El sábado por la noche y el domingo a lo largo del día se convirtió en Trending Topic en Twitter el nombre de Nayita (@_nayita, cuenta hoy inexistente) quien aseguraba ser bidente (sic) y poseer información sobre el accidente de Juan Fernández. Lo que siguió fue una especie de histeria colectiva y la cuenta alcanzó con una celeridad impresionante los quince mil followers. Nicolás Copano (@copano) rastreó practicamente de inmediato la cuenta y descubrió que esta había sido creada recientemente y que, en consecuencia, lo más probable es que fuera un fake (un fake, por lo demás, extremadamente peligroso).

La Percepción Extrasensorial (PES, o ESP por su sigla en inglés) y otros fenómenos parapsicológicos asociados, como la clarividencia, han estado dando vueltas por nuestro país en los últimos meses, también por causa de las declaraciones de Eugenio Tironi, quien alega haber predicho la efervescencia social del semestre en curso (LOL).

Ahora la pregunta del millón: ¿existen los videntes?, ¿existe la percepción extrasensorial?

Eduardo Unda-Sanzana ha dado una respuesta negativa a la primera pregunta muy documentadamente en dos artículos de los blogs de La Tercera (aquí y acá, esta última ahora mismo, sobre los casos de videntes respecto de Juan Fernández; recomiendo vivamente leerlos). El autor dice:

“No podemos probar cualquier cosa que cualquiera proponga sin un fundamento claro, pues arriesgamos a transformar en chacota algo serio y desperdiciar los limitados recursos que se pueden destinar a ello. Esto obliga a establecer el límite en que hacer algo vale la pena. Ese límite es que exista evidencia abundante y clara de que ello funciona. Los videntes tuvieron su oportunidad y fallaron. De hecho, tuvieron muchos miles de oportunidades y muchos miles de veces fallaron. ¿Le cuento algo? Se pidió, en un trabajo de “The Skeptical Inquirer“, que los mismos videntes nominaran el mejor caso de la historia en que supuestamente hubieran ayudado a resolver un enigma policial, para investigarlo a fondo. El resultado fue que hubo una mezcla de fraude e información que se había obtenido por medios no psíquicos. La ayuda del vidente no fue relevante”.

Pero, la segunda pregunta al parecer no se puede responder con un NO rotundo tan fácil: Daryl J. Bem lleva un buen tiempo trabajando en temas de percepción extrasensorial desde el laboratorio psicológico; cumpliendo -al menos a primera vista- con los estándares básicos de investigación en psicología cognitiva, y ha hecho unos hallazgos interesantísimos. En su paper “Feeling the Future: Experimental Evidence for Anomalous Retroactive Influences on Cognition and Affect” publicado en mayo (y que mereció comentarios de Tom Chivers del Telegraph, y del mismísimo Jonah Lehrer) hizo lo siguiente (entre varios otros experimentos):

Bem sentó sujetos delante de una pantalla de computadora que mostraba dos cortinas, detrás de una de las cuales aparecería una fotografía que bien era neutral, bien negativa o bien erótica. A través de 36 ensayos los sujetos tuvieron que preseleccionar la pantalla en que pensaban que la imagen iba a aparecer, después de que el equipo escogía al azar la ventana para proyectar la imagen. Cuando las imágenes eran neutrales, los sujetos no tuvieron más que un 50% de aciertos (que es lo que predice la elección al azar). Sin embargo, cuando las imágenes eran eróticas, las preselecciones de pantalla resultaron correctas en un 53,1% de los casos; siendo este resultado estadísticamente significativo.

Tomado de Scientific American

Bem tiene una conclusión retóricamente muy sugerente para su estudio:

“Cerca del final de su encuentro con la Reina Blanca, Alicia protesta que “no se puede creer en cosas imposibles”, un sentimiento con el que el 34% de los psicólogos académicos que creen que es imposible la PES seguramente estaría de acuerdo. La Reina Blanca famosamente replicó: “Me atrevo a decir que no has tenido mucha práctica. Cuando yo tenía tu edad, siempre lo hacía por media hora al día. ¿Por qué, a veces he creído hasta seis cosas imposibles antes del desayuno” (Carroll, 2006, p. 166).

A diferencia de la Reina Blanca, no soy partidario de creer cosas imposibles. Pero tal vez este artículo hará que el otro 66% de los psicólogos académicos aumenten sus probabilidades de creer por lo menos una cosa anómala antes del desayuno”.

Y si bien, Michael Shermer (el mandamás del movimiento escéptico) ha mostrado –valga la redundancia– escepticismo sobre las condiciones de aplicación y posible replicación del experimento (en un artículo para Scientific American: “Extrasensory Pornception: Doubts About A New Paranormal Claim”), que les recomiendo también leer, felicitamos a Daryl Bem porque ha hecho una cosa mucho más importante que creer o no creer, ha instalado la idea de que (como hace la buena ciencia) las hipótesis, por más descabelladas que sean, se requiere investigar para sostenerlas definitivamente o desecharlas.

Por último, nuestro experimento trucho de rigor. En la siguiente imagen hay dos cuadros rojos (soy pésimo dibujando cortinas). Una de ellas se dibujó sobre una imagen erótica (seleccionada al azar tirando una moneda al aire, nada de métodos estocásticos). ¿Adivinan cuál es?