Publicado originalmente en GrifoOnline, 2009.

5 de abril de 2009: Camilo Escalona se acerca por la espalda a José Antonio Gómez al término de las primarias concertacionistas y lo tapa a garabatos. 6 de mayo de 2009: Fernando Flores en entrevista con CNN Chile cierra su participación con: “Jodiste, porque no te voy a dar entrevistas a ti por un año, por puras preguntas huevonas. Te jodiste conmigo”. Los medios han hecho bastante escándalo por este lenguaje. El Mercurio, en un reportaje de Artes y Letras del 12 de abril (“Los garabatos en la controversia: ¿Usted no lo diga?”) plantea: “¿Cabe pensar que a un lenguaje más básico corresponde un razonamiento más precario?”. La idea detrás de esto es sencilla: los garabatos son una forma muy primaria y poco elaborada del lenguaje que se dan en registros vulgares. Claro. Pero, hay otra forma de verlo. Steven Pinker en su último libro (The Stuff of Thought, 2007) dedica un capítulo completo a revalorizar el garabato desde los avances en neurociencia actuales. Muchas sorpresas. Los garabatos no se almacenan en las mismas regiones del cerebro que el resto de las palabras. Mientras que la mayoría de las palabras se almacenan en el lóbulo temporal, los garabatos se guardan en el sistema límbico (normalmente asociado a tareas emocionales y de rápida ejecución, como el miedo o la ira). Esto explica, por ejemplo, que los garabatos sean de las primeras palabras que aprenden los niños, las últimas que olvidan los ancianos, las primeras que se vienen a la mente al martillarse un dedo. También explica el porqué del Síndrome de Tourette (Súper Taldo): en este caso el garabato es una especie de tic. A veces, palabras que usamos como eufemismos se van al sistema límbico convirtiéndose en palabras similares a garabatos. Por ejemplo, si alguien pide permiso para ir a los “servicios higiénicos” suena muy directo y casi impropio. También ocurre al revés. Por el uso, palabras que eran originalmente garabatos salen del sistema límbico y entran al lóbulo temporal, perdiendo su carga garabatística: como ocurre con nuestro querido “huevón” (cf. La palabra huevón de Cosme Portocarrero) y, desde hace algunos años, con “culeado”. Hay más: los estudios de evolución del lenguaje proponen, en una de sus teorías más controversiales, que los garabatos fueron el primer tipo de comunicación lingüística en la edad de piedra. Los investigadores le han dado un divertido nombre a esta hipótesis: “poo poo theory”, la teoría pupú (cacuca).