Hace muchos días que queríamos publicar algo en torno a WikiLeaks. Por eso le pedimos a Víctor Herrero (periodista y master en Asuntos Internacionales de la Universidad de Columbia), quien nos acompañó en el episodio 12 del PodCast, que nos apañara. Esto es lo que escribió.
Wikileaks, Somaleaks, Niahiks
Por Víctor Herrero
Wikileaks tiene todas las ventajas del cristianismo y del copete, pero ninguno de sus defectos.
Las masivas revelaciones –más de 250.000 documentos nada menos– reafirman la sempiterna sospecha que tenemos la gente de a pie de que los gobiernos y las grandes corporaciones, en especial las del imperio en decadencia, nos ocultan algo, que nos mienten. En su versión más radical, esta sospecha imagina reuniones secretas en salones oscuros para avanzar el poder de una pequeña y desconocida casta de hombres en armaduras o corbata. Los templarios, los masones, las cofradías de universidades de elite como la Skull & Bones de Yale, ahora con Dan Brown también los Illuminati, y claro tampoco han faltado los judíos. En su versión más benigna es simplemente el Yanqui maquinando para avanzar sus intereses comerciales y políticos.
Wikileaks es el neo-soma de nuestra sociedad: nos hace felices en el sentido que confirma nuestro escepticismo hacia el poder y la autoridad y, más importante aún, ratifica nuestra fe en que las nuevas tecnologías son efectivamente transformativas, que las redes sociales (la venerable web, Facebook, Twitter y un largo etcétera) suponen un cambio paradigmático en la forma en que nosotros, los de a pie, nos relacionamos con los de arriba.
Como el soma original de Aldous Huxley, Wikileaks tiene las ventajas del cristianismo (fe pura en las redes sociales y conocimiento del mal : léase los poderosos mal intencionados) y del alcohol (borrachera: ¡Estamos en control! ¡Destapamos la maldad! ¡Somos –nosotros y nuestras extensiones tecnológicas—imbatibles!). Y ninguna desventaja. En este mundo nuestro no necesitamos ya salir a protestar al frontis de la embajada de Estados Unidos y exponernos a gases lacrimógenos y palos. Basta con hacer clic en “Me Gusta” de una cuenta Facebook que denuncia la intromisión gringa en asuntos internos. El activismo y enojo político ahora se expresan con un emoticon. Es un mundo perfectamente feliz.
Pero casi nada de todo esto es cierto, porque hay un pequeño problema: las revelaciones de Wikileaks no son revelaciones. Algunas muestras. Cables diplomáticos estadounidenses enviados desde Santiago de Chile dicen que el conflicto mapuche en la Araucanía se ha exagerado y que los medios chilenos, tildados de “conservadores” en la misiva, han exagerado ampliamente la cobertura de hechos violentos ocurridos en el sur. ¿En serio? Hasta ahora nunca se me había ocurrido.
Otros cables indican que los diplomáticos estadounidenses en Kabul consideran que el gobierno afgano de Hamid Karzai está carcomido por la corrupción. ¿En serio? Cualquiera que lea algo de prensa internacional sabe esto hace años.
Otro más indica que los representantes de Washington en Beijing sospechan que las autoridades chinas intervienen el buscador Google en ese país. ¿En serio? Creo que la primera vez que leí sobre eso en un periódico cualquiera fue hace seis o siete años.
Ah, bueno, pero está el cable sobre Bachelet que dice que nuestra ex mandataria podría haber catalogado a la presidenta argentina Cristina Fernández como “inestable” (o a su gobierno o a Argentina, en realidad no queda claro). Pese a los desesperados intentos de La Tercera y El Mercurio de elevar esta no-noticia a estatus de crisis diplomática bilateral, lo cierto es que nadie en los círculos de poder en Buenos Aires o Santiago perdió ni un minuto de sueño sobre ello. Lo que sí podrían haber temido son, en el caso de Buenos Aires, revelaciones sobre el Caso AMIA o el de la mutual judía (dos mortales atentados que podrían tener conexiones internacionales que pasan por el Medio Oriente), o en el de Santiago, nuevos antecedentes sobre envíos internacionales de armas en los años 90 o sobre el papelón diplomático del gobierno de Lagos cuando fue, junto a Estados Unidos, el único país del hemisferio en reconocer un gobierno golpista venezolano que en 2002 sacó por un par de días a Hugo Chávez del poder.
