“Washington, 23 nov. EFE.- La científica estadounidense Lynn Margulis, conocida por sus trabajos sobre el origen y evolución de las células, y considerada una autoridad en biología evolutiva, falleció a los 73 años en su domicilio en Amherst (Massachusetts, noreste de EE.UU.) (…) Según Margulis, el origen de las primeras células con núcleo se dio a partir de la fusión de bacterias primitivas hace miles de millones de años, con lo que esas bacterias serían un factor a tener en cuenta en el origen de la vida”.

Como indica la Wikipedia, Margulis descubrió un importantísimo hito en la evolución “su teoría sobre la aparición de las células eucariotas [células con núcleo y que son la base de los organismos multicelulares] como consecuencia de la incorporación simbiótica de diversas células procariotas [células sin nucleo celular que corresponden a organismos unicelulares] (endosimbiosis seriada)”. Además de ello, Margulis fue una de las principales promotores de la Hipótesis Gaia, lo que le valió bastantes controversias; y, algo muy importante para nosotros, fue uno de los cerebros invitados a la versión contemporánea de la Tercera Cultura, al participar del libro The Third Culture: Beyond the Scientific Revolution editado por John Brockman en 1995. Brockman acaba de subir el detalle de ese capítulo a Edge, les dejamos el link. Al final del mismo aparecen, como es costumbre en la Tercera Cultura, comentarios de otros pensadores sobre su trabajo. Hemos traducido el de Francisco Varela:

“Considero que Lynn Margulis es uno de los biólogos más brillantes y más importantes desde los genetistas de la década de 1920, cuando Thomas H. Morgan y J.B.S. Haldane contribuyeron a sentar las bases de la biología evolutiva sobre bases celulares.

Desde entonces, la única pieza interesante que reúne a la biología en todos sus niveles – desde la geología a la biología celular, a la biología molecular, y a la evolución – es Lynn. Una de las ideas clave que introdujo en la década de 1970 fue la evolución por simbiosis. Nadie le creyó. Pero ahora esa idea está bastante bien establecida, y se ha abierto una nueva forma de pensar acerca de las relaciones que vemos en los microorganismos. También nos ayuda a comprender la importancia del micromundo. Ella ha sido muy original. Su libro Symbiosis in Cell Evolution es uno de los clásicos de la biología en el siglo XX.

Yo tengo, a pesar de ello, algunas críticas. En los últimos años, ha llevado algunas de sus ideas científicas más importantes hacia un ámbito más cultural: hacia una interpretación cultural de la humanidad. Esto es malo. Su historia sobre los orígenes del sexo, en Mistery Dance, escrito en conjunto con Dorion Sagan, por ejemplo, es ingenua, llena de clichés, y carente de perspectiva histórica. He leído famoso ataque de Richard Dawkins en su revisión en la revista Nature, y debo decir que por una vez estoy totalmente de acuerdo con Dawkins. Es lamentable que se Lynn se haya desviado hacia una segunda etapa extraña.

Una de las razones por las que he llegado a conocerla es que fue uno de los primeros biólogos que apreciaron el trabajo que realicé con Humberto Maturana en los años setenta, en la comprensión básica de la organización biológica celular de un sistema autopoiético. De inmediato ella lo tomó y lo incorporó a su trabajo. Eso fue muy importante para mí, porque eso significaba que nuestro trabajo no era, como decimos en español, completamente fuera de tiesto”.