Están por todos lados. Son como una invasión. Las calcomanías familiares pegadas en el parabrisas trasero de las cuatro por cuatro conquistaron Santiago. Y son horribles: figuras que parecen palotes, en un diseño de sticker en blanco de adrede lo-fi, porte obligatorio de la SUV del clan. Acá un intento de análisis.

ADVERTENCIA: La introducción de este posteo será más larga que de costumbre, pero les aseguro que luego de leerlo dispondrán de una herramienta poderosa para analizar no solo el problema de las Calcomanías Familiares, sino que muchos otros fenómenos del Chile actual.

Me ha pasado ya como cinco o seis veces, empiezo a pergeñar un artículo para Tercera Cultura y revisando la bibliografía llego, una y otra vez al mismo libro. Se llama The Presentation of the Self in Everyday Life y lo escribió el sociólogo Ervin Goffman en 1959. Su teoría es directa y explicativa:

“Cuando una persona entra en presencia de otras personas, estas habitualmente tratan de adquirir información acerca de la primera o de poner en juego información sobre ella que ya se poseía. Las personas estarán interesadas ​​en general en: la situación socioeconómica, la concepción de sí mismo, la actitud hacia ellos, la competencia, la fiabilidad, etc. Aunque parte de esta información parece ser buscada como un fin en sí mismo, hay razones prácticas para adquirirla. La información sobre el individuo ayuda a definir la situación, lo que permite que los demás sepan de antemano lo que se espera de ellos y lo que pueden esperar de él. Informados de esta manera, los demás sabrán la mejor forma de actuar con el fin de suscitar una respuesta deseada del primero”.

Goffman sostenía la metáfora del teatro que popularizara Shakespeare en Como Gustéis: “El mundo es un gran teatro” (“All the world’s a stage”, Acto II, Escena VII), y pensaba que como actor, cada persona se preocupaba de la imagen que transmitía a los demás.

En los ochentas y noventas diversos sociólogos y psicólogos sociales desarrollaron este concepto de “self-presentation” y acuñaron el término Impression Management (IM) para dar cuenta de las motivaciones, objetivos y recursos que se movilizan y se encuentran involucrados en la construcción de la imagen pública.

En un artículo completísimo de Leary & Kowalski (1990, “Impression management: a literature review and two-component model”), los autores sostienen que la IM consiste en dos componentes: la Motivación a la Impresión (en qué condiciones nos vemos más forzados a “causar una buena impresión”, practicamente nula si fuéramos invisibles, altísima si nos damos cuenta de que otros nos están observando atentamente) y la Construcción de la Impresión (cuáles son los medios por los cuales nos presentamos a los otros: verbales, no-verbales, actitudinales, etc.).

Cada uno de ellos de acuerdo con Leary & Kowalsky está constituido de subcomponentes.

Para la Motivación de la Impresión está:

  1. la Relevancia de la Impresión para los Propios Objetivos (quienes me observan, ¿pueden realizar consecuentemente acciones que me beneficien o perjudiquen –jefes, pares?),
  2. el Valor de los Objetivos Deseados (los objetivos que tengo y que son influidos por la impresión que doy, ¿son esenciales en mi vida?), y
  3. la Discrepancia entre la Imagen Deseada y la Actualmente Proyectada (¿cuán lejos está la imagen que deseo proyectar de la que realmente estoy proyectando?).

Para la Construcción de la Impresión está:

  1. el Auto-Concepto (¿cómo me veo a mí mismo y qué es lo que quiero que los demás sepan de mí mismo?),
  2. las Imágenes de Identidad Deseadas y No-Deseadas (¿cómo me gustaría o no me gustaría que me vieran los demás?),
  3. las Restricciones de Roles (¿qué lugar ocupo y qué se espera y espero que se proyecte de mí en ese espacio?),
  4. los Valores Objetivos (¿cuáles son los valores y las imágenes que son aprobadas socialmente en el espacio en el que actúo?), y
  5. la Actual y Potencial Imagen Social (¿cómo me están viendo en este momento los demás?).

Ahora, un grafiquito de resumen.

Si se fijan, el modelo se aplica a un sinnúmero de fenómenos, desde cómo me visto, qué rituales sigo, cuál es mi ringtone, qué películas voy a ver, qué cerveza me tomo después de la película, cómo hablo del tema de la película, etc., etc., etc.

Apliquémoslo, entonces, a los Family Stickers.

Primero, la Motivación a la Impresión se da en condiciones bastante explícitas, manejar un auto, especialmente una 4×4 ocurre en un contexto urbano, donde hay otras 4×4, donde los otros conductores de 4×4 miran mi 4×4. O sea, “como te explico”, ellos son los principales observadores (nótese que la ubicación del sticker en el parabrisas trasero a mano izquierda hace que su “espectador” más directo sea, “el conductor del auto de atrás”). Ir al dejar a los niños al colegio, salir de paseo, etc. Es realmente difícil ver un Family Sticker con un solo integrante familiar, o una pareja sin críos. Respecto de la Relevancia de la Impresión para los Propios Objetivos, también es obvio, ser como ellos, los otros conductores que conducen 4×4, relevancia altísima: convertirse en un par. El Valor de los Objetivos Deseados es altísimo también, no se trata solo de mostrar que tengo el dinero para poseer una SUV, también “tengo” una linda familia. Finalmente, en cuanto a la Discrepancia entre la Imagen Deseada y la Actualmente Proyectada, pasa algo parecido que con lo anterior: antes “mostrar” una SUV era símbolo de status económico, con los Family Decals, muestra que “necesito uno de estos vehículos, soy una madre o un padre preocupado del bienestar de su familia”.

Segundo, respecto de la Construcción de la Impresión, se trata de un medio curioso, a caballo entre el ideograma, el emoticón y el cómic, la Calcomanía Familiar tiene algo de ingenuo, de “lúdico”. El Auto-Concepto tiene que ver con la proyección de la familia ideal. Las Imágenes de Identidad Deseadas y No-Deseadas están relacionadas con “los valores de la familia, encarnados en la imagen de familia proyectada” por el primer lado, y con “el disvalor de tener un auto caro” por el segundo lado: el Family Decal proyecta un valor sobre un objeto que indica un valor contrapuesto (de ahí la agudeza de XKCD en el chiste que inicia este posteo). Respecto de las Restricciones de Roles, la calcomanía proyecta un rol de marido o esposa que pone por sobre todas las cosas a sus pequeños (y, a veces, a sus mascotas también), esto también afecta a los Valores Objetivos de un grupo social que reconoce en las “familia bien constituida” el “núcleo de la sociedad misma”. Ello, finalmente influye en la Actual y Potencial Imagen Social: basta con decir que no se ven por ahí Family Decals de familias divorciadas.

Como se puede observar, el modelo de Leary & Kowalski es sumamente poderoso para analizar este caso. Por supuesto que, en un análisis apurado como este, se me pueden haber pasado por alto muchas cosas, espero comentarios. Y las invito y los invito a proyectar este tipo de lectura sobre otros asuntos, como las fotos de perfil de Facebook, los estados de Twitter, la corbata que se lleva en la reunión, etc.