Trece millones de pintas de Guinness (niam, niam) se estima se consumirán hoy por la festividad de San Patricio (aparte de las cervezas rubias teñidas de verde irlandés). Como es habitual, el proceso pasará de la risa, al amor, al llanto y finalmente a los combos. En algún momento de la curadera (justo después del canto masivo de himnos institucionales: “Seeeer un romántico viajero” (8)), vendrán las disputas. Y seguramente muchas de ellas versarán sobre cuál es el edificio más alto del mundo, cuál es el animal más rápido, o cuántas pintas de Guinness se consumen para esta fecha. Es curioso, pero no sorpresivo, que sea la misma cerveza stout la que se haya dado cuenta de que estas típicas discusiones de curados necesitaban ser zanjadas para no llegar a los golpes.

Según el Libro de Récords Guinness:

 

“En una fecha desconocida en noviembre de 1951, sir Hugh Beaver (1890-1967) estaba de cacería en la colina de Slob, por el río Slaney en el condado de Wexford, en el sureste de Irlanda. Algunos chorlitos dorados se perdieron en la búsqueda. Por la noche en Castleford se ​​dieron cuenta de que no era posible confirmar en libros de referencia si el chorlito dorado era el ave de caza más rápida de Europa. Se le ocurrió, entonces, a Sir Hugh, director gerente de la Cervecería Guinness, que debía haber muchas otras cuestiones debatidas noche a noche en los 81.400 pubs de Gran Bretaña es Irlanda, pero no había un libro con el que se pudieran zanjar los argumentos acerca de los récords. El 12 de septiembre de 1954, sir Hugh invitó a Norris y Ross McWhirter para ver si su agencia de datos y cifras de Londres podía ayudar. Se estableció una oficina en el 107 de Fleet Street y con intenso trabajo comenzó el desarrollo de la primera edición de 198 páginas. Las impresoras lanzaron el primer ejemplar el 27 de agosto de 1955. Mucho antes de la Navidad el Libro Guinness era el Nº1 en la lista de best-sellers“.

Por supuesto que hoy hay otras formas de resolver el problema: se accede con el SmartPhone a la página de Wikipedia y casi cualquier consulta puede ser resuelta en cuestión de segundos sin llegar a los wates. De todos modos hay que reconocer en Guinness el primer método que quizá cuantas veces impidió la ruptura de amistades, de corazones o del cráneo.