¿Quiénes son los miembros de la Real Academia Española?

¿Quiénes son estas personas que se arrogan el derecho de “regular” la lengua castellana? ¿Que cambian nuestra ortografía, rechazan nuestras palabras y consagran las propias como correctas? ¿Que tratan de cambiarles los nombres a nuestras letras, pero que no descubrieron el ADN hasta el año 2001? ¿Que hablan de una lengua “pluricéntrica” con tanta sinceridad que ni siquiera recogen la palabra en su propio diccionario?

Veamos…

Ninguna relación especial con la lengua (22,5%)
arquitecto Antonio Fernández Alba
bioquímica Margarita Salas
economista José B. Terceiro
filósofo Emilio Lledó
físico e historiador de la ciencia José Manuel Sánchez Ron
historiadora Carmen Iglesias
jurista Santiago Muñoz Machado
médico Pedro García Barreno
psicólogo José Luis Pinillos
Usuarios remunerados de la lengua (45%)
crítico literario Darío Villanueva
dramaturgo Francisco Nieva
escritor Álvaro Pombo
escritor Antonio Muñoz Molina
escritor José María Merino
escritor Luis Goytisolo
escritor Luis Mateo Díez
escritor Mario Vargas Llosa
escritor y periodista Arturo Pérez-Reverte
escritor y traductor Javier Marías
escritora Ana María Matute
escritora Soledad Puértolas
periodista Juan Luis Cebrián
periodista Luis María Anson
poeta Carlos Bousoño
poeta Francisco Brines
poeta Pere Gimferrer
traductor y abogado Miguel Sáenz
Filólogos y similares (22,5%)
filóloga Inés Fernández-Ordóñez
filólogo Gregorio Salvador
filólogo José Manuel Blecua Perdices
filólogo Manuel Seco
filólogo y helenista Francisco Rodríguez Adrados
filólogo y lexicógrafo Pedro Álvarez de Miranda
historiador de la literatura Víctor García de la Concha
historiador y filólogo Francisco Rico
latinista y medievalista Juan Gil Fernández
Lingüistas (10%)
lingüista Guillermo Rojo
lingüista Ignacio Bosque
lingüista José Antonio Pascual
lingüista Salvador Gutiérrez Ordóñez

(Los nombres y las profesiones provienen de Wikipedia; la categorización es mía).

Maestros chasquilla

Increíblemente, el 22,5% de los miembros de la RAE no tiene nada que ver con la lengua, más allá de ser hablantes comunes y silvestres. Dicho de otro modo, hay 405 millones de personas que podrían reemplazarlos sin que el nivel de idoneidad de la docta corporación cambiara en un ápice.

Usuarios pagados

Otros 45% de los académicos son simples usuarios remunerados de la lengua: periodistas, novelistas, poetas, dramaturgos, etc. Su inclusión en una academia de la lengua tiene tanto sentido como la incorporación de pintores en la Real Sociedad Española de Química: cero.

Esto, porque el hecho de utilizar algo –ya sean sustancias químicas como la pintura, ya sean objetos mentales como las palabras– no convierte a nadie en experto en ese algo. Sería tan absurdo preguntarle a Guayasamín sobre los efectos hidrolíticos de algunos de los polímeros que contienen ciertas pinturas como lo sería consultarle a Vargas Llosa o a Goytisolo  sobre la asimilación a distancia, los verbos ditransitivos o la gramaticalización de la evidencialidad en el castellano de las personas bilingües en quechua.

Polillas y guantes de algodón

Por otra parte, el 22,5% de los miembros de esta institución son filólogos o similares. ¿Qué hace un filólogo? Esto es lo que dice San Wiki sobre el tema:

La filología se ocupa del estudio de los textos escritos, a través de los cuales intenta reconstruir, lo más fielmente posible, el sentido original de los mismos con el respaldo de la cultura que en ellos subyace. El filólogo se sirve, por tanto, del estudio del lenguaje, la literatura y demás manifestaciones escritas, en cuanto constituyen la expresión de una comunidad cultural determinada.

…mientras la filología estudia el lenguaje con el objeto de conocer a los hombres que lo hablaron y su entorno cultural, la lingüística estudia el lenguaje, hablado o escrito, en sí mismo considerado, para establecer sus reglas, las relaciones internas de sus componentes, etc.

