por Jimena Castro

Cuando Martin Gore de Depeche Mode escribió “Personal Jesus” no estaba pensando en Jesús de Nazaret. Estaba pensando en Elvis Presley. Y pensaba en Elvis porque para Priscilla Presley, su esposa, estar casada con el ícono popular era como tener a un “personal Jesus”, “someone who hear your prayers, someone who cares”, como dice la canción.  También se casaron con Jesús (pero no con Elvis) Teresa de Ávila,  Hildegard von Bingen, Úrsula Suárez y la misma Teresita de los Andes.

Jesús es un esposo, Jesús es un profeta, Jesús es un hermano, Jesús es un alienígena ancestral y es también hijo de Dios.  Como sea, Jesús es de todos.

Esta última es la postura de José Antonio Pagola, sacerdote vasco que escribió el libro Jesús. Aproximación histórica. Como evidencia el título, el libro de 475 páginas se encarga de entregar una visión contextualizada de la vida y, sobre todo, de las declaraciones de Jesús. Se afirma de una extensa bibliografía que adjunta al final de cada capítulo. La inquietud de Pagola consiste en investigar cómo Jesús no ha podido ser olvidado, cómo ha removido tantos espíritus, cuánto se ha escrito y representado (bien lo sabemos en Semana Santa) sobre su vida. Un hombre que, para Pagola, lo único que hace es llevar “a creer en Dios como ha creído él, sin hacer de su misterio un ídolo ni una amenaza, sino una presencia amistosa y cercana, fuente inagotable de vida y compasión por todos”(6): traer de regreso una justa dignidad, para todos.

Si volvemos varios siglos atrás, nos vamos a encontrar con otro cura muy interesante: el Maestro Eckhart (1260-1328). Recuerdo un hermoso sermón donde explica la escena de la expulsión de los mercaderes del templo. Jesús, indignadísimo, desaloja a los vendedores de palomas, bueyes y ovejas con harto escándalo, látigos y gritos. “No hagan de la casa de mi Padre un mercado” (Juan 2, 12) les gritó. La escena bíblica narra también cómo sus discípulos recordaron el salmo que decía “El celo por tu casa me devora”.  Para Eckhart, el templo es el alma y los vendedores, todas las ideas preconcebidas que tenemos con respecto a Dios (Dios es bueno, Dios es misericordioso, Dios tiene tal y cual forma). Por eso, la novedad de Jesús consistiría justamente en la expulsión, violenta, de esas ideas. Jesús buscaría dejar nuestras almas (el templo) vacías para que se llenen sólo de Él, una noticia: buena y nueva.

Creo que eso es lo que Pagola deja en claro con Jesús. Aproximación histórica, porque barre con cualquier idea que podamos tener sobre Jesús. Me acuerdo que cuando estrenaron La pasión de Cristo de Mel Gibson se la mostraron a Juan Pablo II y él sentenció “Así fue”, o algo parecido. El estilo de Pagola es totalmente contrario. Reconoce el autor que es muy difícil establecer un recorrido de la vida de Jesús por falta de documentación. Por eso mismo es que su metodología es tomar una cita y analizarla de acuerdo al contexto. Por ejemplo, Jesús dice “Ni llaméis a nadie ‘padre’ vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo” (Mateo 23, 8-11). Este texto se trataría de una crítica a la jerarquía reinante en las comunidades religiosas y también familiares. La autoridad paternal sería exclusiva de Dios y que es curiosamente un Dios maternal. Adicionalmente, Pagola indica que “cuando el poder patriarcal desaparece, hacen su aparición los niños. Ellos son, junto con las mujeres, los más débiles y pequeños de la familia, los menos poderosos (…) Según Jesús, ellos han de ocupar el centro en el reino de Dios” (197).

Coincidencia: al igual que Eckhart, Pagola es también perseguido. En este link se puede leer su declaración en torno a la polémica que ha ocasionado su texto. Pero, ¿dónde está la polémica?, ¿qué daño hace un libro que se encarga de dibujar a Jesús desde una perspectiva histórica? A pesar de ser escrito, como él mismo afirma, “desde la Iglesia Católica” (7), la Conferencia Episcopal Española declaró que “el Autor parece sugerir indirectamente que algunas propuestas fundamentales de la doctrina católica carecen de fundamento histórico en Jesús”.

