Vuelvo de un fin de semana del más tranquilo desenchufamiento y veo que está la escoba. Parece que el ministro de la Corte Suprema nombrado por la CONFECH y el integrante del Consejo de Seguridad Nacional que designa el Colegio de Profesores quieren arrancar con los tarros de nuevo, cambiando el significado de las palabras para lavar la imagen de su sector.

Eh… momento. Ya. De nuevo, esta vez con café:

Parece que el Consejo Nacional de Educación, entre cuyos integrantes se encuentra un juez y un general del Ejército, decidió reemplazar las referencias a la dictadura de Augusto Pinochet en los textos escolares por la frase régimen militar. La decisión fue respaldada por el ingeniero comercial y economista Harald Beyer, recientemente designado Ministro de Educación, quien justifica la medida argumentando que régimen militar es un concepto “más general” que dictadura.

Pareciera tener toda la razón Beyer en ese punto: régimen militar parece ser un concepto más general que dictadura, tal como ser humano es más general que mujer, o mueble es más general que escritorio.

Pero el polivalente administrador de empresas está mal si piensa que eso constituye un argumento. Como dijera Wolfgang Pauli, Beyer está tal mal que ni siquiera alcanza para estar equivocado. Lo que dijo es un simple non sequitur.

No se puede andar por la vida utilizando términos cada vez más generales sin cambiar lo que la gente entiende y producir consecuencias nefastas. Pero Beyer y el CNED ya lo saben a la perfección. De hecho, están contando con ello.

Para entender qué es lo que pasa aquí, recurramos al análisis componencial, una antigua técnica de la semántica estructuralista. El análisis componencial postula que las palabras (o lexemas, para ser un poco más técnico) no son unidades semánticas atómicas o indivisibles, sino que están compuestas de una serie de unidades mínimas de significado que se denominan semas.

Así, el significado de un lexema es la suma de sus semas. (Para ser más preciso, eso es el significado denotativo o “significado de diccionario” de un lexema. También existe el significado connotativo, tema que trata el colega Martínez aquí).

Con un ejemplo todo esto se aterriza rápidamente. Tomemos el lexema matar. Se puede decir que está compuesto de tres semas, los cuales se señalan entre corchetes:

Matar
[ + causar un cambio de estado ]
[ + estado de muerte ]
[ + paciente es tercero ]

El signo más indica que el sema está presente. Al contrastar distintos lexemas, se puede marcar la ausencia de un determinado sema con un signo menos. Eso es lo que pasa con el verbo suicidarse:

Suicidarse
[ + causar un cambio de estado ]
[ + estado de muerte ]
[ – paciente es tercero ]

Los primeros dos semas de matar y de suicidarse son idénticos: [ + causar un cambio de estado ] y [+ estado es muerte ]. La diferencia está en que en matar, el paciente –la persona cuyo estado se cambia– no es la misma persona que provoca el cambio de estado (conocida como el actor); en suicidarse, sí es la misma persona.

Pasando a la nueva forma de escribir textos escolares, veamos cómo se puede analizar componencialmente el lexema dictadura:

Dictadura
[ + administración de un Estado ]
[ + poder absoluto ]
[ – legitimidad ]

Una dictadura es, sin duda alguna, una de las tantas formas de administrar un Estado. Lo que tiene una dictadura de particular es que ejerce el poder absoluto dentro del Estado, una característica innegable de la administración del Estado chileno bajo Pinochet, en la cual se disolvió el Congreso, se prohibieron los partidos políticos y se controló a la población mediante el terrorismo del Estado.

El otro sema que se puede observar en dictadura es [ – legitimidad]. En el sentido más amplio, un gobierno legítimo llega al poder mediante elecciones populares no fraudulentas; cualquier otra vía es ilegítima.

¿Qué pasa con régimen, entonces?

Régimen
[ + administración de un Estado ]
[ + poder absoluto ]
[ – legitimidad ]

Sin duda, régimen parece ser “más general” que dictadura, cosa que se vuelve aún más patente al eliminar por completo los semas que no están presentes en el lexema. Así, quedamos con:

Régimen
[ + administración de un Estado ]

Al elegir la palabra régimen para los textos escolares, Beyer y el CNED han borrado lo negativo de la dictadura de Pinochet, resumido muy escuetamente en los semas [ + poder absoluto ] y [ – legitimidad], los cuales no están presentes en régimen.

Así, el mensaje que los textos van a comunicar a los escolares es: “El régimen de Augusto Pinochet fue tan legítimo y tan poco absolutista como el de Pedro Aguirre Cerda, Eduardo Frei Montalva y Michelle Bachelet”.

Como salta a la vista, régimen no es simplemente una palabra “más general” que dictadura, es una palabra que tiene un significado totalmente distinto.

Veamos otro ejemplo de lo que pasa cuando se usan términos “más generales” como si fueran sinónimos de las palabras que reemplazan:

Violar
[ + relaciones sexuales ]
[ + con violencia o amenazas ]

Tener sexo
[ + relaciones sexuales ]
[ + con violencia o amenazas ]

Efectivamente, se puede tratar violar como un caso especial de tener sexo: se distingue de este último lexema por contener el sema [ + con violencia o amenazas ]. El acto sexual está presente en ambos. Dicho al revés, se puede afirmar que tener sexo es más general que violar.

Y en un sentido muy limitado, un sentido absolutamente técnico, es cierto eso.

Lo que no es cierto es lo que argumenta Beyer implícitamente: que el término más general puede reemplazar al más específico. De lo contrario, El Tila pasa a ser un mero latin lover, y la dictadura de Pinochet pasa a ser un gobierno más, esencialmente idéntico al actual o al de Lagos.

Pero eso lo saben a la perfección. De hecho, están contando con ello.