“En 1918, Earnshaw’s Infants’ Department (una revista para los profesionales de ventas detallista) explicaba que ‘la regla generalmente aceptada es que el color rosado es para los chicos y el azul para las chicas. La razón es que el rosado, que es un color más decidido y más fuerte, es más adecuado para un niño, mientras que el azul, que es más delicado y exquisito, le queda más bonito a las chicas’. Por eso (…) Cenicienta (1950) y Blanca Nieves (1937) visten azul, en los dibujos animados de Disney” (OECD, 2012).

¿En qué momento las cosas cambiaron?

“La ropa de género neutral siguió siendo popular hasta aproximadamente 1985. Paoletti recuerda ese año porque se ubica claramente entre los nacimientos de sus hijos, una niña en 1982 y un niño en 1986. ‘De repente, no se trataba sólo de azul, se trataba de un azul dominante como un oso de peluche que sostiene un balón de fútbol’ dice ella. Los pañales desechables se fabricaban en color rosa y en color azul. Los test de embarazo fueron una de las razones para el cambio. Los futuros padres conocían el sexo de su bebé antes de nacer y luego se iban de compras para chicas o mercancías para chicos. (“Cuanto más se individualiza la ropa, más se puede vender”, dice Paoletti.) La moda del rosado se transmitió de durmientes a sabanas de cuna y artículos caros como cochecitos, asientos de automóviles y juguetes de montar. Los padres pudientes posiblemente podrían decorar para su primer bebé, una niña, y empezar todo de nuevo cuando el próximo hijo fuera un niño” (Maglaty, 2011).