CAVEAT: POR FAVOR, CONSIDEREN ESTE POSTEO MÁS COMO UNA EDITORIAL QUE COMO UN POSTEO TRADICIONAL.
band-wagon, n.
A large wagon, capable of carrying the band in a procession. Freq. fig., as of one conveying a ‘band’ of usu. successful (political) leaders. Hence to climb, hop, jump, etc., on the band-wagon , to join in what seems likely to be a successful enterprise, to strive to join the winning side. (Oxford English Dictionary).
Quizá no exista mejor imagen sobre eso que DON Luis Santibáñez bautizó en Chile como “el carro de la victoria” que la primera secuencia de Underground de Emir Kusturika. En ella, los dos personajes principales de la película vuelven de una empresa exitosa en un carromato de medio pelo, disparando al aire y seguidos de una banda de bronces y percusiones de punk gitano que interpretan Kalashnikov de Goran Bregovic. Según la Santa Wikipedia, el carro de la victoria (en inglés bandwagon, “el carro de la banda”) es un carro alegórico que en los desfiles lleva a los músicos y al que, en el siglo diecinueve se subían subrepticiamente quienes querían participar del éxito, sin haber participado del esfuerzo (“When I once became sure of one majority they tumbled over each other to get aboard the band wagon”, T. Roosvelt).
El Bandwagon Effect, esto es, el aumento de probabilidad de que un individuo adopte una postura o punto de vista en la medida en que dicho punto de vista es adoptado por más individuos, resulta uno de los temas más interesantes de esa nueva línea de investigación de las Ciencias Cognitivas que son los comportamientos grupales o colectivos (cf: Goldstone & Janssen, 2005) y, desde nuestro punto de vista, explica en gran parte un fenómeno asociado a los movimientos sociales de este 2011 –en particular los estudiantiles– y tantos “viejos” que se han, literalmente “subido al carro de la victoria”. Cómo explicarse si no, la proliferación de agentes sindicales (el presidente del Colegio de Profesores como antonomasia), políticos concertacionistas (con Tironi a la cabeza) y rectores de universidades de la CRUCh y privadas que no solo “ven con buenos ojos” al movimiento, sino que además le prestan ropa y lo asumen como “algo que nosotros veníamos diciendo desde hace años”. Perdónemne (y perdónenme las lectoras y lectores de este blog, suelo no hacer análisis desde la guata), pero eso es una patudez sin nombre. Yo realmente creo que, más allá de las peticiones concretas del movimiento, lo que estamos experimentando como país es una “querella de los modernos contra los antiguos”, algo de mayor alcance que la chimuchina (por importante o relevante que sea) educacional: una pasada de cuentas de las generaciones post-dictadura a la manera de administrar el sistema y convertirnos en el mainstream, de quienes hoy tenemos treinta años o más. Lo dije hace unos días en FaceBook: quien no entienda estos movientos también como un ajuste contra nosotros, los “viejos vinagres”, está desenfocado. Y lo que resulta es que uno ve a los mismos viejos vinagres que son el blanco de la azonada actual, prendiéndole velitas al movimiento. ¿Saben lo que deberían hacer? Poner las barbas en remojo. Mientras el enemigo común sea Piñera y LNFG, todo bien. Pero quiero ver a esos mismos viejos vinagres que somos nosotros cuando las demandas globales o locales empiecen a cuestionar nuestro lugar en el sistema.
Esta subida al carro de la victoria de nosotros los viejos, al hermoso movimiento de los jóvenes, me recuerda un momento memorable de Martín Rivas, donde don Dámaso Encina (personaje conservador como pocos en la historia de las letras chilenas) se da asquerosamente vuelta la chaqueta:
“Hombre, ¿qué es lo que hay? -preguntó don Fidel a dos hombres que a la sazón pasaban corriendo.
Que el pueblo ha ganado y el coronel Urriola se ha tomado la Artillería dijo uno de ellos.
-¡Viva el pueblo! -gritó el otro.
–¡Viva! -gritó don Dámaso, que siempre estaba por el vencedor”.
Hace algunos días, en el mismo FaceBook, uno de mis contactos citó a Piñera recientemente en la ONU:
“En las últimas semanas han sido miles los jóvenes chilenos que han salido a las calles a manifestarse en favor de una causa noble, hermosa y legítima como es una educación de calidad para todos, que les permita ser protagonistas y no meros espectadores de esta sociedad del conocimiento y la información”.
Muchos de sus contactos vilipendiaron a nuestro Presidente diciendo que era un oportunista, que siempre encontraba la manera de salir ganando, que era un hipócrita, etc. Los invito –nos invito– a mirarnos a nosotros mismos, a los treintones, cuarentones, cincuentones, ¿no estamos haciendo –en el fondo– lo mismo que el Jefe de Estado? Este movimiento NO nos pertenece, querernos adueñar de él, pretender que él representa nuestras propias demandas individuales o gremiales es un aprovechamiento sin nombre. Sinceramente espero que me vengan a cortar la barba, como escribí hoy en mi estado:
“Tuve una profunda y extensa conversación con mi amigo Víctor. Defendí que finalmente nuestra generación (la que fue veinteañera en los noventas) NO merece ningún crédito en los movimientos sociales de hoy día. Éramos unos Cobardes, con “C” mayúscula. Al saco con nosotros, nosotros somos el verdadero *enemigo*, no merecemos subirnos al “bandwagon” o al “carro de la victoria”.
