…καὶ μὴ φοβεῖσθε ἀπὸ τῶν ἀποκτεννόντων τὸ σῶμα,
τὴν δὲ
ψυχὴν μὴ δυναμένων ἀποκτεῖναι·
φοβεῖσθε δὲ μᾶλλον τὸν δυνάμενον καὶ ψυχὴν καὶ σῶμα ἀπολέσαι ἐν γεέννῃ

…et nolite timere eos qui occidunt corpus animam autem non possunt occidere sed potius eum timete qui potest et animam et corpus perdere in gehennam.

(…y no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; más bien temed a aquel que puede hacer perecer tanto el alma como el cuerpo en el infierno)

Mateo 10:28

El profesor David Papineau visitó Chile recientemente, y finalizó sus actividades con una conferencia abierta en el salón Bellarmino de la UAH, titulada “Are Humans just Machines?”. Pregunta inquietante, en todo caso. Y es que a lo largo de prácticamente toda la historia de la humanidad, nuestra especie ha sido dualista. El dualismo ontológico (o de sustancias) ha sido la forma en la que hemos conceptualizado la relación entre mente y cuerpo por lo menos desde el origen de las primeras religiones y desde que empezamos a utilizar palabras como ánima o ψυχή (psykhé) .

Sin embargo, en los últimos 50 o 60 años (o incluso antes) la evidencia apunta a que el ser humano es esencialmente un sistema físico. Es decir: una complejísima maquinaria biológica cuyo funcionamiento y conductas emergen de la organización de los pedazos de materia de los que está hecha, sin ningún componente adicional que podamos identificar con un alma inmaterial o una mente incorpórea. Máquinas de carne.

Es realmente paradójico que esta última afirmación sea prácticamente autoevidente para un segmento para la población, y que sea absolutamente falsa para otro. Y más paradójico aún es que, además de la gente común*, incluso algunos filósofos que suscriben alguna variante del llamdo Fisicalismo utilicen un lenguaje de raigambre dualista, o que sean lo que el profesor Papineau llamó “dualistas de clóset”. Pero primero un poquito de Historia, volviendo sobre un tema que ya he explorado antes en el blog.

Materialismo a la Australiana

Si bien el fisicalismo ha existido desde tiempos inmemoriales (Tales de Mileto fué uno de los fisicalistas de la grecia clásica), fueron los Australianos U. Place y J. J. C. Smart quienes enunciaron formalmente la llamada tesis de la identidad mente-cerebro o Fisicalismo de Tipo, tesis que en filosofía de la mente es el fundamento del Materialismo Reductivo.

La principal tesis del materialismo reductivo es que “los estados mentales son estados físicos del cerebro, es decir, todo tipo de estado o proceso mental es numéricamente idéntico (es una y la misma cosa) con algún tipo de estado o proceso físico en el cerebro o el sistema nervioso” (P. Churchland “Materia y Conciencia”, p. 26). En este sentido, reducción es el proceso de determinar el sustrato físico o material exacto que da origen a cierto fenómeno y explicitar las relaciones causales subyacentes, como en el caso de la reducción de la noción de sentido común de “temperatura” en términos de termodinámica (el calor es energía cinético-molecular). Las principales motivaciones de esta postura apelan a la parsimonia: es innecesario manejar dos vocabularios teóricos que apelen a distintos órdenes de realidad (físico y mental) cuando la explicación puede realizarse exitosamente apelando solamente al aspecto biológico. La idea de fondo es que tanto la antigua teoría como la nueva refieren a las mismas entidades y propiedades, pero la nueva teoría describe y explica más fidedignamente a los fenómenos aludidos. Sus proponentes afirman que el curso actual de los avances en neurociencia provee de buenas razones para ser optimista, y que una eventual reducción de las ciencias de la mente a las ciencias del cerebro no sólo es posible: es inevitable.

