A veces, me da la sensación que todo confluye. Por lo general no veo noticias… resulta que uno termina inevitablemente enterándose de todo a través de Facebook y Twitter, y los noticieros (tal como señalan con o menos sorna algunos de nuestros amigos) se han transformado en un reflejo de los trending topics que emergen de internet. Y dos de las discusiones que presencié vía twitter tenían un hilo conductor común: la moral.

Vi en Youtube el video del pendex furioso en el McDonalds, exigiendo a gritos un cuarto de libra en la mañana (nota: cualquier amante de los combos del McDonalds sabe que a esa hora se sirven desayunos, y que la producción de hamburguesas comienza más tarde) y confieso que me llené de espanto. Lo primero que pensé fué “un síntoma mas de lo que está mal con esta sociedad wn…”. Luego, me puse a conversar con mi pololi sobre la “performance” en cuestión, y empezamos a refrescar la memoria de lo que aprendimos sobre la llamada Ética del Discurso (de Habermas y Apel) en el pregrado.

Concordamos instantáneamente en algunas ideas: el discurso del pendex es insostenible: reclama por su “derecho” pero sin respetar el derecho del otro, haciendo imposible la deliberación. No respeta la autonomía del otro, sino que se trata de un discurso estratégico instrumental, está orientado a la acción estratégica, no a la acción comunicativa. Cito la siempre útil y fiel wikipedia:

“…cuatro supuestos: Inteligibilidad, verdad, rectitud y veracidad, son los que forman la base de validez del habla. Para Habermas, el uso primario del lenguaje sería el orientar su empleo al entendimiento. El lenguaje busca ayudarnos a comunicarnos, y para poder comunicarnos son precisos esos cuatro supuestos, y el lenguaje nos “obliga” a cumplirlos. Los otros usos del lenguaje son parasitarios de este uso ideal. Podemos usar el lenguaje para engañar, estafar, manipular, etc, pero el que miente, debe hacer creer a los demás que opera bajo el supuesto de veracidad si quiere conseguir su objetivo, el que dice cosas incongruentes debe convencernos de que no está loco, y que lo que dice responde a la realidad, el que violenta y problematiza las normas pone en cuestión el presupuesto de rectitud, etc.

La comunicación real está llena de problemas que impiden estas condiciones ideales del habla. Existen todo tipo de patologías en la comunicación humana, pero esto no excluye la necesidad de un modelo de comunicación ideal como referencia, el modelo que el uso correcto del lenguaje exigiría. Cuando existen perturbaciones en la comunicación todos tenemos conciencia de que el proceso comunicador está pisando sobre supuestos no admitidos, de que existe una anomalía. Las expectativas de normalidad quedan desmentidas si lo que dices es falso, o no eres quién para decírmelo, o mientes, o no te entiendo, y se produce violencia cuando no se consigue restablecer la comunicación.

En este punto, cuando no funcionan las bases de validez del habla y se interrumpe el proceso comunicativo, es cuando para Habermas se hace necesario lo que él llama el discurso: una forma reflexiva de interacción que se esfuerza en recomponer la comunicación. Si los supuestos admitidos hacen aguas, hay que buscar un consenso en una discusión, que sea tal, que garantice la simetría y la igualdad de oportunidades para los hablantes y donde se puedan aducir los mejores argumentos.

Con esto quiere decir lo siguiente: cuando se produce una situación de incomunicación y, por tanto, de violencia más o menos encubierta, los hablantes deben crear una situación ideal de habla en la que cada hablante se olvida de las diferencias de poder, sexo, edad… y de las normas compartidas, ya que la violencia reinante las ha puesto en duda, y deben tener así igualdad de oportunidades para expresar los mejores argumentos que posean para defender su postura. El consenso se produce sobre la base de la coacción del mejor argumento: si me dejo convencer es porque pretendo que las razones en las que se asienta mi convicción son igualmente convincentes para cualquier hablante. El ideal de la razón está inscrito en la interacción lingüística, la alternativa al diálogo no es otra que la sinrazón y la violencia.

