Antes de entrar en materia, hagamos un experimento mula. Supongamos que tiene que reunir bibliografía para escribir una tesis, y ha reunido un montón de papers de revistas académicas… miremos uno como ejemplo…

Luce como una publicación de prestigio, y leer el artículo no va a ser nada de difícil… cierto? Bueno, imagínense que en vez de la versión de arriba, tienen que leer esta:

“Wn, luce como un trabajo de enseñanza media!” fué lo primero que dijo mi hermano chico al ver la segunda versión. Puedo dar fe de ello, hace algunos años me tocó revisar MUCHOS trabajos con títulos rosados y escritos en comic sans tamaño 14… Si al ver esta versión pudo reconocer dos (o más) de las fuentes usadas, y siente un súbito deseo de agarrarme a golpes por la elección… usted es un font-geek.

O un font-nazi … si le molesta que hable de “fuentes” en vez de “tipografías” puede ser un síntoma xD

Hace algunos meses, conversábamos con Ricardo sobre fuentes e imagen institucional, mientras preparábamos los ppt para unas clases… luego de darme cabezazos durante horas, le mandé un mail diciéndole “la tenemos… hay que hacer los ppt con esta”

Menos trillada que la Arial, legible, sobria… con un je ne sais quoi modernoso… y era que no, la fuente me sonaba MUY familiar:

Inconscientemente, estaba tratando de darle a nuestras presentaciones una estética que proyectara los mismos atributos que suelen dársele a los productos de la marca de la manzanita: confiabilidad, excelencia, sofisticación, etc. Y es que sucede que hoy en día el contenido no basta, la imagen es crucial (sinó pregúntenle al gobierno, que lo ha intentado 2 veces y ha fracasado en ambas LOL)… Por lo mismo es que algunas fuentes se han transformado en el standards de facto en el diseño gráfico y el diseño web, por cualidades como su legibilidad, “limpieza”, “sobriedad” (Helvética, Verdana, Calibri, etc.) mientras que otras son odiadas y despreciadas (Papyrus, Comic Sans).

Mi gusto por las letritas tiene un origen (pa variar) ligado a la música. Mi primera máquina de escribir fué una Olympia Splendid (una eléctrica de esas con cinta seca), que escribía usando la Courier New, la que usaba para escribir las canciones en las carátulas de mis cassettes pirateados (llegué a tener unos 400 aprox.) y además coleccionaba letras dry transfer (unas que uno raspaba por encima para pasarlas al papel y que ocupaba para rotular los títulos) que compraba en una librería que quedaba cerca de la Usach cuando iba al colegio…

Empecé a interesarme por el contraste entre la legibilidad de una palabra y su “mensaje” gracias a los logos de las bandas death metal (cuando todavía eran buenos)… miren algunos ejemplos:

A mediados/fines de los 90’s, los logos de bandas metaleras empezaron a volverse… incomprensibles. Mire algunos ejemplos, y trate de “leerlos”:

Estos son sólo algunos ejemplos de logos ridículamente ilegibles… si lo intentó y no vió una, acá va el priming, a ver si logra reconocer letras entre la majamama. Las bandas en cuestión son: Waking the Cadaver, Nokturnal Mortum, Borknagar, Korgonthurus, Enslaved y Xasthur… (no, no es broma, son logos de bandas de verdad). Hubo varias bandas que, tras sus primeros discos, empezaron a “modernizar” su sonido, y consecuentemente modernizaron su imagen utilizando nuevos logos… dos ejemplos de “antes” y “después”:

Mucho acusaron a estas bandas de “venderse”, de ponerse comerciales… tanto por el cambio musical como el de imagen. Hubo un caso en especial que recuerdo con algo de tristeza, el cambio de logo/imagen/sonido mas incomprendido y rechazado de la historia del metal:

Mi banda favorita de todos los tiempos (Rush, por si no lo habían notado aún) siempre ha tenido un logo distinto y ha usado una fuente característica en cada álbum… y las fuentes están disponibles en un fabuloso pack para PC cortesía del sitio Power Windows, el The Rush Font Project:

Bueno, y que tiene que ver todo esto con la ciencia cognitiva? Mucho, pues: hace algunos días salió publicado un paper en la revista Cognition sobre las fuentes, el que fué abordado por dos de nuestros héroes: Jonah Lehrer en un comentario titulado “The Educational Benefit of Ugly Fonts”, y Dave Munger en una pieza titulada “The Revenge of Comic Sans”.

