a su infinitud (y el tópico se despliega una y otra vez a lo largo de “Funes”, “El Inmortal”, “El Aleph”). Esta obsesión es una obsesión casi exclusivamente oriental (el infinito en occidente se asocia al Dios misericordioso, y nunca es visto como algo de pesadilla, más bien lo contrario es pesadilla, el vacío, la nada), mucho se vindica a Borges con las escrituras del Medio Oriente, pero he aquí que hace un par de meses me ha saltado a la cara la idea de que más que medioriental, el horror borgiano parece extremoriental. Las cajas chinas, la idea de la cultura china de taxonomizarlo todo, de rotular cada ente del universo, la idea de que todo puede ser duplicado, como en un espejo, y por ende comprenderse (en el sentido de abarcarse), es “sospechosamente” borgiana.

Antes del ser generador por Ying y Yang los chinos se encuentran con un mundo desordenado cuyo único orden posible es la clasificación. No me extrañaría que ese afán clasificador fuera el sustrato de los ideogramas en desmedro de un alfabeto (aunque la causa y el efecto son intercambiables como diría Sarduy). La noción del ideograma es que cada cosa debe tener su propio dibujo, si somos capaces de dibujarlo todo, entonces comprenderemos el mundo (es sin más el problema del mapa y el territorio). En las escrituras occidentales, en cambio, a partir de un número finito de letras se llega a un número infinito de oraciones. Y es sabido que en la mística judía la letra Alef es la que genera el resto del “alefato” y por ende todas las oraciones posibles (¿se entiende ahora porqué es tan importante para Borges encontrar el Aleph?).

BORGES PAL OTRO LAO

Bueno, el viejito ciego (bah, debí decir “no vidente”) es bastante prolífico a la hora de inspirar o entregar tópicos para hacer películas. Aquí les aviento un salpicón.

De 1996 es La Muerte y la Brújula dirigida por Alex Cox (el mismo de Sid y Nancy, 1986). Del 83 es Sad de Aleksandr Kajdanovsky. Del 79 La Intrusa de Carlos Hugo Christensen. El 75 ve Cacique Bandeira de Héctor Oliveira (el de La Nona, 1979; La Noche de los Lápices, 1986; y por cierto Antigua Vida Mía de 2001 sobre la novela de Marcela Serrano). Oliveira suma unos Cuentos de Borges en 1991. 1974 es la fecha de Los Otros de Hugo Santiago de acuerdo con textos de JLB y Bioy, del mismo Santiago es Invasión de 1969. Bernardo Bertolucci (El Último Tango en París, 1972; 1900, 1976; El Cielo Protector, 1990) hace La Estrategia de la Araña en 1970. Emma Zunz de Jesús Martínez León de 1966 retoma un tema que ya había desarrollado en 1954 Leopoldo Torre Nilsson en Días de Odio. Sobre El Hombre de la Esquina Rosada en 1962 ejercita René Mugica. En 1998 Borges agrega una aparición en el documental de German Kral, Buenos Aires, meine Geschichte.

Su nombre se asocia también a otras cintas como Borges para Millones de 1978 de Ricardo Wullicher. También de ese año es el documental Los Borges de Marilú Mallet. Obviamente en el año del centenario, i.e. 1999 aparecen tres filmes más: Borges, el Eterno Retorno de Patricia Enis y Fernando Flores, Un Amor de Borges de Javier Torre, y esta, la que originó esta entrega de Linkteratura: Borges, los libros y la noche (titulo que alude-cita un verso del “Poema de los Dones”) de Tristán Bauer, “responsable” también de Cortázar en 1994 y Evita, una tumba sin paz (1997). Hay que sumar la recientemente salida del horno: El Amor y el Espanto de Juan Carlos Desanzo. No se preocupen cauros, que ya vendrán más.

Ah, lo anterior es vía IMDB, pero, no le vamos a quitar el bulto a datos alternativos de gran importancia como guiones que se sabe Borges realizó: en 1955 y en colaboración con Bioy Casares (a quien hemos mencionado demasiado poco en estas páginas, mea culpa) publica dos, Los orilleros y El paraíso de los creyentes. Su OVA (only video available-sólo disponible en video) es la entrevista de 1976 en el programa español A Fondo en videotecas argentinas desde 1997.