Para Habermas, la comunicación lleva inscrita la promesa de resolver con razones las perturbaciones. Quien habla pisa una dimensión en la que aparecen claros los conceptos verdad/mentira, justicia e injusticia. El lenguaje nos da la posibilidad de consensuar normas de comportamiento y de propiciar, por tanto, el progreso histórico. Habermas da un nuevo sentido a la frase de Aristóteles: “el hombre, porque habla, sabe de lo justo y de lo injusto”.

Mucho se habló en Twitter de la tolerancia y la intolerancia. Creo que son términos engañosos, y que conviene examinar que es lo que realmente estamos queriendo decir con ellos. Para algunos, la tolerancia es la aceptación de los puntos de vista divergentes y la voluntad de dialogar y convencer con argumentos al otro. Sin embargo, me da la sensación que para la mayoría, la tolerancia consiste en meramente dejar pasar: es como decir “te tolero… erís como el copi, estay equivocao y yo tengo la razón, pero te tolero y te aguanto de puro superior que soy a voh y kesaen” (lógica que desprecio profundamente: no hay nada mas pretencioso que el que se cree dueño de la verdad o de la razón, y pontifica desde esa pretendida superioridad moral o intelectual). Sin embargo, en este pendex no hay tolerancia alguna, en ninguno de los dos sentidos: se trata de un IRL Troll. Más de alguno podrá decir con cinismo “bah pero si es producto del sistema: McDonalds, el capitalismo, la actitud de patrón de fundo, la prepotencia…” Ya, ok. ¿Pero el que el sistema esté mal acaso exime a las personas de las responsabilidades individuales, y del deber de respetar los derechos de los demás?

Y lo triste es que vivimos en una sociedad que celebra este tipo de actitudes: leí a muchos diciendo “la raja, tiene que exigir su derecho”… ¿derecho a gritonear a esos pobres cabros que, además de estar trabajando en una pega espantosa y mal pagada, tienen que bancarse a pelotudos así? Esas no son maneras… ni aquí ni en ninguna parte. El argumento de la “publicidad engañosa” es sencillamente insostenible, e incluso si consideramos que podría haberla, no justifica tal nivel de odiosidad y prepotencia. Siempre he sostenido la opinión de que el fundamento último de la moralidad es la empatía. Y coincidentemente hoy, apareció en Facebook este video:

Comenté esto: “Ese capítulo es una de las piedras angulares de la educación emocional de varias generaciones… si eras niño y no se te partía el corazón con esa escena, es porque estabas destinado a ser un huea. Sorry, pero es imposible no empatizar y conmoverse con esa tremenda injusticia… gran escena, gran recuerdo”. Alguien que es incapaz de empatizar con el otro, ¿puede ser un interlocutor válido? ¿Se puede dialogar con alguien que te trata así? Desde esta modesta tribuna, celebro y aplaudo la actitud de los empleados del local. Yo trabajé en pegas así cuando joven, y creo que si alguien me hubiera tratado así, en vez de pedirle que se calmara o llamar a Carabineros, simplemente habría saltado el mostrador y le hubiera puesto un par de combos. No hay que alimentar al Troll… ni siquiera en un McDonalds. Y creo que los que consideran que el wn este es un héroe deberían preguntarse seriamente sobre el porqué celebran el uso de violencia contra sus enemigos ideológicos, pero la repudian cuando las víctimas son sus pares…

Y sobre los fundamentos de la moralidad, les dejamos un video que, coincidentemente, nos mandaron por Twitter (a propósito de otra conversación nada que ver con esta). Hágase un favor y véalo: es Jonathan Haidt, uno de los firmantes de la Declaración Consensuada que publicamos hace algunos días. En él, explora las diferencias morales entre las personas liberales y conservadoras… lo que echa bastante luz sobre el lamentable incidente del huaso que laceó a la ecologista durante el rodeo unos días atrás. (Ponga play y seleccione los subtitulos en español en el menú).

Y pa la próxima vez, espero que al pendejo prepotente este le sirvan un McCombo como este xD

O mejor: que al igual que Alex DeLarge en La Naranja Mecánica, se le someta a terapia intensiva viendo este video una y otra vez durante un mes LOL