Esta semana Chilevisión estrenó el dating show “La bella y el geek”, donde diez beldades hacen pareja con otros tantos nerds buenos para los números, pero con escasas habilidades sociales. Lo más probable es que varios de ellos acaben como “pagafantas” (chicos que no se atreven a declararse a las mujeres y se conforman con comprarles Fantas en el bar). Porque coquetear, flirtear o insinuarse es un arte que muchos -ignorantes sobre cómo atraer y mantener la atención de una chica- no manejamos para nada.

Rajesh Ranganath y colaboradores de la Universidad de Stanford tienen la solución. En una investigación que será publicada en 2013 en la revista “Computer speech and language” – ya disponible para su lectura- estudiaron el lenguaje del coqueteo a partir de mil citas rápidas. Este formato, muy popular en Estados Unidos, consiste en que varios hombres y mujeres sostienen encuentros de pocos minutos y luego cambian de interlocutor; luego de ventilar sus vidas ante varios desconocidos, deciden quién les resultó más atractivo.

Hablar cantadito es amistoso

Los investigadores revisaron con pelos y señales sesenta horas de grabaciones de este tipo de encuentros en busca de pistas que permitieran identificar cuatro tipos de conversa. Refrendando hallazgos previos, descubrieron que cuando las chicas tienen buena disposición hacia una potencial pareja tienden a subir el tono de voz, especialmente al final de las sílabas. Las coquetas se ponen a hablar “cantadito”, como se dice en Chile. Al contrario, si la voz de la mujer se hace más grave, entonces usted le está dando una soberana lata.

El caso de los hombres es al revés: aquellos que hablan con voz de ultratumba son percibidos como más interesantes y atractivos.

Para encontrar el tipo de palabras o temas más efectivos para mostrar interés romántico, Ranganath y los suyos les pidieron a quienes grabaron que calificaran su disposición en cada cita como “amistosa”, “coqueta”, “torpe” o “segura” en una escala de 1 a 10, y que también lo hicieran respecto a la persona con la que habían conversado. A continuación revisaron con un software llamado LIWC cuáles eran los términos que más aparecían en cada caso.

Los profesores armaron grupos de palabras como “primera persona” (yo, mí, me), “segunda persona” (tú, ti, te), “sexo” (sexo, sexy, sexual), “amor” (amor, amante, pasión), “negativos” (no, nunca, jamás), así como otras decenas relacionadas con “comidas”, “bebidas”, “groserías” y luego las contaron. Del mismo modo, consideraron el tiempo que las personas hablaban hasta cederle el turno al otro, si se reían y en qué momento o si se atolondraban.

Evite la cochinada

Aquí viene la sorpresa. Los varones estaban convencidos de que eran más coquetos cuando hablaban de sexo, amor o incluso a garabato limpio. Naca la pirinaca: ponerse “horny” no es una buena estrategia y a las chicas en general les carga. Tampoco resulta hacerse el simpático: hay que serlo. En cambio, cuando los varones usaban palabras como “tú” o “tuyo”, hacían preguntas o tomaban turnos más largos en la conversación, las mujeres los encontraban más interesantes.

Particularmente eficiente es el uso del “hum” como señal de que se está escuchando, igual que tratar de remedar las palabras funcionales que usa la fémina (si usa mucho “y”, usar mucho “y” también, por ejemplo). Ni hombres ni mujeres consideraron adecuado hablar académicamente o de logros en los estudios: punto en contra para los “geeks”.

Por su parte, las coquetas se detectaban claramente porque hablaban de ellas mismas (“yo”, “mí”, “mío”) y por el uso de “tú sabes” (el “yatusáeh” del reggaetón).

Para evitar la torpeza masculina en el coqueteo, entonces, hay que huir como del diablo del lenguaje “difícil”; también de las palabras relacionadas con emociones negativas o usar muchos “atenuadores” (en inglés “hedges”, como “es probable”, “puede ser”, “algunas veces”): hable claro y al hueso. Los autores concluyen que lo esencial es tener un “estilo de conversación colaborativo”. Si logra esto, todo irá miel sobre hojuelas.

5 trucos raros para conseguir pareja

El imprescindible web site Cracked.com acaba de publicar una lista de consejos para conseguir que alguien se fije en uno.


Pida favores: al contrario de lo que se piensa, llevar un cafecito o cargar con bolsos no sirve de mucho. Un estudio de Francis Flynn (2003) muestra que las “presas” agradecen el gesto, pero lo olvidan rápido. En cambio, si pide un favor, la persona que lo da lo recuerda por mucho más tiempo, aumentando las posibilidades de que se interese en el beneficiado.


Sea rudo: “En la escuela, los chicos rudos muestran confianza en sí mismos y ascienden en la escala social” (Faris et al 2012).


Use ropa de marca con logos vistosos: según un artículo reportado por “The economist”, un caballito o un cocodrilo ganan favores, puestos de trabajo y más dinero en una colecta.


Tenga amigos lindos en Facebook: investigadores de la Universidad de Twente descubrieron que quienes aparecían en sus fotos con gente linda solían conseguir más contactos en la red social.


Meta las patas en público: Feinberg et al (2011) hallaron que quienes sufren chascarros son percibidos como más simpáticos.


¿Te miró a los ojos por más de 3 segundos? ¡Quiere contigo!

No sea pánfilo. Las miradas son las señales más claras del coqueteo femenino y hay de tres tipos. La psicóloga Monica Moore, de la Universidad de Webster, las identificó en un artículo de 1985:


Mirada Tipo I (abarcadora): no se dirige a nadie en especial. La muestran las féminas cuando entran a un bar o discoteca y mueven la cabeza rápidamente, rodeando el lugar por breves segundos, escaneando a sus presas.


Mirada Tipo II (lanzamiento): se dirige a un hombre en particular, en el proceso “se mira y se desvía” en menos de 3 segundos. Es una señal clara de flirteo.


Mirada Tipo III (fijación): se trata de un contacto prolongado de la vista (siempre más de 3 segundos), donde la mujer mira directamente al hombre sin parpadear siquiera. Los psicólogos evolucionarios llaman a esta -la mirada más provocativa- “ataca o escapa”. No la deje pasar.

 

Publicado originalmente en LUN Reportajes, 2012-10-28: Página 1, Página 2.