Según datos de la UNESCO, en 2009 los Estados Unidos produjeron 485 películas: la India elaboró, por su parte, 1091. Entre medio de estas dos –las industrias cinematográficas más poderosas del mundo–, se ubicó la emergente producción nigeriana con 872 films. Nollywood supera a Hollywood y se ubica por detrás de Bollywood.

La industria fílmica nigeriana es uno de los secretos mejor guardados de la cultura popular actual y en Chile practicamente no sabemos nada de ella: si bien han aparecido reportajes en Paula, Fucsia o El Mercurio, los relatos que nos llegan de este fenómeno lo hacen muy mediatizadamente. Sabemos que todo se inició con la cinta Living in Bondage (Obi Rapu, 1992) narrando la historia de un hombre que se une a un culto secreto, asesina a su esposa en un sacrificio ritual, luego adquiere enorme riqueza como recompensa, y posteriormente es perseguido por el fantasma de la mujer. La obra se generó por el exceso de cintas de video virgen que atesoraba Kenneth Nnebue, un comerciante de Onitsha que creyó que era mejor vender los VHS con contenido que en blanco, llegando a la increíble cifra de 750.000 copias (datos de The Economist). Lo que ocurrió luego fue más o menos predecible, muchos otros aspirantes a productores iniciaron la fiebre del blockbuster de video casero: bajísimos costos de producción (unos pocos miles de dólares), locaciones “locales”, copias en el formato más barato (originalmente el VHS, pero, ahora en los dos miles, el VCD), venta por un par de dólares la copia, decenas de miles de compradores y ganancias por cincuenta o cien mil dólares.

Fréderic Martel cuenta, en Cultura Mainstream (2011), una situación vivida en Dsachang (Camerún), donde el alcalde de la ciudad reprende a uno de los ciudadanos por construir una casa sin permiso, pero al mismo tiempo deja pasar el “espagueti”, que así se llama a todo un entramado de cables aéreos que conectan poblados enteros con televisión por cable… pirata. “Con un abonado que pague, mil familias están servidas” (Martel, 2011:400). El dato es enormemente relevante: gran parte de la industria del entretenimiento en África es pirateada. El autor indica que es común observar en las calles de Yaundé (la capital de Camerún) vendedores de CDs y DVDs ilegales à la sauvette (callejeros que huyen de la policía –mmm, ¿suena conocido?), al punto que el 99% de los cedés vendidos en el país son piratas. Pero, los piratas no pueden con Nollywood: el costo de un VCD nollywoodense es tan pero tan barato que no es negocio piratearlo.

En África practicamente no hay cines. Mientras en en México, China y la India se abre una nueva sala de multicine al día, en aquel continente las salas cierran. En cambio, se favorece la audiencia casera, o en “video parlors” (construcciones ligeras con algunos asientos rudimentarios y un aparato de televisión). Entre ellos y las ventas directas la empresa nollywoodense saca cuentas alegres año tras año.

 

Un video parlor.

Un video parlor.

Hemos estado revisando un libro comprensivo sobre el tema Viewing African Cinema In The Twenty-First Century: Art Films And The Nollywood Video Revolution (Saul & Austen, 2010) y la información y análisis que trae son valiosísimos. En primer lugar se encuentra la dimensión numérica de los espectadores: en el país viven 167.000.000 de personas (lo que lo ubica como el séptimo país más poblado de la Tierra) contando siete ciudades que superan el millón. En segundo lugar, los contactos y la penetración de su cine en países cercanos: son asiduos consumidores de cinematografía nigeriana los habitantes de Ghana, Camerún, Niger, Benin e incluso todo el resto del continente. En tercer lugar, su exportación a la denominada diáspora africana, particularmente la del Caribe: en St. Lucía se reporta que la mayor parte de los DVDs bootlegs son nollywoodenses; algo similar ocurre en St. Marteen, en el estado de Florida e incluso existe interés en Nueva York, en Washington DC y en los inmigrantes africanos en Europa.

Por supuesto que esta floreciente área de inversión y creación no está exenta de críticas. Onookome Okome en el capítulo del libro de Saul & Austen llamado Nollywood and Its Critics comenta que los cineastas tradicionales africanos ven con malos ojos estas producciones baratas y de rápida factura (algo que rememora el video chileno como Cementerio pa’l Pito o El Manso Asado), en especial los que provienen de la tradición francesa (las películas de Nollywood son en un inglés muy característico que incluso para un hispanoparlante no resulta difícil de entender al menos en su texto básico). Uno de esos críticos se ensaña de la siguiente manera:

“Las historias giran invariablemente en torno infertilidad o la ausencia de hijos, el problema del abandono de los niños, la poligamia, o problemas de deserción, legados o herencias, la prostitución, rivalidades entre hermanos, hombres mujeriegos, raptos del marido o la esposa, problemas con los suegros, las casas de ayuda, la vinculación y prestación de juramento. Cuestiones culturales sensibles, tales como el Sistema de Osu, el incesto, la brujería y el fetichismo también se abordan. Algunas de las producciones en idioma Inglés han tratado historias relacionadas con la delincuencia, las drogas, la salud y el fraude, sobre la base de lo que sucede en los últimos tiempos. Sin embargo, los principales problemas de nuestro tiempo, tales como el desempleo, los problemas del sistema legal, la justicia, la equidad, la libertad, la política, los problemas sociales, la educación, los servicios médicos, la vivienda, la alimentación, la adicción a las drogas o el tráfico siguen pidiendo un tratamiento en pantalla más desarrollado” (Okome, 2010:29).

Okome sugiere directamente que si bien el cine nigeriano tiende a estereotipar la imagen de África: “Nollywood y los productos culturales que vende constituyen un documento social, un tableau vivant, si se quiere, de la historia contemporánea social y cultural de Nigeria, desde abajo hacia arriba”.

Para más información sobre este extraordinario escenario cultural remitimos al documental Welcome to Nollywood (Meltzer, 2007). Del mismo modo se puede revisar un canal dedicado de YouTube con cintas completas en: NollywoodLove.