El presente artículo nos fué enviado por nuestro amigo Bernardo Pino, quien -esperamos- se nos una como colaborador estable en el blog. Que les aproveche!
La Pirotecnia Cognitiva está de moda.
Bernardo Pino Rojas
En el campo de investigación conocido como el de la Interacción Humano-Computador (HCI), específicamente con relación al “diseño de tecnologías centradas en el humano” (Human-centered Technologies), el psicólogo James Gibson es conocido por haber caracterizado la noción de affordance.
La contribución de Gibson tiene como punto de partida la década del 60, y se enmarca dentro de lo que se ha denominado un enfoque ecológico de la percepción. Según Gibson, el organismo que percibe debe ser entendido como un agente activo capaz de coordinar sus propias capacidades de acción o de movimiento con la información disponible en el entorno inmediato. Como este potencial para la acción difiere para organismos con distintos tipos de cuerpos, lo que se asume es que distintos tipos de organismos son capaces de seleccionar distintos aspectos del entorno, constituyéndose así la noción de affordance en tanto “oportunidades de acción”.
Un ejemplo bastante recurrente hace alusión a las puertas, especialmente si se consideran como objetos cuyo diseño presenta oportunidades para abrirlos o cerrarlos “fácilmente” de determinadas maneras, y no de otras. Adicionalmente, estos “recursos externos” pueden incluir diversas superficies que pueden servir de apoyo; objetos que pueden ser manipulados; objetos que sirven de alimento, e incluso otros animales que propician interacciones de diverso tipo. En resumen, las affordances del ambiente tienen que ver con lo que este ambiente le ofrece al organismo, para bien o para mal, como se puede apreciar en la imagen de la manilla, donde el mensaje parece (“push”) entrar en conflicto con el diseño del objeto.
La importancia que tiene la investigación de Gibson en el ámbito de la Interacción Humano-Computador, en particular, y en la interacción entre humano y tecnologías en general, es el desafío que sus hallazgos representan para el diseño y uso de tecnologías. El objetivo, entonces, para los que se dedican a esta actividad sería el de diseñar tecnologías que favorecen, de manera inmediata, oportunidades de acción orientadas a la mejor interacción posible.
Podemos decir que lo que se ha planteado hasta ahora constituye un ejemplo, de entre una amplia gama de evidencia disponible, del tipo de trasfondo experimental sobre el cual también se funda el diseño de las tecnologías educativas. No importa si se trata de dispositivos manipulables física o virtualmente, la idea es proporcionar tecnologías que propicien “la mejor interacción”, en los contextos que sean relevantes. De hecho, la noción de affordance entendida como oportunidad de acción para el ser humano no sólo puede estar fundada biológica/ambientalmente, como lo plantea Gibson, sino que también perceptualmente, como lo ha planteado el psicólogo cognitivo Donald Norman. En este último caso, la noción tendría un carácter más convencional, pero igual o más relevante que el primero, como lo muestra la segunda imagen de los controladores deslizantes (donde deslizarlos es la acción que constituye la affordance del diseño).
Ahora, hablando en términos mucho más generales, el modelo de generación de nuevas tecnologías se podría resumir de la siguiente manera: Una vez que la ciencia ha descubierto las fuerzas y causas que subyacen a un fenómeno que nos resulta familiar, quienes participan en el ámbito del desarrollo tecnológico puede manipular esa información para producir nuevos fenómenos y cambiar el mundo en el que vivimos. Esta es una relación provechosa, porque mientras la ciencia se dedica a explicar, la Tecnología, como quehacer práctico, se dedica a explotar los hallazgos científicos.
Este modelo de aplicación de los hallazgos científicos en el terreno de lo práctico funciona muy bien en muchas áreas, pero no en todas. En TESOL (Teaching of English to Speakers of Other Languages) esto no suele funcionar de manera fluida, al menos como un proceso de trasferencia directo e inmediato. Como lo ha señalado Henry Widdowson, distinguido teórico en al campo de lingüística, la ciencia puede explicar la realidad, por ejemplo, en términos de la relatividad, la mecánica cuántica, la termodinámica y el electromagnetismo. Y a partir de ese tipo de explicaciones se sigue el desarrollo de productos tecnológicos como la televisión, el computador, el DVD o las bombas nucleares. Pero la situación no es la misma en TESOL.