Dejo mi “barba” disposición, si me la cortan lo tengo más que merecido.
9 comments
Thomas Venegas says:
Sep 28, 2011
No te veo con barba en tu foto
Ricardo Martinez says:
Sep 28, 2011
Esa foto es de hace como tres años, créeme que ahora sí tengo 🙂
paz arias says:
Sep 28, 2011
Puede ser que se estén subiendo al carro profesor, pero debe reconocer que alguno de esos veiteañeros de los noventa ayudan o ayudaron en cierta medida al movimiento… Está bien eso de no adueñarse de la lucha o intentar moverse al costado de los jóvenes, pero tenga claro una cosa, con todo respeto, las revoluciones no so propiedad de una generación, sino de la suma de ellas… Hay causas que trascienden edades y edades que luchan a destiempo. Lo importante es luchar sin empañar.
Ricardo Martinez says:
Sep 28, 2011
I like <3
tomas bradanovic says:
Sep 29, 2011
Ah que buena oportunidad me das para descargar mi furia reaccionaria. No me molesta tanto que los viejos se traten de subir al carro de la victoria, pero si que crean que hay alguna victoria. Ese discurso de los “chiquillos inteligentes” me tiene chato, han sido brutos hasta decir basta, se han creado daño irreparable a si mismos y hasta a los más vivos que no comulgan con su “movimiento” han trabajado en beneficio de otros dejándose arrastrar de la manera más tonta por intereses que no solo les son ajenos sino contrarios (los de los malos profesores), han perdido todo, menos la vergüenza.
No me molesta que sean giles, yo mismo era igual de gil y petulante a esa edad. Tampoco me molesta que protesten, joven que no protesta ni se cree pillo no es joven. Lo que me pudre es escuchar a profesores viejos, babosos, hablando de la “habilidad política” de los jóvenes que tienen “acorralado” al gobierno y que son “más inteligentes, más valientes, más honestos, mas´… (llene la línea de puntos, yo diría más H.) que lo que fuimos nosotros.
Ah que peste, cuando los que debieran dar el ejemplo se creen menos que un mocoso estamos fritos, los pobres cabros se engrupen y entran en realimentación creyéndose el cuento. Cuando no tengan un papi que los financie y tengan que agachar el moño para poder almorzar se van a dar cuenta como los cagaron una pandilla de viejos gallinas que no se atrevieron a decirles las cosas como son.
Ah, ese fue mi arenga octogenaria, que viva Labee y Marcó del Pont, Dios bendiga a los monarcas por derecho divino al Cardenal Medina y a la Señora Lucia, listo, con eso me siento mucho mejor.
Ricardo Martinez says:
Sep 29, 2011
jajajaja, te pasaste!!! LOL
Nacho says:
Sep 29, 2011
A mi personalmente me gusta que se unan en ciertas cosas los mas viejos, para mi la sociedad no se construye solo en base a jóvenes, si se quieren hacer cambios de verdad, todos deben participar, para mi un paso adelante es cuando hasta la abuelita se cuestiona lo que pasa.
Ojalá pueda llegar a viejo sin pensar como Bradanovic.
hector says:
Sep 29, 2011
Bradanovic sufre de estrés post guerra y está con una aguda ansiedad pre apocaliptica… Tengan cuidado, porque no son cuadros virales.. se contagia por simple lectura y pobre discernimiento.
Victor says:
Oct 3, 2011
aquí Víctor, el amigo al que Ricardo hace alusión. Se te olvidó decir, Negro, que yo NO estaba de acuerdo con tu análisis. Primero, muchos de nuestra generación no somos tan viejos como para ser los padres (biológicos) de los jóvenes que ahora están en la calle. Más bien somos como los hermanos mayores, los hermanos del primer matrimonio que terminó en divorcio. Es verdad que la nuestra no fue una generación de acción en términos generales, pero también es verdad que fuimos la primera generación en Chile en irse a vivir solos sin casarse, en irse a vivir con la pareja sin pedir permiso, los primeros en dejar de lado la homofobia, en tener amigos gays y no hacer diferencia, los primeros en salir en masa a mochilear a Bolivia y Perú (volviéndonos menos provincianos), en fin. Como dice un comentario anterior, nada surge esponáneamente en un vacío. Tampoco creo que nadie se esté subiendo al carro de la victoria, porque, como decía alguien más aquí, todavía no existe tal victoria. Lo de Piñera es patético y lo de la Concertación también. Pero en los 90 fuimos muchísimos los jóvenes que NO votamos por la Concertación (Max Neef, cura Pizarro, voto nulo, no inscribirse) por lo tanto difícilmente podríamos tener paternidad o complicidad con un sistema al cual muchos jamás suscribimos.