Ayer (3/2/2010) apareció en las noticias un descubrimiento que podría ser enorme: un hombre que se encuentra en estado vegetativo (ojo, no cometer el error de decir que está en estado vegetal) respondió a instrucciones proporcionadas por los científicos. Esto lo consiguieron mediante registros de resonancia magnética, que en el fondo, es una medición del metabolismo cerebral, basado en que una zona del cerebro que está ‘activa’ tiene mayor actividad metabólica (aunque está mucho mejor explicado acá).

En 2008, Miyawaki y otros publicaron un artículo en donde se interpretaba la función perceptiva visual usando reconstrucciones de imágenes presentadas a sujetos de múltiples combinaciones en vóxeles. (los vóxeles son unidades de volumen, así como los píxeles son unidades de imágenes 2d, para mejor referencia, leer esto). Fue tan preciso el trabajo, que los autores pudieron reconstruir las imágenes, algo así como ‘ver’ lo que los sujetos veían. Este es un hecho relevante, porque de esta forma se pudo ‘leer’ los estados perceptuales a partir de la actividad cerebral representada en los patrones de los vóxeles.

Antes de hincarle el diente al artículo de marras, es importante y quizás necesario detenernos en los estados de conciencia. Esta se puede alterar de dos formas: cualitativamente o cuantitativamente. Dentro de las últimas, encontramos

3 grandes grupos:

  • Coma. Es el más profundo de los estados alterados de la consciencia y de la vigilia. Afecta en forma total o casi totalmente las funciones de relación. Un sujeto en coma puede no reaccionar ni a estímulos dolorosos ni a otros tipos de estímulos.
  • Estupor. Se define como tal el estado en el cual la persona no reacciona sino a los estímulos simples: su nombre, ruido, luz fuerte, sacudir al sujeto, pero también incluye estado en los que la persona más que a estímulos nociceptivos (dolorosos).
  • Obnubilación. Este es un estado menos severo, hay un menor compromiso de conciencia: la persona puede responder correctamente a órdenes complejas (ejecuta órdenes escritas, hace cálculos mental…), pero con esfuerzo, en forma lenta, se fatiga. Se reconocen grados:
    • Grado leve – moderado – comprensión dificultada. Sopor, confusión, estupor, incapacidad de acción espontánea
    • Grado profundo – imposible cualquier actividad voluntaria consciente y ausencia de cualquier indicio de consciencia.
  • Confusión. Es una alteración global pero breve en el tiempo de las funciones cognitivas, cuyas causas orgánicas o psíquicas son múltiples.

En el paper publicado ayer en el New England Journal of Medicine, refieren los autores que cerca del 40% de las alteraciones cuantitativas de conciencia son mal diagnosticadas por lo que se hace necesario un complemento de la evaluación diagnóstica que se hace del sujeto comprometido (para ello normalmente se utiliza la escala de Glasgow o la escala del Rancho los Amigos, en California acá hay una versión en PDF, aunque en inglés)

Volviendo al artículo, los autores plantean que de un total de 54 pacientes estudiados, 5 de ellos fueron capaces de modular la actividad cerebral. De esos, tres fueron capaces de presentar algún signo de alerta, pero los restantes no mostraban ningún signo de actividad. Aún más: uno de ellos fue capaz de responder a preguntas del tipo “sí-no”.

Concluyen los autores que “una pequeña proporción de los pacientes en estado vegetativo presentan activación cerebral que refleja algún nivel de alerta y cognición. El examen clínico cuidadoso produciría una reclasificación de los estados de conciencia en esos pacientes. Esta técnica podría ser útil en el establecimiento de una comunicación básica con pacientes que aparecen no responsivos.”

Pero es importante tomar con cuidado estos hallazgos. El 18 de septiembre del año pasado apareció un artículo en el que un neurocientista compró un salmón, lo llevó a su laboratorio y estudió usando esta misma técnica su función cerebral. Mientras lo escaneaba, le mostraron “una serie de fotografías que exhibían humanos en situaciones sociales”. Para mantener el rigor del protocolo (aunque parezca chiste), le pidieron que determinara qué emoción estaba experimentando el individuo de la foto (sic). El tema, es que el salmón presentó actividad reflejada en los vóxeles del fMRI, en realidad, parecía que el salmón muerto (perdón, ¿ya había dicho que el pescado estaba muerto?) estaba pensando en las imágenes que le presentaban.

Evidentemente, eso nos hace tomar con muchísimo cuidado los hallazgos desde septiembre del año pasado en adelante. La implicancias que puede tener en la concepción de conciencia, los donantes, etc.

Pronto, más información sobre el tema.