El otro día, mientras conversábamos unas cervezas con Remis, le conté un sueño recurrente que tengo: me gano el Loto y gasto una parte de la plata en el único gusto personal que me daría, tener un garage para mí solo y meterle una máquina de MAME con todos los juegos existentes, un flipper Eight Ball Deluxe, un bar con dispensadores de cerveza de barril de ocho tipos distintos (incluidas las Kross Stout y 5 y la Guinness Export de 8,5º) y un telón con Data para ver los partidos de la NFL y la NBA en el tamaño más grande posible.
Al día siguiente le comenté el mismo sueño recurrente a la Paloma Salas, a lo que me contestó: “ah, lo que tu quieres tener es una Man Cave!!”, algo que la Wikipedia en inglés define así:
A man cave, sometimes a mantuary or manspace, is a male sanctuary, such as a specially equipped garage, spare bedroom, media room, den, or basement. It is not a cave but rather a metaphor describing a room inside the house, such as the basement or garage or attic or office, or outside the house such as a wood shed or tool room, where “guys can do as they please” without fear of upsetting any female sensibility about house decor or design. Paula Aymer of Tufts University calls it the “last bastion of masculinity”.
La Paloma me agregó que lo que necesitaba eran posters de “minas”, y otras cosas propias de un taller o una vulcanización.
Bueno, como dice Sam Martin, en su libro Manspace: A Primary Guide to Marking Your Territory (2006), si Superman tiene la Fortaleza de la Soledad, y Batman la Baticueva, ¿porqué uno no va a tener su manspace o man cave?
Sindicadas como “las casas del árbol de los hombres adultos” tanto por Martin (2006) como por Wilser & Yost (The Man Cave Book, 19 de abril de 2011), las man caves son el último espacio en que la masculinidad parece poder extenderse a sus anchas en el mundo moderno dentro del espacio doméstico. Iniciadas en los años cincuenta en los garages, buhardillas y subterráneos, primero como lugares para las actividades de maestreo, en los sesentas mutaron a santuarios personales a los que iban a parar todas las cosas que no se permitían en otros lugares de la casa, como memorabilias de todo tipo y un cuantuay de chiches, posters, y trofeos.
Wilser & Yost (2011) indican que hay siete subtipos:
The Everyman Cave
La carne y las patatas. Estas son las man caves blue-collar, las cuevas funcionales, la intersección triunfante de la comodidad, la sencillez, y golosinas duramente ganadas.
The Collector Cave
El objetivo es acumular algún tipo de elemento más que nadie en el mundo. No importa lo que sea. Lo que importa es que usted tenga por lo menos 10.000 de ellos.
The Sports Cave
No es para observar deportes. Es para practicarlos. Que el equipo de cueva pueda dar cabida a los más duros retos deportivos conocidos por el hombre: billar, poker, rayuela y Xbox. Por supuesto, es también el lugar ideal para ver los juegos por TV.
The Gentleman’s Cave
Elegantes, estilosas, limpias. El tipo de cueva que realmente impresiona a las mujeres. Más whisky que cerveza, más de billar que fútbol, más Don Draper que Tim Allen.
The Bar Cave
Por fin. Usted ha encontrado la manera de integrar las dos grandes alegrías de su vida: su hogar y el bar local. Usted es simultáneamente camarero, dueño y visita.
Clutter as Art Cave
Disfrútelas Estas cuevas sabiamente mezclan cosas en un espacio reducido tanto como sea humanamente posible. Que con orgullo abren camino a una nueva estética, que se burla de principios obsoletos como “espacio “y “equilibrio”. Un deleite para los cinco sentidos.
The Odd, Cool, or Outdoor Cave
Estas cuevas son todo acerca de personalidad, personalidad, personalidad. Ellos hacen cosas diferentes. Algunos andan al aire libre, otros se atascan con el equipo de aviación, y los últimos están realmente hechos para parecer un honesto castillo.
Finalmente, el texto 2011 nos regala una tabla-joya que compara las man caves con las casas en el árbol y las guaridas adolescentes (lo que conecta, por cierto, al dueño de la man cave más famosa de los últimos años, Jason Segel, de I Love You Man; con su versión joven, Nick Andopolis de Freaks & Geeks, que tenía la suya también):
Orígenes de la Man Cave: La Casa en el Árbol
En realidad nada cambia en la vida. Salvo que que ganamos peso, perdemos pelo, orinamos más, leemos menos y, si somos honestos, a veces perdemos el interés por el sexo. Además de todo eso, nada cambia en la vida. La Man Cave no es más que una versión actualizada de la Casa del Árbol, o el Fuerte de la Adolescencia:
3 comments
manuel gatica says:
Abr 14, 2011
jajjajajaja
weníiiiiiiiiiiiiisimo.
si le ponemos un urinario de pared quedamos listos o una taza de baño como lo hubiera deseado al bundy.
El comparativo está supremo. Yo también tengo este sueño recurrente, de hecho, estoy ad portas de adquirir la máquina de mame por 300 lucas en san diego.
Saludos
Remis says:
Abr 15, 2011
La mía va a incluir:
– la mentada máquina MAME
– full sala de ensayo silenciosa (mesa mezcladora, multiples audifonos y batería electrónica, para llegar, enchufarse y ponerse a tocar sin meter bulla)
– home theater para ver mis conciertos de Rush y de Yes en BluRay
– un bergère con una mesita de café y una lámpara para sentarme a leer
– una cafetera esperesso de verdad con el molinillo al lado
– un minibar
– su tonta mesa de pool, al centro ^_^
guillermo says:
Abr 15, 2011
Casi me hiciste llorar, Martínez. Yo solo pido un espacio chiquito, donde nadie moleste.