Natural Born Dualists

El punto es que, cuando existe una identidad interteórica, los términos de ambas teorías refieren a la misma entidad: por ejemplo, “energía cinético-molecular” y “calor” son nombres diferentes para una y la misma cosa. Lo mismo con “H20” y “Agua”. Sin embargo, como señala Papineau, cuando realizamos explicaciones de tipo causal (utilizando verbos como “origina”, “causa”, “genera”, “produce”, “provoca”, etc.) estamos suponiendo una diferencia ontológica (y no puramente semántica) entre los términos. Por ejemplo, no hay nada de chusco en decir que “el fuego produce humo” o “las piscolas causan acidez estomacal”, pero si hay algo MUY raro si decimos que el H2O genera agua o que los relámpagos producen descargas eléctricas.

Por lo mismo, es extraño que nos resulte mucho más natural el hablar del cómo los pensamientos se instancian en el neocortex, que la conciencia se origina en el funcionamiento del cerebro o que los dolores son causados por la activación de las fibras nerviosas. Nuestro sentido común asume que los fenómenos mentales y sus respectivos sustratos físicos están asociados de manera contingente, no de manera necesaria… y nos expresamos concordantemente. Pero el “dualismo de sentido común” bien podría terminar siendo una “ilusión de usuario”, y podría resultar que la Conciencia y los Qualia (los problemas mas difíciles de la Filosofía de la Mente), que son percibidos como “algo extra”, no explicado e independientes del funcionamiento del cerebro, terminen siendo reducidos por una teoría que todavía no se nos ha ocurrido. Es un problema abierto. Paul Bloom sugiere que, al tener un módulo especializado en la lectura de intenciones y la atribución de deseos y creencias (la Teoría de la Mente sobre la cual ya hemos conversado en el podcast) sentimos que lo mental es algo separado y distinto de lo físico, ya que procesamos y razonamos la información sobre estas entidades y procesos (mentales y físicos) en “módulos” separados. Básicamente que somos Dualistas por Naturaleza.

Ojo: no confundir “ser dualista” (creer que las mentes y los cuerpos son cosas distintas) con el dualismo ontológico (el que esta creencia efectivamente sea el caso). Uno puede creer cosas falsas, y la historia de la humanidad está repleta de ejemplos.

En su artículo Religion is Natural (pdf) Bloom aborda un tema intimamente relacionado, el de las religiones. Miren el abstract:

A pesar de su considerable interés intelectual y su gran relevancia social, la religión ha sido ignorada por la psicología del desarrollo contemporánea. Sin embargo en los últimos años ha surgido un cuerpo de investigación que explora la comprensión de los niños de ciertas ideas religiosas universales. Algunos hallazgos recientes sugieren que dos aspectos fundamentales de la creencia religiosa -la creencia en agentes divinos y la creencia en el dualismo mente/cuerpo- ocurren naturalmente en los niños. Estas investigaciones son revisadas y se discute su dirección para el futuro.

Mientras que en Filosofía de la Mente el problema mente-cuerpo es un tema de discusión permanente, con una larga tradición, en la Psicología esta discusión es considerada un asunto irrelevante o sencillamente se asume un dualismo o un monismo (físicalista, y en algunos casos idealista) como la ontología de facto, sin cuestionamientos incómodos. Pero es un cuestionamiento indispensable.

La religión parece interesarle a todo el mundo. Cada filósofo importante le ha dado una vuelta, y hay departamentos en las universidades dedicadas a su estudio (teología, estudios religiosos). Y la religión tiene una importancia obvia en nuestras vidas. Desempeña un rol central en los conflictos violentos por ejemplo -incluyendo algunos conflictos actuales. Muchos debates sociales y políticos de la actualidad son afectados porlas creencias religiosas de las personas -matrimonio gay, aborto, la pena capital, la investigación en células madre, la enseñanza de la evolución en las escuelas, etc.- y para muchas personas (quizás la mayoría) la religión o la espiritualidad es un tema central en sus vidas. Cualquier teoría completa acerca de la naturaleza humana tiene que dar cuenta de esto.