Aún cuando el desarrollo de la tecnología se basa en un quehacer científico, el objetivo de la actividad científica es conseguir una descripción abstracta de alguna parte de la realidad. Estas descripciones resultan sorprendentes y atractivas porque son objetivas, se apoyan en la evidencia empírica y son predecibles.
En términos bien simples, sin importar quien sea uno, si se hace tal cosa, otra cosa ocurre como consecuencia de la primera. Y si se hace la misma cosa de nuevo, los mismos resultados van a tener lugar. Una y otra vez, todo el tiempo. PERO bajo ciertas circunstancias. Y ahí es donde está el problema dice Widdowson.
Las versiones de la realidad sobre las que funciona la ciencia son abstracciones que pueden ser replicadas bajo condiciones controladas. Esto requiere que los científicos hagan caso omiso a muchos factores, y que los excluyan de toda consideración. Sin ir más lejos, esto es lo que ocurre en el ámbito científico conocido como la Adquisición de Segundas Lenguas (ASL). De hecho, lo que se suele ofrecer desde de este ámbito es una versión del aprendizaje, que también surge a partir de la omisión de múltiples factores relevantes.
En este sentido, no es infrecuente que los profesionales de TESOL reciban desde el ámbito científico de la ASL, algún producto tecnológico que promete resolver el problema del aprendizaje de idiomas. A los profesores se les ha dicho, por ejemplo, que el lenguaje se puede reducir a un conjunto de estructuras formales, y que por lo tanto el aprendizaje de un segundo idioma es sólo una cuestión de formación de hábitos inducidos por la repetición; también se les ha dicho que ciertos descubrimientos científicos han confirmado que los diversos aspectos del lenguaje son aprendidos de manera natural en cierto orden y no en otro, y que ese orden se puede materializar en una tecnología para la creación de sílabos. Y más recientemente, a los profesores de inglés se les invita a orientar su práctica docente hacia el aprendizaje inductivo con recursos docentes fabricados a partir de los hallazgos informados por la lingüística de corpus.
El reciente desarrollo de la tecnología computacional ha hecho posible llevar a cabo un proceso de observación científica a gran escala. La lingüística de corpus se realiza por medio de programas específicamente diseñados para recolectar y analizar enormes corpus [corpora] constituidos por muestras de algún lenguaje natural (hablado o escrito) “tal como este ocurre en la realidad”. Este análisis revelaría hechos acerca de la frecuencia y la co-ocurrencia de ítemes léxicos y gramaticales que no puede obtenerse por la sola introspección intuitiva o la elicitación tradicional de datos.
Sobre la base de ambos tipos de evidencia, el rol de las oportunidades de acción del ambiente y los hallazgos obtenidos por la lingüística de corpus, se ha llegado a plantear la necesidad de revisar todas las categorías existentes de la lingüística descriptiva. No obstante, aquella fuerte afirmación no parece del todo obvia. Por ahora, basta señalar las contradicciones que se han detectado entre lo que informa el análisis de corpus y el reporte de los hablantes nativos del idioma estudiado. Las intuiciones también son una fuente válida de evidencia. Por ejemplo, uno puede fácilmente hipotetizar que la palabra “baño” (o “caca”, si que quiere), probablemente por razones de etiqueta o lo que sea, tendrán poca incidencia en el registro computacional que se hace del lenguaje público, pero nadie puede negar que se trata de un término ampliamente conocido.
Del mismo modo, sigue pendiente establecer razones más convincentes para la explicación de los procesos cognitivos superiores sobre la base del rol constitutivo que pueden jugar los objetos y tecnologías extra-mentales. Pero, naturalmente, todo vale cuando se trata de comercializar un programa determinado de aprendizaje de idiomas extranjeros. Vender hipótesis llamativas es un buen negocio, incluso antes de tener la mínima idea sobre lo que puede o no puede ser constitutivo de los procesos cognitivos. La pirotecnia cognitiva está de moda.
1 comment
Especial Festival de Viña (parte 2): The Golden Years « Tercera Cultura says:
Feb 22, 2010
[…] De la misma manera González, Ohlsen & Rolle (2009:60ss) muestran cómo los años sesentas pasan la música casera del living (centrado en el piano) a la habitación juvenil (centrada en la guitarra), en un ejemplo musical de affordance. […]