La Fundación del Español Urgente / Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (Fundéu BBVA) sigue en las suyas, esta vez alcanzando un grado de ridiculez levemente mayor de lo normal. La institución de marras, proyecto común de un banco español y una agencia de prensa del mismo país, se dedica a crear y divulgar mitos sobre la manera supuestamente correcta de hablar en castellano.

En la última entrega de esta entidad, se asevera que cuando nos referimos a más de una persona gay, debemos escribir gais. Sí, tal cual: un gay, dos gais. Permítanme recalcarlo:

Juan y Pedro son gais.

El texto relevante reza así:

Es probable que este error se deba a que hay un grupo reducido de sustantivos y adjetivos terminados en -y que se han tomado recientemente de otras lenguas cuyo plural se forma convirtiendo la -y en i y añadiendo una -s, sin alterar por ello el sonido de la palabra: la y del singular y la i del plural se pronuncian igual (gay-gais o jersey-jerséis).

Resulta interesante constatar que Fundéu presenta la forma gais como un hecho establecido y universal: ¡recuerden que así se pluraliza “gay”, chiquillos! Porque nada podría estar más alejado de la verdad en el caso del castellano de Chile. Veamos cómo se pluraliza gay en la tierra de Neruda, Mistral y Bolaño, en la frase “hombres ____”:

Frase

Casos en páginas chilenas

“hombres gay”

“hombres gays”

“hombres gais”

233.000

2.320

89

Para sorpresa de nadie, la forma que los amigos peninsulares presentan como única alternativa para pluralizar gay en toda la lengua castellana —gais no existe en Chile para todo fin práctico: hay tan sólo 89 casos de su uso, muchos de ellos en textos no chilenos que se publicaron en medios nacionales (notas de agencias de prensa, documentos de ONG).

¡Habla como nosotros!

Así que ¿¡no queréis hablar nuestra lengua!?

Pero tampoco es de uso común la forma que Fundéu BBVA quiere eliminar: gays. Se constatan nada más que 2.320 instancias de su empleo en páginas chilenas.

La forma plural que manda es gay, con 233.000 casos de la frase hombres gay. Lingüísticamente, esto significa que en el castellano de Chile, gay es un singulare tantum: una palabra que mantiene su forma singular al pluralizarse. Este recurso gramatical –también conocido como plural invariable y plural en cero— es de uso bastante frecuente en el país, especialmente cuando se trata de extranjerismos.

Resulta notable que Fundéu BBVA ni siquiera sabe que existe el plural de gay que se emplea de manera casi exclusiva en Chile. Sinceramente no comprendo cómo es posible que, desde tan profunda ignorancia, estas personas se atrevan a emitir dictámenes sobre la lengua. Pero está más que claro a estas entidades españolas poco o nada les importa el castellano del 90% de los hispanoparlantes que vive en América y que habla variedades propias de la lengua, variedades que no son ni nunca han sido subordinadas al idioma de Madrid.

Lo anterior deja patente que las iniciativas de Fundéu BBVA, la Real Academia Española que le asesora, y las demás entidades que tan generosamente brindan “consejos amistosos” sobre el “uso correcto” del castellano –siempre en pos de la “unidad de la lengua”, claro está– tienen en realidad la nada de noble finalidad de lograr que los hispanoparlantes americanos se adapten a los caprichos lingüísticos ibéricos.

Este verdadero imperialismo lingüístico es una vulgar manifestación de un supremacismo eurocéntrico decimonónico que merece todo nuestro desprecio.

 

España quita las manos de nuestra lengua