Remis ha encontrado un fascinante artículo sobre música y lágrimas en el Wall Street Journal, que explica porqué Adele nos hace llorar. Nos animamos con una traducción.

Anatomía de una lacrimógena

por Michaeleen Doucleff (scientific editor at the journal Cell)

El domingo por la noche, se espera que la cantante y compositora británica Adele barra con los premios Grammy. Tres de sus seis nominaciones son por su éxitoso “Rolling in the Deep” [Nota del traductor: efectivamente Adele consiguió los seis]. Pero es su balada “Someone Like You”, la que se ha elevado casi a un estatus de icóno en poco tiempo, debido en gran parte a su poder sobrenatural para provocar lágrimas y escalofríos en los oyentes. La canción es tan famosa por inducir el llanto que “Saturday Night Live”, realizó recientemente un sketch en el que un grupo de compañeros de trabajo toca la melodía para que todos puedan tener una lloriqueda conjunta.

¿Cómo se explica la magia de la canción de Adele? A pesar de que la experiencia personal y la cultura juegan un papel preponderante en las reacciones individuales, los científicos han descubierto que ciertas características de la música que son consistentemente asociadas con la producción de fuertes emociones en los oyentes. Combinados con conmovedoras letras y una voz poderosa, estas estructuras pueden enviar señales de recompensa para nuestro cerebro que rivalizan con cualquier otro placer.

Hace veinte años, el psicólogo británico John Sloboda llevó a cabo un sencillo experimento. Pidió a los amantes de la música identificar los pasajes de las canciones que de forma fiable iniciaban una reacción física, como las lágrimas o la piel de gallina. Los participantes identificaron 20 pasajes desencadenantes de lágrimas, y cuando el Dr. Sloboda analizado sus propiedades, surgió una tendencia: 18 de ellos contenían un dispositivo musical llamado apoyatura.

Una apoyatura es un tipo de nota ornamental que choca con la melodía apenas lo suficiente para crear un sonido disonante. “Esto genera tensión en el oyente”, dice Martin Guhn, un psicólogo de la Universidad de British Columbia, quien co-escribió un estudio de 2007 sobre el tema. “Cuando las notas vuelven a la melodía prevista, la tensión se resuelve, y se siente bien”.

Los escalofríos generalmente descienden de los oyentes en estos momentos de resolución. Cuando se producen varias apoyaturas una junto al otra en una melodía, se genera un ciclo de tensión y liberación. Esto provoca una reacción aún más fuerte, y es entonces cuando las lágrimas comienzan a fluir.

”Someone Like You”, que Adele escribió con Dan Wilson, está salpicado de notas ornamentales similares a apoyaturas. Además, durante el estribillo, Adele modula un poco su tono al final de las notas largas justo antes de que el acompañamiento vaya hacia una nueva armonía, creando mini montañas de tensión y resolución, dice el Dr. Guhn.

Para obtener más información sobre la fórmula para hacer una canción lacrimógena, hace unos años el Dr. Guhn y su colega Marcel Zentner encontraron fragmentos de las piezas musicales de Mendelssohn “Trío para piano” y Barber “Adagio para cuerdas”, por ejemplo, que de forma fiable producían escalofríos y luego midieron las reacciones fisiológicas (frecuencia cardiaca, sudoración, piel de gallina) de los oyentes.

Encontraron que los pasajes provocadores de piel de gallina comparten al menos cuatro características.

  • Empiezan suave y de repente alcanzan una voz más alta.
  • Se incluye la entrada abrupta de una nueva “voz”, ya sea un nuevo instrumento o la armonía.
  • A menudo implica una expansión de las frecuencias de la canción. En un pasaje de Mozart (K. 488), por ejemplo, los violines saltan una octava para hacerse eco de la melodía.
  • Por último, en todos los pasajes figuran desviaciones inesperadas de la melodía o la armonía. La música es más probable que produzca un hormigueo de la columna vertebral, en definitiva, cuando se incluyen sorpresas en el volumen, el timbre y el patrón armónico.

“Someone Like You” es un ejemplo de manual. “La canción comienza con un patrón suave y repetitivo”, dice el Dr. Guhn, mientras Adele mantiene las notas dentro de un estrecho rango de frecuencias. La letra es nostálgica, pero sobria: “I heard that you’re settled down, that you found a girl and you’re married now”. Todo esto configura un estado de ánimo sentimental y melancólico.

Cuando entra en el coro, la voz de Adele salta una octava, con notas con un volumen cada vez mayor. La armonía cambia, y las letras se vuelven más dramáticas: “Sometimes it lasts in love, but sometimes it hurts instead”.
Cuando la música de repente rompe su patrón esperado, nuestro sistema nervioso simpático se pone en alerta, nuestros corazones se aceleran y empezamos a sudar. Dependiendo del contexto, podemos interpretar este estado de excitación como positivo o negativo, alegre o triste.

Si “Someone Like You” produce una tristeza intensa en los oyentes, ¿por qué es tan popular? El año pasado, Robert Zatorre y su equipo de neurocientíficos de la Universidad McGill informaron que la música emocionalmente intensa produce la emisión de dopamina en los centros de placer y recompensa del cerebro, similares a los efectos de la comida, el sexo y las drogas. Esto nos hace sentirnos bien y nos motiva a repetir el comportamiento.

Midiendo  las respuestas de los oyentes, el equipo del Dr. Zatorre encontró que la piel de gallina correlacionaba con la cantidad de dopamina liberada, aun cuando la música fuera muy triste. Los resultados sugieren que mientras más emociones provoca una canción, ya sea deprimente o estimulante-, más la ansiamos.

Con “Someone Like You”, Adele y el Sr. Wilson no sólo diseñaron una perfecta canción lacrimógena, sino que también tropezaron con una fórmula para el éxito comercial: dé rienda suelta a las lágrimas y escalofríos con pequeñas sorpresas, una voz llena de humo y letras conmovedoras, y luego siéntese y deje que la dopamina nos haga regresar por más.