Hace un par de años impartí un curso para alumnos de último año de la carrera de psicología, y realmente me sorprendió el hecho que las múltiples aproximaciones (o soluciones) al problema mente/cuerpo abordadas durante su carrera no les provocaran una fuerte disonancia cognitiva. Sigo convencido de que la discusión contemporánea en filosofía de la mente debiera ser parte integral de la formación profesional de los futuros psicólogos, incluso a pesar de que éste pueda ser un tema tabú para la mayoría de las personas. Mal que mal, cada vez que un psicólogo debe decidir si tomar un caso o derivarlo a un neurólogo o a un psiquiatra, está transitando en el pantano del problema mente/cuerpo. Y asumir una postura radical al respecto (como el afirmar que todos los trastornos mentales son de carácter biológico y deben tratarse con pastillas, o afirmar que todos los transtornos son psicosociales) puede ser igual de nefasto que el no hacer buenas distinciones y meter todo en el mismo saco. Estimado estudiante de psicología, haga la prueba usted mismo: considere su postura respecto al problema, y pregúntele a sus compañeros por la suya. Podría encontrarse con la sorpresa que no están de acuerdo en uno de los asuntos más básicos de la disciplina, o que por lo menos debería generar consensos y no depender de la fe o las creencias de cada uno: la ontología de lo mental.

BONUS: Léase este extraordinario artículo en el que Bloom analiza los concepto de sentido común de el alma y el cerebro, llamado Homer’s Soul (si, por Homero Simpson)

Tengo miedo, Dave

David Chalmers, en su libro La Mente Consciente (1999) analiza este problema, y con respecto a la conciencia, llega a la conclusión que el fisicalismo es falso. Lo que aquí se diga de la conciencia es en cierto modo extrapolable a “lo mental”, o a “el objeto de estudio de la psicología”: el llamado “Problema Dificil” (hard problem), si lo abstraemos un poco, corre para una gama de fenómenos distintos, como la semántica mental, la estructura conceptual, el libre albedrío, etc.

En vez de tratar de resumir les dejo los párrafos clave de la discusión, junto con las alternativas: considérenlas una “hoja de ruta” para orientarse, tomar una decisión razonada y optar por alguna de las distintas ontologías de lo mental.

En el capítulo anterior, me he ocupado de la pregunta explicativa “¿puede la conciencia explicarse mediante teorías físicas?”, en lugar de la pregunta ontológica, “¿es física la conciencia?”. Pero las dos están estrechamente relacionadas, y en este capítulo trazaré las consecuencias ontológicas de los argumentos del capítulo anterior. En particular, la no superveniencia lógica implica directamente que el materialismo es falso: existen otras características del mundo por encima y por debajo de las características físicas (…) Si un mundo zombi físicamente idéntico es lógicamente posible, se deduce entonces que la presencia de la conciencia es un hecho extra acerca de nuestro mundo, que no está garantizado por los hechos físicos solamente. La naturaleza de nuestro mundo no se agota en las características provistas por los hechos físicos; existen características extra debidas a la presencia de la conciencia.

(…)

La argumentación de mi enfoque es una inferencia a partir de cuatro premisas

  1. La experiencia consciente existe
  2. La experiencia consciente no es lógicamente superviniente a lo fisico
  3. Si existen fenómenos que no son lógicamente supervenientes a los hechos físicos, entonces el materialismo es falso
  4. El dominio de lo físico está casualmente cerrado

Las premisas 1, 2 y 3 claramente implican la falsedad del materialismo. El supuesto plausible de que seres físicamente idénticos tendrán experiencias conscientes idénticas, implica el enfoque que llamé de superveniencia natural: la experiencia consciente surge de lo físico de acuerdo con algunas leyes de la naturaleza, pero ella no es una entidad física. Las diversas posiciones alternativas pueden catalogarse según nieguen las premisas 1, 2, 3 o 4. Por supuesto, algunas de estas premisas pueden ser negadas de más de algún modo

*Negación de la premisa 1

I) Eliminativismo: en este enfoque no existen hechos positivos acerca de la experiencia consciente. Nadie está consciente en el sentido fenoménico.