La tesis del artículo (disponible aquí), titulado “Fortune favors the BOLD (and the Italicized): Effects of disfluency on educational outcomes” no deja de ser sorprendente: el uso de fuentes feas o difíciles de leer puede favorecer la retención de la información. Les traduzco el abstract:

“Las investigaciones anteriores han mostrado que la falta de fluidez o disfluencia (disfluency) -la experiencia subjetiva de dificultad asociada a las operaciones cognitivas- conduce a un procesamiento más profundo. Se realizaron dos estudios que exploran la medida en la que este procesamiento profundo generado por la disfluencia puede conducir a una mejora del desempeño en la memoria. El Estudio 1 encontró que la información presentada en fuentes tipográficas difíciles de leer era recordada de mejor manera que la información presentada de manera legible en un ambiente controlado de laboratorio. El Estudio 2 extiende este hallazgo a las salas de clase secundarias. Los resultados sugieren que cambios superficiales en la presentación de los materiales pedagógicos pueden producir mejoras significativas en los resultados educacionales.”

El hallazgo descrito realmente va en contra de todo lo que suponíamos, tanto estética como cognitivamente… siempre supusimos que a menor sobrecarga cognitiva, mejor desempeño, pero este estudio echa por la borda esa idea: un texto de biología o filosofía es leido más cuidadosamente y los lectores recuerdan mejor sus detalles cuando este es presentado en una fuente fea o difícile de leer, más que cuando el texto está formateado adecuadamente y presentado en una fuente legible.

En realidad el hallazgo no es tan contraintuitivo (a mayor dificultad, más esfuerzo y por ende mejor performance) pero la sola idea de tener que leer un paper en Comic Sans o Papyrus me da dolor de guata. Esto no significa que tengamos que echar a la basura el formato APA y empezar a diagramar textos a lo David Carson, pero si significa que los esfuerzos por hacer los materiales pedagógicos claros y agradables a la vista pueden ser ligeramente contraproducentes en el largo plazo…

El otro día vi un documental sobre la fuente más popular y omnnipresente (y shuper) de todas: Helvética. Creada en 1957 por Max Miedinger, esta fuente se tomó el mundo del diseño por asalto y hoy en día está presente en todas partes, por los atributos que “proyecta”: modernidad, simpleza, neutralidad, e incluso (según algunos de los entrevistados) responsabilidad y seriedad.

Muchos diseñadores critican la hegemonía de esta fuente… señalando que es “como el aire, como respirar”, está en todas partes. Algunos teóricos postmodernistas precisamente critican el culto a la uniformidad y la falta de creatividad e individualidad de los diseñadores que siguen usándola en todo.

¿Puede este estudio ser el inicio de una nueva ola de diseño con fuentes grunge? Claude Garamond, sacúdete en tu cripta!A todo esto, nótese que en la elaboración de nuestro Journal of Tercera Cultura, utilicé 3 fuentes: Helvética (Logos e índice), Myriad Pro (títulos, subtítulos y párrafos iniciales) Garamond (textos)… quizás debí usar la comic sans… o no?

Para seguir leyendo y aprendiendo:

– Biografía de Claude Garamond (1490-1561), tipógrafo francés (bellamente ilustrada)

– Un COMPLETÍSIMO directorio sobre la escena tipográfica chilena (con múltiples links a fuentes gratuitas y los sitios de sus creadores)

– Un posteo del blog Garabatitos, con 15 tips para elegir un tipo ilegible (con ejemplos) y el posteo complementario en el blog Letritas, 15 tips al elegir un buen tipo de texto.

– El excelente blog de Esos Tipos de la UTEM

– El sitio oficial de Daniel Hernández, destacado diseñador tipográfico chileno (y Ruiztaglino!) responsable de una de las fuentes chilenas mas pulentas ever: la Pincoya Black (onda disco style, yeah!)

– El sitio oficial de David Carson (el de “legibilidad no es comunicacion”, y responsable de algunas carátulas de Nine Inch Nails)