Como se puede apreciar, la filología estudia cualquier cosa menos la lengua que hablamos. De hecho, no estudia ninguna lengua hablada, sino sólo su forma escrita. Y se enfoca en el pasado remoto. Además, lo hace no con el fin de entender la lengua, sino para comprender el significado del texto y lo que esto implica para nuestro conocimiento de su autor y de la cultura a la cual pertenecía. La lengua es esencialmente una herramienta en este proceso, aunque hay excepciones. También hay que señalar que hay filólogos que hacen la transición hacia la lingüística (Seco y Salvador serían dos ejemplos).

Un puñado de especialistas

Finalmente, llegamos a los miembros de la RAE que son especialistas en la lengua: los lingüistas, que componen tan sólo el 10% de sus integrantes. Uno esperaría que en una entidad dedicada a la lengua, esta cifra ascendiera al 100%.

Sacando las cuentas

Si sumamos los primeros dos grupos, vemos que dos tercios de los integrantes de la RAE sabe tan poco del lenguaje como mi dentista. El departamento de lingüística de cualquier universidad medianamente grande va a contar con mayores y mejores conocimientos del castellano que la inepta y anacrónica entidad que es la Real Academia Española.

Es tan notoria la brecha entre lo que dice ser la RAE y lo que realmente es que cuesta creer que sea casual.

¿De qué sirve la Real Academia, entonces?

La insólita composición de la RAE sólo resulta incoherente si se porfía en creer que se trata de una entidad con fines lingüísticos. Al considerar que su verdadera razón de ser es mantener la hegemonía peninsular sobre una lengua cuyos hablantes son en un 90% americanos, todo empieza a cobrar sentido. Porque de esta hegemonía depende el 15,6% del PIB de la ya brutalmente azotada economía de España:

Entre 2000 y 2007 ese peso económico aumentó en un punto porcentual, desde el 14,6% del PIB al 15,6%, lo que significa “un salto monetario” de los 92.000 millones de euros a los 164.000 millones de euros del 2007.

En comparación, ese mismo año 2007 el PIB de todo Chile fue de 172.000 millones de euros.*

El castellano es, efectivamente, el petróleo de España. Consideremos lo siguiente (fuente):

En términos de empleo, en esos siete años se habría pasado de 2,6 millones de puestos de trabajos relacionados con el español a 3,5 millones en el 2007, es decir, unos 900.000 puestos más…

Como ya quedó patente en los estudios publicados hasta ahora por la Fundación Telefónica, compartir un idioma cualquiera “supone dentro del comercio mundial un factor de multiplicación del 190% para el intercambio de mercancías de los países que lo comparten, pero en el caso del español, ese factor se eleva al 290%“, afirmó el citado profesor…

En este contexto, deja de parecer extraño que la academia cuente con tan pocos especialistas en la lengua y tantas personas con una alta capacidad de influir en la opinión pública, la economía, las empresas editoriales, los medios de comunicación y las políticas públicas.

  • Cebrián, por ejemplo, es miembro del Grupo Bilderberg –un dato digno de Los archivos secretos X–, y fue fundador del diario El País, presidente del Instituto Internacional de Prensa, consejero del Grupo Prisa (un holding de diarios, revistas, radios, canales de televisión y las editoriales Santillana, Alfaguara y Taurus) y vicepresidente de la Sociedad Española de Radiodifusión… entre otras cosas.
  • Terceiro es economista sin otra gracia aparente, pero fue propuesto por Cebrián y otros.
  • Iglesias fue presidenta de la empresa que edita el diario El Mundo, tutora de la Infanta Cristina y preceptora del Príncipe Felipe.
  • Anson fue presidente de la agencia de noticias EFE, director del diario ABC y fundador del diario La Razón.
  • Salas, aparte de ser Marquesa de Canero, es integrante de una larga serie de sociedades científicas que nada tienen que ver con la lengua.
  • Pombo tiene toda una carrera política.
  • Y así sucesivamente.

Lejos de ser una entidad lingüística, la RAE es un club de la alta sociedad peninsular dedicado a promover la marca España y los intereses económicos del empresariado español. La lengua en este contexto no es más que un activo económico.

¿No será hora de abolir la Real Academia Española? O, por lo menos, ¿de exigir que se inscriba como empresa de lobby?

Medidas como éstas podrían demorarse, pero hay una que puede implementarse ahora mismo: dejar de hacerle caso alguno a la RAE en lo que respecta al castellano. Total, no es un tema de su competencia.

 

* La cifra original es en dólares; fue convertida a euros de 2013, y no de 2007.