por Fredy Núñez, invitado especial
Stephen Fry Kinetic Typography (Stephen Fry on Language) se titula este interesante video sobre normatividad. De cómo algunos autoproclamados “guardianes del lenguaje” intentan dictaminar los llamados usos “correctos” e “incorrectos” de la lengua. Un texto de caracteres animados que cuestiona la percepción de ciertos usos lingüísticos.
El diseñador gráfico Matt Rogers es un freelance australiano especializado en diseño web y visualización de datos. Se inspiró en uno de los capítulos del podcast de Stephen Fry, titulado “Language”, para crear este material que utiliza la técnica de la tipografía kinética. Stephen Fry, por su parte, es un actor, comediante y escritor británico. Ha publicado decenas de artículos de los más variados tópicos, y mantiene un sitio web repleto de hipermedios. Tiene, además, estudios previos en Letras. Esto, asumo, es la causa de sus acertadas intuiciones lingüísticas. Digo esto porque va casi contra el sentido común pensar que no existen en realidad “los que hablan bien” y “los que hablan mal”. Eso es, por lo menos, lo que la evidencia nos muestra.
Y qué manifiesto nos regala Fry. Un acierto en varios niveles.
Primero, porque introduce la idea de que el normativista no es capaz de disfrutar del lenguaje. Una preocupación excesiva por el punto, la coma y el acento, cuánto nos despista. Y no es que seamos inconscientes de la norma, pero la ansiedad por lo “correcto” no es solo perseguirse la cola, sino una pérdida irreparable de gozo. Cuando nos casamos con el enfoque descriptivo, en realidad estamos declarando nuestro secreto amor por las palabras, y por su frágil apariencia.
Otro aspecto notable es cómo Fry interpela a los “guardianes del lenguaje”. Más, se va en picada contra ellos. Los llama “pedantes” y “perdedores semieducados”. Una innecesaria exageración, pensarán los más misericordiosos. Sin embargo, detrás del ataque explícito se nos regalan las sabias palabras de Óscar Wilde: “I´ll leave you to tidy up the woulds and shoulds, wills and shalls, thats and whiches”. Un palmetazo en la espalda para los lingüistas. Habrá que fijarse con especial atención en el caso de “los sustantivos que se transforman en verbos”.
La analogía de vestir nuestro lenguaje es genial: “You slip into a suit for an interview, and you dress your language up too. You can wear what you like linguistically or sartorially when you’re at home or with friends, but most people accept the need to smarten up under some circumstances.” Lo importante es la capacidad para entender cuándo es pertinente o no algún uso lingüístico.
Finalmente, lo más impresionante del texto es que jamás nos lanza el ladrillo de la teoría. Es decir, habla sobre norma, registro, variantes diastráticas, enfoques normativo y descriptivo, etc, y nunca las nombra ni sistematiza. Tiene una claridad asombrosa que bastante se aleja del tan referido gran pecado del lingüista: Nos encanta la discusión bizantina. Es que Fry lo pone facilito: “Context, convention and circumstance are all”.
Por otra parte, sobre la tipografía kinética hay mucho que decir. Además de la belleza, por cierto, de contemplar los movimientos de Helvética en un cuadro de texto dinámico (todo animado con After Effects de Adobe), los caracteres parecen capturar el significado con el que cargan algunos rasgos suprasegmentales. Y eso es lo que nos interesa particularmente. De cómo una tipografía es capaz de expresar emociones o posiciones ideológicas. Una cosmovisión, a fin de cuentas. Por ejemplo, la intensidad se materializa en caracteres light para la menor potencia, y en caracteres bold o black (negritas) para cargar la voz. Además, para dar cuenta de la entonación se utilizan caracteres altos o bajos (minúsculas y mayúsculas), o bien se alteran los puntos (tamaño). Estos alcances también reciben el nombre de “escalados.” El interlineado y el interletrado, finalmente, son importantes para evidenciar las pausas.
Todo esto nos brinda una experiencia auditiva y visual muy completa. Es impresionante que los grafemas sostengan un recurso expresivo tan potente como éste. Los lingüistas también deberíamos ser buenos tipógrafos. Interactuamos constantemente con esta dimensión del Diseño.
Para cerrar, manifiesto mi esperanza en que ya caerán las innumerables instancias de discriminación lingüística que el normativismo provoca. Pero es difícil, porque desde hace ya tanto tiempo que está instalada la supuesta norma culta como “hablar y escribir a la usanza de los varones más doctos.” Más aún cuando la lucha por “lo correcto” se enarbola por el bien de una supuesta “claridad”. Tanta falacia junta. La adecuación lingüística es la clave. Y con esto no estoy descubriendo la pólvora.
Aportazo el de Matt Rogers y Stephen Fry. Bienvenidos al maravilloso mundo de la Gramática Descriptiva.
5 comments
Manuel Álvarez says:
Abr 9, 2011
Es curioso como todas estás creaciones vienen casi siempre del mundo anglosajón.
Gran post.
Manuel Álvarez says:
Abr 9, 2011
Es curioso como estas creaciones casi siempre vienen del mundo anglosajón.
Muy buen post.
Silvia Senz Bueno says:
Oct 3, 2011
Gracias. La primera vez que veo relacionadas mis dos aficiones/profesiones en un documento (magnífico).
(S. Senz, de http://addendaetcorrigenda.blogia.com/ y http://deeditione.blogspot.com/ )
Daniela Lauria says:
Oct 4, 2011
¡Genial! Gracias por compartirlo. Saludos desde Buenos Aires.
Soledad Chávez Fajardo says:
Oct 4, 2011
¡Excelente, Scott! Estoy de acuerdo con Fry, es más, comparto su tesis. Coseriu explicita muy bien eso de los ‘correcto’ y ‘no correcto’ y lo mal que se ha entendido y extendido este punto (en un ensayo de 1990 que te podré enviar. En final es espantoso, ya verás, pero eso es harina de otro costal). La idea general (y en eso se une con Fry) es que la corrección implica poder manejarse y hacerse entender (en efecto, el ‘anti-efecto-Babel) y no como ‘hablar bien o mal’: ¡es la codificación! o una universalización que, inevitablemente es impuesta, arbitraria y siempre bajo la elite de fondo (Pensemos en ucronías: ¿Qué hubiera sucedido si la corte no estuviera en Madrid sino que en Cádiz o Jerez? Es la pregunta que se hacen los lingüistas históricos hoy, ya que antes de ‘esa norma’ dieciochesca monárquica y centralista…había muchas normas…bueno, como siempre). Hay que pensar la lengua como un gran edificio (sí, como esos que se construían para la mnemotecnia) y ver que hay pilares, niveles, escalas, cuartos, divisiones y la manera de usar el lenguaje es dónde te instales y qué hagas. En otras palabras: terminar el maniqueísmo en la lengua (a lo Nietzsche: superar el conflicto primordial y estar por sobre). ¡Un abrazo, amigo mío!