En 1971, el New York Times sacó una serie de artículos que se conoció como “Los Papeles del Pentágono”. El gobierno de Nixon trató de impedir su publicación con amenazas abiertas y veladas y recurriendo a la Corte Suprema. Pero el diario neoyorquino prosiguió y contó la historia de cómo durante años la Casa Blanca le había mentido a los ciudadanos estadounidenses sobre la Guerra de Vietnam, cómo había ocultado el uso masivo del químico napalm, los ataques aéreos a la vecina Laos y cómo había tratado de no dejar rastro y de negar la masacre de My Lai en 1968, en la que soldados estadounidenses asesinaron a unos 500 habitantes civiles de un pequeño pueblo rural. Esas sí son revelaciones crudas. Nadie envió un emoticon a la redacción del diario en signo de aprobación o enojo por las revelaciones, pero miles de personas marcharon frente a la Casa Blanca y las embajadas de Estados Unidos alrededor del mundo y las conversaciones de paz de ese año en París fracasaron porque los diplomáticos de Washington habían sido desnudados frente a sus interlocutores de Vietnam del Norte.
En fin, hay tres grandes lecciones que deja el episodio Wikileaks y la fe ciega en el poder de las redes sociales. La primera es que, en el campo del activismo político y social, hemos sustituido ensuciarnos la ropa en las calles por un movimiento del Mouse (como ya lo anunciara Malcolm Gladwell). La segunda es que si de verdad queremos fiscalizar a los poderosos se necesita algo más que miles de cables inofensivos de burócratas del Departamento de Estado que están obligados a reportar cualquier cosa (recuerde el episodio Bachelet). Lo que se necesita es investigación en profundidad, chequeo, contra-chequeo, equipos profesionales enteros dedicados a ello. Julian Assuange entendió algo de esto, de lo contrario no hubiera pasado con meses de anticipación todo el material a cuatro prestigiosos medios escritos del mundo (New York Times, Der Spiegel, The Guardian y El País). De hecho, probablemente la mayoría de la gente que ha leído algo acerca de las revelaciones de Wikileaks lo hizo a través de medios tradicionales y no en el sitio www.wikileaks.org. Y la tercera lección es que la masividad (que forma parte del ADN del mundo neo-virtual de hoy) es enemiga de la calidad.
Cuando los primeros estudiosos del cristianismo reunieron material para dar a conocer en un libro la buena nueva, sabiamente limitaron su longitud. Las primeras biblias fueron en pergamino desplegable, pero la Biblia de Gutenberg tenía 973 páginas. Si el Nuevo Testamento hubiese tenido 250.000 páginas, ¿se habría esparcido el cristianismo a la velocidad que lo hizo? ¿Habría acaso gente que de verdad se daría el trabajo de leerla?
Bueno, a falta de un verdadero soma, igual nos queda un consuelo. Como decía Bertrand Russell: “Es mucho el placer que se puede obtener del conocimiento inútil”.
8 comments
Emiliano Navarrete says:
Dic 16, 2010
Y no es joda (sobre la última cita), lo que vino hacer Wikileaks es confirmar lo obvio y bajar los humos de las teorías de la conspiración.
Muy buena entrada, como siempre.
Poeta says:
Dic 16, 2010
Otra mirada, es muy interesante:
http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-158734-2010-12-16.html
Saludos totales
Martin Gonzalo says:
Dic 16, 2010
No creo que Wikileaks haya sido creado para “cambiar” algo, más bien es solo una herramienta de transparencia o desenmascaramiento.
Siguiendo la línea de la argumentación de Lula para entregar su apoyo al proyecto Wikileaks, en el sentido que no es el medio, sino que quienes dijeron o actuaron mal los culpables de lo que se informa. Asi mismo no podemos esperar que el medio produzca efectos distintos que los de informar; son quienes se informan a traves de él los que tienen que actuar y ojalá haciendo más que un click en “me gusta”, ya que efectivamente se siente sabor a soma.
Exequiel Ulloa says:
Dic 16, 2010
La verdad a mi no me parece tan asi el asunto, esa actitud de “esto ya se sabia” honestamente me molesta, respeto que puedan tener esas consideraciones, Sin embargo el que alguien se la juege (mas alla de si es por fama o por lo que se quiera), por entregar informacion que es confidencial, que puede minar relaciones internacionales, etc. Pero es como si consideraran que es algo normal, que no les molesta, es la apatia mas aberrante que se puede tener, no creo que podamos hacer el gran cambio, es cierto, pero con documento en mano es otro el cuento, mucho se puede decir o creer pero mientras no estubieran esos 250.000 documentos, esas sospechas eran nada.