La Conferencia Episcopal de España tiene razón: Pagola sugiere que la Iglesia tendría que reformular algunas de sus ancestrales doctrinas, en honor a la justicia del mensaje de Cristo. “Las cosas tienen que cambiar” se llama uno de los quince capítulos del libro y  aquí recopilo algunas citas que podrían haber suscitado la polémica:

Matrimonio: “Probablemente, lo que más hace sufrir a las mujeres no es vivir al servicio de su esposo y de sus hijos, sino saber que, en cualquier momento, su esposo las puede repudiar abandonándolas a su suerte. Este derecho del varón se basa nada menos que en la ley: ‘Si resulta que la mujer no halla gracia a sus ojos, porque descubre en ella algo que no le agrada, le redactará un acta de repudio, se lo pondrá en la mano y la echará de casa’ (Deuteronomio 24, 1) (…) Mientras los doctos varones discutían [sobre los motivos válidos para abandonar a la esposa], las mujeres no podían alzar su voz para defender sus derechos” (195). Dice Pagola que todo parece indicar que la famosa frase “Lo que Dios ha unido, no  lo separe el hombre” es bastante literal: el hombre, el varón, no tendría derecho a repudiar a la mujer.

La Ley: “Jesús confronta a la gente no con aquellas leyes de las que hablan los escribas, sino con un Dios compasivo. No basta con vivir pendientes de lo que dice la Torá. Hay que buscar la verdadera voluntad de Dios, que, en no pocas ocasiones, nos puede llevar más allá de lo que dicen las leyes. Lo importante en el reino de Dios no es contar con personas observantes de las leyes, sino con hijos e hijas que se parezcan a Dios y traten de ser buenos como  lo es él. Aquel que no mata cumple la ley, pero, si no arranca de su corazón la agresividad hacia su hermano, no se asemeja a Dios (Mateo 5, 21-22)” (218)

La buena vida:Dios no es una fuerza conservadora, sino una llamada al cambio: ‘El reino de Dios está cerca; cambiad de manera de pensar y de actuar, y creed en esta buena noticia’. No es el momento de permanecer pasivos. Dios tiene un gran proyecto. Hay que ir construyendo una tierra nueva, tal como la quiere él. Se ha de orientar todo hacia una vida más humana, empezando por aquellos para los que la vida no es vida. Dios quiere que rían los que lloran y que coman los que tienen hambre: que todos puedan vivir (…) A Dios le interesa el bienestar, la salud, la convivencia, la paz, la familia, el disfrute de la vida, el cumplimiento pleno y eterno de sus hijos e hijas” (287)

La Iglesia: “Esto es lo primero y más decisivo: poner a Jesús en el centro del cristianismo. Todo lo demás viene después. ¿Qué puede haber más urgente y necesario para los cristianos que despertar entre nosotros la pasión por la fidelidad a Jesús? Él es lo mejor que tenemos en la Iglesia” (416). “Pertenecer a la Iglesia es comprometerse por un mundo más justo (…) Jesús no dejó detrás de sí una ‘escuela’, al estilo de los filósofos griegos, para seguir ahondando en la verdad última de la realidad. Tampoco pensó en una institución dedicada a garantizar en el mundo la verdadera religión. Jesús puso en marcha un movimiento de ‘seguidores’ que se encargan de anunciar y promover su proyecto del ‘reino de Dios’. De ahí proviene la Iglesia de Jesús” (419)

La edición de Jesús. Una aproximación histórica fue retirada de la editorial española PPC y circula en Internet. La edición para Latinoamérica de la Editorial Claretiana Argentina sigue vigente hasta ahora. José María Iraburu, uno de los curas españoles más recalcitrantes debate en este texto con las ideas de Pagola. Ideas que, a fin de cuentas, hacen carne en Jesús la famosa sentencia de San Agustín: “Ama y haz lo que quieras”.