*Negación de la premisa 2

La premisa 2 puede ser negada de diversos modos, dependiendo de cómo proceda la implicación en cuestión, esto es, dependiendo de qué tipo de propiedades físicas sean centralmente responsables de implicar a la conciencia. Denomino a todos estos enfoques “materialismo reductivos”, ya que todos suponen un análisis de la noción de conciencia que es compatible con la explicación reductiva.

II) Funcionalismo reductivo: este enfoque supone que la conciencia está conceptualmente implicada por lo físico en virtud de propiedades funcionales o disposicionales. En esta perspectiva, que un estado sea consciente significa que desempeña un cierto papel causal. En un mundo físicamente idéntico al nuestro, se realizarían todos los papeles causales relevantes y, por lo tanto, los estados conscientes serían todos los mismos. El mundo zombi es, entonces, lógicamente imposible.

III) Materialismo reductivo no funcionalista: en este enfoque, los hechos acerca de la conciencia están conceptualmente implicados por los hechos físicos en virtud de alguna propiedad no funcional. Candidatas posibles podrían incluir propiedades bioquímicas y cuánticas, o propiedades que aún deben ser descubiertas.

IV) Materialismo de la nueva física: de acuerdo con este enfoque, no tenemos en la actualidad ninguna idea de cómo los hechos físicos podrían explicar a la conciencia, pero ello se debe a que nuestra concepción actual de los hechos físicos es demasiado estrecha. Cuando argumentamos que un mundo zombi es lógicamente posible, en realidad estamos argumentando que todos los campos y partículas que interactúan en el continuo espacio temporal, postulados por la física actual, pueden existir en ausencia de la conciencia. Pero con una nueva física, las cosas podrían ser diferentes. Las entidades en un marco teórico radicalmente diferente podrían ser suficientes para implicar y explicar a la conciencia.

*Negación de la premisa 3

V) Materialismo no reductivo: este es el enfoque que sostiene que aunque puede no haber una implicación lógica de los hechos físicos en los hechos acerca de la conciencia, y por lo tanto ninguna explicación reductiva de la conciencia, esta es solamente física. Los hechos físicos “necesitan metafísicamente” los hechos acerca de la conciencia. Aún cuando la idea de un mundo zombi es totalmente coherente, un mundo así es metafísicamente imposible.

*Negación de la premisa 4

VI) Dualismo interaccionista: este enfoque acepta que la conciencia es una entidad no física, pero niega que el mundo físico esté causalmente cerrado, de modo que la conciencia puede desempeñar un papel causal autónomo.

*Luego se encuentra mi enfoque, que acepta las premisas 1, 2, 3 y 4

VII) Dualismo naturalista: la conciencia superviene naturalmente a lo físico, sin supervenir lógica o “metafísicamente”.

También existe un octavo enfoque común, que por lo general se encuentra sub especificado:

VIII) Materialismo no tengo idea. “No tengo idea acerca de la conciencia. Me parece absolutamente misteriosa. Pero debe ser una entidad física, ya que el materialismo debe ser verdadero”. Un enfoque de este tipo tiene una amplia difusión, pero rara vez se lo encuentra en la palabra escrita (aunque vèase Fodor 1992).

Para sintetizar rápidamente la situación tal como la veo, la opción I) parece ser manifiestamente falsa; II) y III) se basan en falsos análisis de la noción de la conciencia y por lo tanto también el tema, IV) y VI) hacen grandes e inverosímiles apuestas acerca del modo como lo físico resultará, y también tienen fatales problemas conceptuales; y V) hace una apelación inválida a la necesidad a posteriori kripkeana o se basa en una metafísica bizarra. Tengo una cierta simpatía por VIII), pero es de suponer que eventualmente deberá reducirse a algún enfoque más específico, y ninguno de los anteriores parece funcionar. Esto deja a VII) como la única opción indefendible.

