Los Juegos Olímpicos Londres 2012 me han encantado. Sobre todo por el uso de la música de Carros de Fuego, una de mis películas favoritas de la infancia, producida por el insuperable David Puttnam. Lo que más me ha llamado la atención de la delegación chilena es que dos de nuestros deportistas más fuertes: Denisse van Lamoen y Tomás González, compiten en dos especialidades que eran cubiertas por un juego que me hizo perder dos años completos de mi vida (1989-1990), Hyper Sports, la secuela de Hyper Olympic, uno de los más famosos videojuegos arcade de la historia. En dicho juego efectivamente había salto de caballete y disparo con arco. Rebuscando en mis archivos inmemoriales, di con un texto que escribí sobre Hyper Olympic para un portal de Internet en 2000 y que nunca vio la luz, pero pertenecía a una serie en que daba cuenta de los arcades clásicos de la Era Dorada de los Videojuegos (1978-1983 app.). Se los dejo.

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Hyper Olympic o como romper una máquina

Nunca hubo un juego más bochinchero que este. Imagínense, cuatro jugadores agarrando a palos el pobre gabinete, y varios mirones haciendo apuestas sobre quien sacaba los mejores resultados. No me cabe duda de que el momento top del Delta 1 fue cuando se instaló esta coin-op frente a la entrada, un poco a la derecha, en 1985. Si, le digo, con que había que hacer cola para jugar. Al igual que con las mesas de ping-pong de los centros juveniles (parroquiales y comunales, universitarios y deportivos) iban saliendo los más maluendas, siendo reemplazados por aspirantes a campeones que hacían su práctica con los botones de la máquina del lado (ya nadie más metió una ficha en el demodé Elevator Action, Taito, 1983). Entonces, cuando llegaba tu turno, debías esforzarte al máximo, golpear lo más rápido posible los pulsadores para correr (a la derecha e izquierda), y tras tamaño trabajo, estar fresco y natural para dar el toque de gracia apretando el boton de “acción” (el del centro, que servía para saltar y arrojar).

Ideado por la división americana de la Konami en 1983, Hyper Olimpic se llamó en EE.UU. Track & Field, nombre que acá en Chile nunca conocimos, pues sólo llegaron las máquinas japonesas, con ese nombre más internacional. Fue el primer arcade que usó botones hammer (para “martillar”). Además fue el inicio de una larga serie de juegos deportivos en los que se especializó la compañía (descontando Video Hustler, el primer juego de pool que databa de 1981), como Super Basketball (1984), Ping Pong (1985), o Blades of Steel (1987); y que hoy se continúa en versiones actuales y nuevas practicamente en todas las plataformas (en su página corporativa se puede ver que incluso han llegado a un acuerdo de apoyo mutuo con ESPN).

Como primer juego hammer que fue, Hyper Olympic nos obligó a preocuparnos más de cómo le pegábamos a los botones que de la pantalla. Sus seis pruebas en estilo Decatlón (cien metros planos, salto largo, lanzamiento de la jabalina, ciento diez metros vallas, lanzamiento del martillo y salto alto) exigían todas apretar rápidamente los “runs” (con la sola excepción del martillo donde sólo se apretaban para coordinar el giro del player y quedar en buen ángulo horizontal para arrojarlo justo en el máximo de velocidad, 1500 cm/seg). Así que cada uno tenía su propio estilo, practicado no sólo en la máquina aledaña, sino también sobre cualquier superficie, como bancos de colegio, cabeceras de asientos en las micros, cuadernos, mesas y un cuantuay. No era raro ver escolares en actitud autista tamborileando concentrados en los paraderos o los bancos de las plazas.

Las técnicas en cuestión iban desde el simple palmetazo alternado, hasta el “temblor epiléptico” (que consistía en ponerse tieso y hacer temblar todo el cuerpo con los dedos apretados sutilmente contra los malditos botones), pasando por el elegantísimo “mariposa” (se simulaba un hombrecito corriendo con el índice y medio de cada mano, y los más caperuzos lograban hacerlo hasta con los cuatro dedos que no son el pulgar). Eso sin contar el doping, usando algún rotor (como los ventiladores que vendían en el Panamtur cercano de Enrique Foster con Apoquindo). Pero, para que el artilugio funcionara primero había que soltar los pulsadores, operación que exigía desatornillarlos mientras no miraba el guardia de azul. Aún así, ninguna maquinaria superaba al hombre y no recuerdo que alguien haya destronado a los Jessie Owens del Hyper Olympic con tan malas artes.

De hecho hubo un jugador que no logró jamás ser vencido, y que, en la pantalla de acreditación (porque este fue uno de los primero juegos donde uno ponía sus tres iniciales desde el principio) firmaba USA. USA era un mito, USA era una leyenda. Llegara uno a la hora que llegara al Delta 1, siempre estaban ya sus récords (porque, además de todo, en este juego cada prueba registraba récords propios), resplandecientes e inalcanzables (recuérdese que los récords se borraban todos los días al cerrarse el local y apagarse las máquinas y el trajín del día). USA era lejos el más veloz corredor, hacía menos de 8.60 en los cien metros planos, y más de 2.55 en el salto alto. Nunca me topé con él, y hasta creo que nadie sabía quien era. Como en Sam el Rey del Judo todos decían haberlo visto, y el resto se hacía pasar por él (a más de algún purista vi pegándole un cachamal al avispado que usara furtivamente las iniciales sagradas).

A veces me pregunto quien sería, y tengo serias sospechas de que en realidad era el mismo guardia de azul y bigotes que tan celosamente cuidaba la dichosa maquinita. A veces también me pregunto dónde habrá quedado ella; en los Diana del paseo Ahumada aún sobrevive su secuela (Hyper Sports, 1984), pero de la original ni la sombra. Tantas veces la vi en reparaciones debido a los malos tratos de los jugadores, que quizá en una de esas murió definitivamente. Quizá espera alojada en un viejo galpón, que una nueva generación de quinceañeros buenos para girar cuadernos como pelotas de básquetball, e imitar beats de batería la rescaten, sólo para volver a ver destruidos sus botones en poco tiempo.

Bonus Tracks:

La compañía japonesa. Culpable de 3 esguinces digitales y que me quitaran el seguro de accidentes en el cole.

El salto largo. Si se saltaba justo en la línea blanca y con 42º se podía hacer el máximo posible (9,72 mts). Nótese el parecido del primer player con Mario.

La canción: Carros de Fuego de Vangelis en una vintagesísima versión midi.

Y la versión original… una maravillosa cámara en travelling: