“El 10% de los chilenos tiene ingresos promedio que superan los de Noruega, mientras que los ingresos del 10% más pobre son similares a los de los habitantes Costa de Marfil. La gran mayoría tiene, en promedio, menos ingresos que los angoleños. Pese a que el PIB de Chile superó los 200.000 millones de dólares el año pasado, los niveles de desigualdad demuestran que no basta con el crecimiento para alcanzar el desarrollo.”

En esta segunda parte de nuestra trilogía sobre la Educación en Chile y el Movimiento Estudiantil (parte 1 aquí), invitamos al economista Andrés Zahler (@andres_zahler) para conversar sobre el problema de la desigualdad en Chile. El Índice de GINI y la mala distribución del ingreso en Chile, el crecimiento económico del país, políticas públicas, el Chorreo, la ley de Zipf, Pareto y las power-function, y la diferencia entre el capitalismo pro-mercado vs. el capitalismo pro-empresa…  todo al ritmo de Rodrigo & el Cuarteto de Córdoba y Mad Season.

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LINKS:

Artículo de la BBC, “Lo que oculta la riqueza de Chile” (extracto):

Chile es el país latinoamericano mejor ubicado en el ranking del Índice de Desarrollo Humano (IDH) de la ONU, en el puesto 44. Pero la mayoría de su población, de acuerdo al estudio del académico, se compara con los ingresos de Angola, ubicada en el puesto 146 del IDH. “Si comparas a Chile con Uruguay por ingreso per cápita, Uruguay es más pobre. Pero la mayoría de los uruguayos vive mejor que los chilenos. Porque al incluir el ingreso de los más ricos en Chile el promedio sube, pero no revela que buena parte de la población no se ve beneficiada”, explicó Zahler Torres.

Un par de tablas sobre la percepción respecto a la injusticia del sistema, y por qué los pobres son pobres, extraidos del informe “Redistributing Income to the Poor and the Rich: Public Transfers in Latin America and the Caribbean

Diferencias del índice GINI con y sin el 10% de los mas ricos (fuente)

¿Qué es el Índice de Gini?

Un par de artículo nuestros sobre la desigualdad en Chile: “La desigualdad nos iguala” de Carlos Tromben y ¿¿¿Qué es un sueldo #reguleque??? de Martínez.

El manifesto de la Izquierda Darwiniaina, de Peter Singer

Y el artículo original de Andrés Zahler, publicado en CIPER:

Hace unas semanas, la prensa local tituló que en 2010 el PIB de Chile superó los 200.000 millones de dólares, equivalente a un ingreso per cápita como el de Hungría –unos 12 mil dólares–, lo que nos acerca el umbral del desarrollo. Sin embargo, al mismo tiempo, un reciente informe de la OECD indica que Chile ostenta un triste último lugar en este grupo de países en cuanto a desigualdad. ¿Vale la pena preocuparnos de la desigualdad si ya tenemos un ingreso promedio como el de Hungría? ¿Viven la mayoría de los chilenos como el promedio de los húngaros? Cuando tenemos una desigualdad extremadamente elevada, como en Chile, surge el problema de que el ingreso promedio es un indicador que no refleja lo que Chile realmente es.

Una forma de entender cómo vivimos los chilenos y por qué los promedios no reflejan bien nuestra realidad es ordenar a nuestra población en 10 grupos iguales, de acuerdo a su ingreso per cápita promedio, y comparar el PIB per cápita de cada grupo con el de un país que tiene un ingreso similar. Al hacer esa comparación el resultado es impactante y refleja que, en la realidad, existen dos Chiles.

En primer lugar, solo dos de los 10 grupos –un 20% de la población chilena– siquiera se acerca a un ingreso per cápita equivalente al de Hungría. El 10% más rico (primer grupo) de los chilenos vive de hecho como en un país muy rico. El ingreso promedio de este grupo (más de $60.000 dólares per cápita, en términos comparables) es superior al promedio de Estados Unidos, Singapur y Noruega. El segundo grupo, (segundo 10% más rico), vive levemente mejor que Hungría, con ingresos similares a Eslovaquia y Croacia, países de ingreso medio-alto. Este 20% es el Chile que vive bien o muy bien.

El otro Chile, que es la gran mayoría del país, vive en un país de ingreso medio o, lisa y llanamente, en un país de ingreso bajo. En efecto, el tercer 10% de la población vive como el promedio de Argentina y México. El cuarto grupo como Kazajstán. Todavía nos queda el 60% de la población. Allí nos encontramos con ingresos equivalentes al de Perú en el 5º grupo; similar a El Salvador en el 6º grupo; Angola en el grupo 7; Bután y Sri Lanka en el 8º; similar a la República del Congo (9º); y, finalmente, similar a Costa de Marfil en el 10º grupo. En la práctica, el 60 % del país vive con ingresos promedio peores que Angola. Este es el Chile de la mayoría, nos guste o no.

Además, cuando hay mucha desigualdad puede ocurrir que a pesar de tener un ingreso promedio superior al de otro país, la mayoría de la población viva peor. Si, por ejemplo, nos comparamos con Uruguay, Chile tiene un ingreso promedio 7% más alto. Sin embargo, el 80% (más pobre) de los chilenos tiene entre un 8% y un 11% MENOS de ingreso que el mismo 80% en Uruguay! ¿Por qué, entonces, Chile tiene un mayor ingreso per cápita? Porque el 20% más rico es mucho más rico que en Uruguay (un 23% más).

Los datos presentados nos muestran que es importante mirar más allá de los promedios. Que alcanzar el “desarrollo”, es un objetivo encomiable, pero implica que al llegar a la meta al menos el 60% del país va a estar aún MUY lejos de ella. Es un imperativo a no dar la espalda a nuestra estructura económica, en extremo desigual, y a tomar medidas para enfrentarla. Esto no quiere decir que no importa promover el crecimiento económico y los aumentos de productividad. En lo más mínimo. Pero sí quiere decir que cuando existen estos Chiles tan distintos, las políticas que efectivamente empujen igualdad de oportunidades reales tienen un valor muchísimo mayor que en otras partes, donde la sociedad se beneficia de reglas parejas y oportunidades relativamente similares desde la cuna.