Obviamente la discusión es muchísimo más compleja y la justificación de los argumentos de Chalmers va más allá de la apelación a la posibilidad lógica de los zombies filosóficos. Una de las lecciones imborrables que nos dejó nuestro gurú, maestro y mentor, es el hacer buenas distinciones y el no confundir ontología con epistemología. Y a no sacar conclusiones sobre la existencia de algo a partir de su concebibilidad (bueno, excepto por Descartes, que anotó ese golazo de media cancha, pero sólo porque se trata del sujeto pensante mismo, no de otra cosa).

Bueno, el contraste se me hace brutal cuando, al otro lado de las paredes de la academia, las “discusiones” sobre la naturaleza de la conciencia pasan por refritos mal cocidos de misticismo, idealismo y la física cuántica… en los que quienes pretenden “explicar” la conciencia sólo se quedan en contar un bonito cuento de hadas en los que no hay ni reducción, ni eliminación, ni explicación causal. Si, me refiero a gente como Ramtha y a Deepak Chopra y sus melames, los que de Física na saen, y de Filosofía tampoco.

Fea la Actitud: Chantismo y Chantamanismo

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(Original en apenotmonkey.com)

Hace algunos días asistimos con unos amigos a la TEDxAndes, en el teatro Mori del Parque Arauco. Seré breve en la exposición, pues no amerita mucho análisis: vimos 4 ponencias, 3 de gran factura, y una infumable. Un comunicador social argentino avecindado en Chile, con gran labia y desplante, planteó que las dos grandes preguntas son “¿de dónde venimos? ” y “¿hacia donde vamos?”. Y que, a pesar de ser ateo (asunto en el que insistió hasta el hartazgo) creía firmemente en que hay algo más allá

“Comunicación más allá de las Fronteras (Sebastián Lía)
El 92 % de la población mundial cree en algún tipo de vida después de la muerte. Hasta ahora, no hemos sido capaces de dar una respuesta empírica sobre el tema, la hemos dejado en manos de las religiones. No hemos invertido en una investigación seria, agnóstica, ni puesto en programas de gobierno, universitarios o privados el estudio de la supervivencia de la conciencia. A pesar del enorme avance científico en otras áreas no nos hemos focalizado en buscar la respuesta a la segunda pregunta: ¿Qué sucede cuando morimos? Todo gran descubrimiento comienza con una fantasía.”

¿Mi problema con eso? Que la ponencia fué una verdadera oda a la desinformación: nada de metodología, números redondeados, apelaciones emocionales… estuve toda la ponencia esperando que dijera “es una joda, estoy aquí para hablarles del poder de las comunicaciones”… Pero el punchline no llegó: se trata de un medium que se contacta con gente muerta, y que consiguió financiamiento para un laboratorio que no produce publicaciones ni permite replicar los “experimentos” (absolutamente NADA sobre ellos, en ninguna parte, a pesar de estar funcionando hace siete años). ¿Mi apuesta? Cold reading, y sinvergüenzura, nada más. Si tanto interés tenía el señor Lía en presentar su trabajo como algo serio, podría haber empezado por mostrar algo más que sus palabras. Un error de la organización, considerando que las otras tres ponencias estuvieron muy buenas (por eso las abordaré por separado). Pero no me crea, véala usted mismo.

¿Hay una vida después de la muerte? ¿Hay un alma inmaterial que de alguna forma habita nuestros cuerpos, y que sobrevive una vez que nos llega la fecha de vencimiento? No lo sé. Mi impresión es que la pelea está entre el Materialismo Reductivo y el Dualismo de Propiedades a lo Chalmers, y afortunadamente se están realizando investigaciones interdisciplinarias con el objetivo de responder a estas preguntas, indirectamente quizás, pero de manera seria y responsable (bueno, a veces). El punto es que me parece que quienes dicen saberlo o pretenden demostrarlo están jugando muy sucio, en varios niveles. Epistemológicamente, al hacer pasar como conocimiento las creencias, opiniones o tincadas; y moralmente, al aprovecharse de la buena fe de las personas. Eso… y me sumo a esta apuesta: