Anoche volví a ver el documental “Mírenme a los Ojos”, sobre el destacado actor nacional Alberto Vega. Cito:

Durante seis meses, un equipo realizador siguió de cerca la difícil realidad del actor Alberto Vega, quien, desde hace tres años, padece del síndrome conocido como “Locked In” (Encerrado en sí mismo), tras sufrir un grave accidente en bicicleta en marzo de 2006, a la edad de 55 años.

Tras perder el equilibrio de su bicicleta, y al no llevar casco, su cara recibió de lleno el impacto contra el suelo. Múltiples fracturas faciales en su mandíbula, ojos, nariz y frente lo dejaron inconsciente en el pavimento.

No obstante, el daño más importante era interno. El golpe en su cabeza provocó un fuerte traumatismo en el sistema nervioso central, lo que derivó en un infarto cerebral.

Alberto perdió la capacidad de moverse, su cuerpo quedó absolutamente paralizado, salvos sus ojos. No sólo no volvería  a caminar,  ni a alimentarse por su propia cuenta. Tampoco  volvería a hablar. Vega estaba en la plenitud de su vida profesional; se desempeñaba como director y profesor de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica. Paradojalmente, también era profesor de voz.

Después del accidente, sólo podía mover sus ojos de arriba hacia abajo. Su capacidad intelectual no sufrió daño alguno, estaba encerrado en un cuerpo inexpresivo. Su mirada se transformó en su única posibilidad de comunicarse con el mundo exterior.

Muchos de sus amigos desaparecieron gradualmente tras el accidente. Algunos sólo lo visitaron un par de veces. Pero también hubo otros que lo acompañado fielmente en esta travesía silenciosa, entre ellos, los actores Cristián Campos y Elena Muñoz.

Alberto mantenía una limitada comunicación con su entorno a través de pequeños carteles con las letras del abecedario. Coincidentemente, a comienzos del 2009, se estrenó en Chile la película francesa “La Escafandra y la Mariposa”, que relata la historia Jean-Dominique Bouby, editor de la ‘Revista Elle’, quien padeció el mismo síndrome, debido a un repentino accidente vascular.

La situación de Vega cambió abruptamente, cuando un grupo de profesionales del Centro del Desarrollo de las Tecnologías de Inclusión, de la Universidad Católica (Cedeti), decidió ofrecerle la posibilidad de adaptarle un sistema computacional con lector de mirada. Alberto aceptó inmediatamente, pero hubo que recaudar fondos entre el gremio de los actores, amistades y dentro del ámbito de la Universidad Católica.

Los profesionales de Cedeti consiguieron traer a Chile un sorprendente computador. Su mayor cualidad es que éste podía ser controlado a distancia, sólo con la mirada.

Ahora Alberto y un multidisciplinario equipo de la Universidad Católica se enfrentaban el desafío de lograr que la máquina hable por él. Sin duda el proceso no ha sido fácil, desde la emoción que significaba el tener una oportunidad de volver a escribir, pasando por la angustia de las dificultades técnicas y operativas para programarlo a su mermada capacidad visual, hasta la felicidad de recuperar la tan ansiada libertad para trascender aquellas frías paredes de la habitación que lo enclaustraron durante tantos años.

Durante meses fuimos testigos de una de las historias de vida más bellas e impresionantes jamás documentadas por un equipo periodístico. Llenos de momentos de increíble felicidad, recogimiento y tristeza, en una lucha por salir adelante a pesar de las dificultades, incluso las más increíbles.

“Mírenme a los ojos” nos muestra un ejemplo casi heroico que, sin duda, será una inyección de fe, que nos habla de una lucha tan silenciosa como monumental.

Fuente: Canal 13

Si no ha visto este hermoso e inspirador documental, puede verlo en línea en este enlace.