Antes de que dibujáramos en las hojas del cuaderno de matemáticas los logos de Twisted Sister o Ratt, los proto-nerds de los setentas inscribíamos en sus páginas las runas AS: las iniciales de Arne Saknussemm, que se hallaban desperdigadas por el interior del planeta en el Viaje al Centro de la Tierra.

Antes de que los vuelos internacionales se compraran con Travel Card, los niños de ayer girábamos alrededor del globo terráqueo en compañía de Phileas Fogg y Passepartout.

Antes de que Neil Armstrong pisara la Luna, ya tantos habían viajado a ella y habían sido parte del Gun Club.

Julio Verne iluminó nuestra infancia, tanto como los dibujos de Carl Barks de un Tío Rico o de Themo Lobos de Mampato que estaban inspirados en esos mismos héroes anglosajones y franceses decimonónicos.

Sin la estética del Nautilus o de Robur, serían impensables el SteamPunk, 1899, Hayao Miyazaki o Alan Moore.

Sin la fe en el progreso verniana serían imposibles La Máquina del Tiempo de George Pal o Volver al Futuro.

Por eso y por lo mucho más que le debemos a Julio Verne, les dejamos un regalo de cumpleaños. La música y un diaporama de la producción francoítaloespañola de La Isla Misteriosa de 1973 que se dio en Chile en 1976 ó 1977. Para algunos de nosotros SIEMPRE el Capitán Nemo será Omar Sharif.