Sobre discografía borgiana se debe partir, por supuesto, por la suya propia: 1956, “El Archivo de la Palabra” lanza una edición limitada de “Las ruinas circulares”, “El cautivo”, “Campos Atardecidos”, etc. 1967, Yanover, que ya había hecho lo propio con Marechal “tira” un LP con “El Gólem”, “Everness”, “Poema Conjetural”, etc; que hasta tuvo una segunda edición corregida y aumentada. En paralelo en Colombia aparece otro que incluye: “Baltasar Gracián”, “La noche cíclica”, “El Tango”; el lado B trae la multimedial “Emma Zunz”.

La colección “Argentina en la cultura” le edita un EP con entrevistas.

Participa de una grabación navideña al cerrarse la década del 60 con “Juan 1, 14”. 1977, 7 conferencias del Teatro Coliseo: “La Cábala”, “La Ceguera”, “El Budismo”, “Las 1001 Noches”, “¿Qué es la poesía?”, “La Divina Comedia” y “La pesadilla”.

De la película de Wullincher, el mismo 1978 se publica el soundtrack: “Borges para Millones”. Por fin OCA (only casette available) una entrevista de 1981 de Jorge Rivera. (el contenido de esta parte lo extraje del texto: Los Vinilos de Borges).

Ya con música es indispensable el dueto soñado Borges – Piazzolla, que se encuentran en dos discos: El Tango de 1965 con la inolvidable voz de Edmundo Rivero, que incluye: El Tango, Jacinto Chiclana, Alguien le dice al Tango, El títere, A Don Nicanor Paredes, Oda intima a Buenos Aires, y varias variaciones sobre el Hombre de la Esquina Rosada. El disco es reeditado en 1996 por BMG como Borges & Piazzolla.

  • El calientito CD Fotografía de Edgardo Messina incluye una versión de la “Milonga de dos Hermanos” con música de Guastavino. Otros que musicalizaron sus milongas fueron Falú, Leguizamón, Mederos y Plaza.
  • Hugo Santiago, el de las películas, musicalizará el “Soneto de Spinoza”; mientras que para la cinta de 1979 La Intrusa la música será otra vez de Astor.
  • En 1997 se editó el CD Rom La Biblioteca Total con música de Edgardo Rudnitsky, el juguetito evidente de los borgianos.

Por fin llegamos al bueno del Pedrito Aznar (y que bueno que ha sido él y no otro) que en Caja de Música de 2000 incluye: “El horizonte de un suburbio”, “Tankas”, “A un gato”, “Caja de música” (con Mercedes Sosa), “El”, “El suicida”, “El gaucho” (con Víctor Heredia), “Los enigmas” (con Lito Vitale), “H.O.” (con Jairo), “Insomnio” (con A.N.I.M.A.L.) y “Buenos Aires” (con Rubén Juárez).

Para cerrar es inevitable mencionar, uno, al bibliotecario ciego de El Nombre de la Rosa de Umberto Eco, llamado Burgos; dice Eco: “Al igual que los pintores del Renacimiento, que colocaban su retrato o el de sus amigos, yo puse el nombre de Borges, como el de tantos otros amigos”. Y dos, el cameo de Georgie en 60 Kilómetros de Francisco Ortega buscando el Aleph.

Los Precursores de Borges

Varios caen por su peso: H.G.Wells y R.L.Stevenson, las Mil y Una Noches y la Enciclopedia Británica, las literaturas medievales, Leopoldo Lugones o Macedonio Fernández. Otros no lo parecen tanto, Borges hace el juego siempre desapercibido de escribir “sobre” en vez de escribir “como”, entonces se nos pasan de colados Kafka y Hawthorne, Carriego y Chesterton. Volvamos a “El Inmortal” donde se descubre que todos son plagiarios pues todos ocupan palabras que ya antes se han ocupado. Así cada escritor es un sucesor de todos los escritores y todos los escritores del pasado son sus precursores. En el caso de Borges parece que la cita ad infinitum quiere también destacar eso, una suerte de “nada de lo humano me es indiferente” más en la línea de la acumulación que en la de la misericordia, por cierto.

