Como recordarán, hace un par de semanas hicimos un Análisis Lingüístico Computacional de 30 novelas chilenas, con resultados que nos parecieron extraordinariamente interesantes.

Bueno, seguimos mirando los datos, y se nos ocurrió preguntarnos que pasaría si metiéramos los años de publicación de las novelas al baile (desde Martín Rivas -1862-, hasta Ruido -2011-). Creamos, en consecuencia, una nueva columna en nuestra tabla con los años de edición de las obras y calculamos todas las correlaciones Pearson entre estos valores y los de los indicadores originales.

Asumimos que los valores cercanos y superiores (de modo absoulto) a 0,70 pueden ser buenos indicadores de la “evolución de las obras”.

Solo tres valores quedaron en ese rango, con una correlación negativa:

  • Porcentaje de palabras afectivas (-0,729) (acariciar, aburrir, fracaso, etc.)
  • Porcentaje de emociones positivas (-0,726) (ganar, inspiración, pasión, etc.)
  • Porcentaje de sensasiones positivas (-0,681) (éxtasis, goce, humor)

Esto significa que, a medida que pasan los años, el porcentaje de palabras afectivas (y de emociones y sensasiones positivas) disminuye sistemáticamente.

Debemos indicar que también tuvieron altos valores las emociones negativas (que se incluyen asimismo en las palabras afectivas).

Parece ser que a medida que avanzan los años, las novelas van desensibilizando su escritura, evitando el ámbito emocional (valor mayor para El Niño que Enloqueció de Amor -6,34-; valor menor para Condell -2,52-)

Este es el gráfico de la evolución de los porcentajes de palabras afectivas ordenadas por años de las novelas:

Martín Rivas (1862)