Ahora el papel de wikileaks es importante, pero el cambio es mas infimo y pequeño al que se cree, a mi ver lo que va a pasar es que el hombre de a pie, tiene el poder de ser informado y obviamente abra mas quienes quieran entregar informacion, lo de wikileaks es un paso.
El Corpus más grande del mundo, by GOOGLE | TerceraCultura.cl says:
Dic 17, 2010
[…] Índice USLD ← Wikileaks, Somaleaks, Niahiks […]
Alexe_Drago says:
Dic 19, 2010
¿Es broma, cierto?
Es que ni me creo que alguien con un “master en asuntos internacionales” no nombre el caso “Couso”. Destapado por wikileaks, y que es de máxima importancia poh.
Más que “master en asuntos internacionales” parece “experto en redes sociales” como los tilda lun. No hay un solo analisis de que las redes sociales -primero por la comodidad inherente a su forma- tiende a ser un reflejo de los pueblos. En europa se han organizado muchas marchas pasando un mensaje de texto, y que terminaban con un “Pásalo”…
En Santiago ya se obtuvo un relativo exito con la marcha por la termo, dónde sus llamados fueron desde tuiter…
¿Lentos, y no se abarca todo? SI, rotundamente. Pero es parte del aprendizaje. No se puede pretender que todo el mundo -la población- salga a protestar porque AHORA tiene papeles que les confirman las sospechas.
Y su “Master en relaciones internacionales” dice un parco: “¿Y eso quién no lo sabía?” Pucha, menos más que es “Master….” Si no entienden la diferencia entre lo que se rumorea -muchas noticias, por ejemplo, del bloqueo de China a Google, SON RUMORES, no se tiene constancia, forma oficial de saberlo.
Wikileaks, esta haciendo esa posta. De darle más fuerza y decir que son cierto algo que se ha rumoreado por tiempo….
“Master… ” oye, mejor que su master nos diga dónde sacó ese master que lo obtuvo sin reflexión.
Mal.
Daniel Muñoz says:
Dic 28, 2010
Nada.
El fondo del artículo es acertado. Lo de Wikileaks no constituyen revelaciones particularmente importantes y, en la gran mayoría de los casos, ni siquiera constituyen “revelaciones” propiamente tales, en tanto, efectivamente, la mayoría habían sido ya confirmadas o inferidas con anterioridad. Esta opinión está ya bastante extendida, por lo visto, y me la voy topando cada vez con más insitencia. Por ejemplo,
http://blogcritics.org/politics/article/wikileaks-revelations-not-really-all-that/
http://www.payvand.com/news/10/dec/1064.html
http://www.physorg.com/news201968039.html
El ejemplo del caso de Couso no demuestra ningún impacto político o social particularmente relevante de Wikileaks: el caso había sido reabierto antes de estas filtraciones y la familia confirma sus sospechas. Ellos están indignados, claro. Pero no se han demostrado intervenciones ni se han presentado cargos aún al respecto. No han cambiado las relaciones entre USA y España al respecto ni pareciera que el sistema judicial español vaya a colapsar por ello. Si algo hace este ejemplo es, precisamente, confirmar lo que dice Víctor, en el sentido de que el impacto de Wikileaks no se acerca al de revelaciones políticas importantes, como en el caso de los papeles del pentágono, que, efectivamente, incidieron en negociaciones políticas importantes y en el debilitamiento interno del gobierno del país más poderoso del mundo, ni más ni menos.
Finalmente, creo que el punto de Víctor no es que las redes sociales no sirvan para difundir informacion y concertar la acción social coordinada (que es lo que pasó en el caso de las termoeléctricas), sino que están en muchos casos reemplazando las formas de acción social tradicionales. En ver de marchas, dislikes masivos.
Episodio 11: El sueño de las tortugas azules says:
Ene 6, 2011
[…] – http://diplomadocm.antroponet.com/ – Wikileaks, Somaleaks, Niahiks: http://terceracultura.cl/2010/12/wikileaks-somaleaks-niahiks/ […]