EL HOAX DE BORGES

Es uno de los clásicos de las ferias artesanales, en disputa codo a codo con el Bertold Brecht de “Hay hombres que luchan un día…” citado por mi amigo Silvio en ”Sueño con Serpientes”; Benedetti, Neruda y John Lennon… Ah, y el cartel de Jesús que dice “Se Busca”.

Este se llama “Instantes” y declama así:

Si pudiera vivir nuevamente mi vida. /En la próxima trataría de cometer más errores./No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más./Sería más tonto de lo que he sido, de hecho/tomaría muy pocas cosas con seriedad./Sería menos higiénico./Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría/más atardeceres, subiría más montañas, nadaría más ríos./Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería/más helados y menos habas, tendría más problemas reales y menos imaginarios./Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente/cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría./Pero si pudiera volver atrás trataría de tener/solamente buenos momentos./Por si no lo saben, de eso está hecha la vida, sólo de momentos;/no te pierdas el ahora./Yo era uno de esos que nunca iban a ninguna parte sin termómetro,/una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaídas;/Si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano./Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios/de la primavera y seguiría así hasta concluir el otoño./Daría más vueltas en calesita, contemplaría más amaneceres/y jugaría con más niños, si tuviera otra vez la vida por delante./Pero ya tengo 85 años y sé que me estoy muriendo.

Snif, :´-(

Bueno, acá viene lo malo: este poema NO es de Borges. Varios han tratado de seguirle la pista, entre ellos Iván Almeida, que parece haber dicho la palabra definitiva sobre el tema. En principio se había asignado la autoría a una “poetisa” norteamericana llamada Nadine Steir, pero, esta señora parece que nunca ha existido, sería Nadine Strain. La última información achaca una primera versión a Don Herold, humorista yanqui, en Selecciones del Reader’s Digest de octubre de 1953.

Creo que a Almeida, como buen borgiano, se le pasa la mano en su crítica a los “creyentes” de Instantes. A mí en lo personal el poema este me gusta harto y creo que no es un mal regalo, pero, obviamente, en honor a la verdad hay que sacarlo del corpus de Georgie. ¿Por qué no intercambiarlo por ejemplo con este otro?:

¿Dónde se habrán ido?

Según su costumbre, el sol

brilla y muere, muere y brilla

y en el patio, como ayer,

hay una luna amarilla,

pero el tiempo, que no ceja,

todas las cosas mancilla.

Se acabaron los valientes

y no han dejado semilla.

¿Dónde están los que salieron

a libertar las naciones

o afrontaron en el Sur

las lanzas de los malones?

¿Dónde están los que a la guerra

marchaban en batallones?

¿Dónde están los que morían

en otras revoluciones?

No se aflija. En la memoria

de los tiempos venideros

también nosotros seremos

los tauras y los primeros.

El ruin será generoso

y el flojo será valiente:

no hay cosa como la muerte

para mejorar la gente.

¿Dónde está la valerosa

chusma que pisó esta tierra,

la que doblar no pudieron

perra vida y muerte perra,

los que en duro arrabal

vivieron como en la guerra,

los Muraña por el Norte

y por el Sur los Iberra?

¿Qué fue de tanto animoso?

¿Qué fue de tanto bizarro?

A todos los gastó el tiempo,

a todos los tapa el barro.

Juan Muraña se olvidó

del Cadenero y del carro

y ya no sé si Moreira

murió en Lobos o en Navarro.

No se aflija. En la memoria…

El tópico del Ubi Sunt villoniano en clave de milonga, de Para las Seis Cuerdas.

BORGES EN SU TINTA

Estuve a punto de titular algo como los “Laberintos de Internet” o alguna referencia a la red de redes como la verdadera Biblioteca de Babilonia, pero, no, no voy a hacerlo.

Una abundantísma colección de textos de y sobre Borges.

http://www.galeon.com/borges/borges.htm

La página del Centro de Estudios y Documentación “Jorge Luis Borges”, notable.

http://www.borges.pitt.edu/spanish.php

Los datos técnicos del disco del dueto soñado: Piazzolla + Borges.

http://www.piazzolla.org/works2/el.html